Sud¨¢n, el hambre como arma de guerra
Powell y Annan viajan al pa¨ªs africano para pedir al Gobierno de Jartum que proteja a m¨¢s de un mill¨®n de desplazados
Jartum asegura que la situaci¨®n "est¨¢ bajo control". Que en Darfur no hay hambre, no hay malnutrici¨®n, no hay enfermedades. Pero la tozuda realidad se empe?a en contradecir esta afirmaci¨®n. Los ni?os de Darfur mueren de hambre a centenares. Las milicias progubernamentales de los Janjawid son acusadas de violaciones sistem¨¢ticas y saqueos. El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, asegura que la crisis de Sud¨¢n "roza la limpieza ¨¦tnica". Y las huidas masivas ya han dejado m¨¢s de un mill¨®n de desplazados internos y miles de refugiados al otro lado de la frontera oeste del pa¨ªs, en el vecino Chad.
A un pa¨ªs en el que seg¨²n sus autoridades no pasa nada llega ma?ana el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Ser¨¢ la primera vez que un secretario de Estado de EE UU visite ese pa¨ªs africano. Junto con Kofi Annan, ambos intentar¨¢n ejercer presi¨®n sobre el Gobierno de Jartum para que proteja debidamente a los entre uno y dos millones de civiles atrapados en el conflicto en el oeste del pa¨ªs.
Aunque no quiso calificar el problema de genocidio, Annan reconoci¨® en Ginebra que se est¨¢n cometiendo "cr¨ªmenes terribles" en Sud¨¢n y que, si no hay una respuesta del Gobierno, "el Consejo de Seguridad de la ONU deber¨¢ tomar medidas". No es para menos. Se trata de la mayor crisis humana del mundo. De una guerra oculta y olvidada.
El r¨¦gimen islamista de Jartum est¨¢ utilizando el hambre como un arma de guerra. As¨ª lo ratifica John Prendergast, analista del International Crisis Group. "El Gobierno usa el hambre para castigar a las rebeldes tribus africanas de Darfur". "El hecho de que el Gobierno niegue los hechos es parte de una campa?a por parte de las autoridades encaminada a convencer a los Gobiernos occidentales de que la historia del hambre en Darfur es un compl¨® occidental", relata el analista. "Negando que hay una crisis humana, el Gobierno de Sud¨¢n puede pasar a la fase dos de su campa?a de limpieza ¨¦tnica". La fase uno consisti¨®, en su opini¨®n, en echar de sus casas y sus aldeas a la gente. La fase dos est¨¢ dise?ada para usar el hambre y las enfermedades para acabar con el trabajo emprendido por las milicias Janjawid (cuya traducci¨®n ser¨ªa la caballer¨ªa).
Tanto el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) como la Cruz Roja Espa?ola (CRE) alertaron en Ginebra de que la regi¨®n de Darfur necesitar¨¢ ayuda humanitaria durante los pr¨®ximos 18 meses, ya que las poblaciones han perdido sus cosechas y todas sus fuentes de recursos. Seg¨²n declar¨® a este peri¨®dico desde Jartum Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, portavoz de la CRE, "con la actuaci¨®n inmediata intentamos evitar una gran cat¨¢strofe, pero la crisis humana ya se ha producido con la muerte de 10.000 personas en los enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas gubernamentales". "Que la ayuda llegue pronto es particularmente urgente", resalta Rodr¨ªguez, "ya que ha empezado a llover, lo cual va a complicar much¨ªsimo la distribuci¨®n" a causa del cierre de los accesos por los efectos del agua.
Por su parte, Patricia Dazin, jefa adjunta de Operaciones para el Cuerno de ?frica del CICR, explic¨® que Sud¨¢n ha sido un proyecto humanitario "cr¨®nicamente subfinanciado". "Hoy hay recursos gracias al impacto internacional de la crisis de Darfur, pero qui¨¦n sabe ma?ana y qui¨¦n sabe que ocurrir¨¢ con otros tantos conflictos africanos olvidados". Darfur, insisti¨® Dazin, es la oportunidad de que la comunidad internacional sepa que en ?frica hay "muchos conflictos de los que no se habla y millones de personas que piden ayuda humanitaria".
Desde mediados de los a?os ochenta ha habido violentos enfrentamientos entre las tribus ¨¢rabes n¨®madas y las tribus de agricultures negros. Los enfrentamientos comenzaron cuando los n¨®madas se desplazaron al sur huyendo de la sequ¨ªa hacia las llanuras de Darfur en b¨²squeda de agua para sus reba?os o camellos.
Desde el a?o pasado, una rebeli¨®n encabezada por las tres principales tribus negras de Darfur (massaleit, zaghawa y fur), que se sienten marginadas y abandonadas por los ¨¢rabes sudaneses que manejan el pa¨ªs, llev¨® al Gobierno de Jartum a armar una milicia de asalto contra la revuelta. As¨ª, una guerra civil, que ya dura 21 a?os, se ha recrudecido. Dos grupos rebeldes, el Movimiento Sudan¨¦s de Liberaci¨®n (SLM) y el Movimiento para la Igualdad y la Justicia (JEM), piden mejoras para la poblaci¨®n de Darfur. Sienten un abandono por el Gobierno y afirman que los ingresos que Sud¨¢n obtiene del petr¨®leo no benefician a la regi¨®n (tan grande como Francia) ni a sus habitantes. Estas demandas y el conflicto que generan tienen como tel¨®n de fondo el proceso de paz que desde julio de 2002 se desarrolla entre el Gobierno y el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n del Pueblo Sudan¨¦s (SPLA) de John Garang, el movimiento rebelde m¨¢s importante en el sur del pa¨ªs.
El proceso de paz parece ahora encontrarse en su fase final con el inicio ayer en Kenia de una ¨²ltima ronda de negociaciones entre los representantes del Gobierno de Sud¨¢n y de los rebeldes del sur del pa¨ªs para concretar un acuerdo de cese el fuego definitivo que ponga fin a m¨¢s de dos d¨¦cadas de guerra civil.
En Darfur, las disputas ancestrales que enfrentan a poblaciones sedentarias (no ¨¢rabes) y a grupos n¨®madas (¨¢rabes) por el uso de la tierra para pastos, no han hecho m¨¢s que agravarse con los recientes a?os de sequ¨ªa. En opini¨®n de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), "el Gobierno ofrece una lectura simplista del conflicto, present¨¢ndolo como un guerra entre ¨¢rabes y no ¨¢rabes en la que Jartum s¨®lo act¨²a como polic¨ªa", a pesar de estar desplegando efectivos militares.
En las principales ciudades y puntos cr¨ªticos de Darfur, el Gobierno utiliza a sus fuerzas represivas y aplica una pol¨ªtica de tierra quemada. Ha armado y equipado a los Janjawid, que en opini¨®n de MSF, han convertido los campos de refugiados de Darfur en "prisiones donde la poblaci¨®n vive aterrorizada" por una guerra sin nombre.
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