Industria del secuestro
En Latinoam¨¦rica florece la industria del secuestro. Colombia encabeza la lista con sus guerrillas, matarifes y delincuentes, que practican alg¨²n millar de abducciones al a?o. Pero abundan las alternativas. El secuestro con rescate de corta duraci¨®n, como quien saca dinero del banco, prolifera en Argentina con la crisis y el amparo de una polic¨ªa corrupta. Y otro tanto ocurre en M¨¦xico. En 2003 hubo oficialmente 532 secuestros, aunque fuentes independientes hablan de 3.000. En este ¨²ltimo pa¨ªs Espa?a se ha visto implicada. En los ¨²ltimos meses, tres espa?oles y dos con derecho a la nacionalidad figuran en el c¨®mputo, pero con el terrible desenlace de muerte a manos de los secuestradores.
La embajadora espa?ola, Cristina Barrios, hizo part¨ªcipe al Gobierno mexicano de su preocupaci¨®n, aunque ni siquiera en forma de protesta. Y, como v¨ªctima propiciatoria de la grilla -politiquer¨ªa- mexicana, el esc¨¢ndalo se ha hecho diplom¨¢tico. El ministro de Exteriores, Ernesto Derbez, pidi¨® a su hom¨®logo Moratinos que se siguieran los cauces reglamentarios -?de qu¨¦ reglamento habla?-, y el alcalde de la capital puso el grito en el cielo, sinti¨¦ndose afectado en sus ambiciones a la presidencia porque el Distrito Federal que ¨¦l gobierna encabeza esa escalada. Con lo que todo se ha vuelto un culpar al pr¨®jimo para desviar la atenci¨®n en v¨ªspera de elecciones. Entretanto, sestea en los cajones un proyecto de ley del presidente Fox que pretende unificar cuerpos de polic¨ªa e instaurar las vistas orales.
Fragilidad del Estado y una m¨ªsera remuneraci¨®n de la polic¨ªa son endemias que la democracia no logra erradicar en parte de Am¨¦rica Latina. Faltan leyes, educaci¨®n p¨²blica, servicios y una justicia independiente. Algo de lo que tambi¨¦n nuestro pa¨ªs tiene memoria reciente, pero esto no justifica que se busquen pretextos pol¨ªticos para no hacer nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.