Placeres
Hay quienes dicen que, desde hace una temporada no s¨¦ c¨®mo de larga, la Real Orquesta Sinf¨®nica de Sevilla funciona regular, y seguramente ser¨¢ cierto, pero en su ¨²ltima actuaci¨®n, los d¨ªas 24 y 25 de este mes, son¨® tan bien que fueron muchos quienes se emocionaron escuch¨¢ndola.
Despu¨¦s de la Sinfon¨ªa n? 1 de George Enesco, tocaron La canci¨®n de la tierra de Gustav Mahler, que fue la estrella del programa. He o¨ªdo decir que el director, Christian Badea, se comunica tan bien con la orquesta que se dir¨ªa que la hipnotiza; pero es que, adem¨¢s, Mahler se debi¨® hipnotizar a s¨ª mismo con esos poemas chinos tan bell¨ªsimos -es una l¨¢stima que los tengamos que leer a trav¨¦s de dos traducciones- y aprovechar ese trance para componer esa milagrosa sinfon¨ªa con la que logra rendir y seducir al p¨²blico. Como adem¨¢s La Sinf¨®nica se aplic¨® y respondi¨® con brillantez y el oboe fue magn¨ªfico, los aplausos fueron muy entusiastas. "Hasta el metal ha sonado bien", dijo alguien.
Los dos cantantes eran de primera, el tenor Ronald Hamilton y la mezzosoprano Petra Lang. Por la sensibilidad art¨ªstica que demuestran se comprende que han de sentir por dentro lo que cantan, ya sea el dolor de El solitario en oto?o o la vitalidad de Juventud; si tambi¨¦n se nota f¨ªsicamente, desde fuera, como ocurri¨® con Petra Lang que se transformaba con los temas de los poemas, entonces transmite ese sentimiento al p¨²blico que sonr¨ªe o se entristece embobado, abierto el apetito de llorar o respirando aire fresco en los pulmones.
Con un buen equipo se disfruta la m¨²sica, pero frente a la orquesta se est¨¢ m¨¢s atento, se ve lo que suena, el trabajo necesario, las ¨®rdenes del director, y el peque?o error acerca el sonido a la realidad y le presta vida. Un buen concierto es siempre un gran placer del que muchas personas pueden o podr¨ªan disfrutar. Por eso es tan importante iniciar a los ni?os en la m¨²sica. Si adem¨¢s se pueden leer los bellos poemas que cantan el placer es m¨¢s completo porque incluye la literatura. No estamos acostumbrados a los planes a largo plazo, pero descubrir otros placeres podr¨ªa acabar con los problemas de las botellonas. Aunque tambi¨¦n sean necesarios otros m¨¦todos a corto plazo.
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