El imperturbable Br¨¹ckner
El vestuario checo reverencia a su seleccionador, sobre todo los jefes, Nedved y Poborsky
El rostro imperturbable del seleccionador checo, Karel Br¨¹ckner, s¨®lo se altera ligeramente cuando advierte que ser¨ªa muy cruel que uno de sus tres jugadores amonestados -Nedved, Jankulovski y Ujfalusi- se perdiera la final en caso de ver hoy la tarjeta amarilla. "No me parece justo", advierte este t¨¦cnico de 66 a?os que aparenta algunos m¨¢s. Quiz¨¢ por ser tan extremadamente serio y estricto. La risa no parece acompa?arle nunca. Ni cuando le dicen que sus jugadores le consideran el mejor entrenador del mundo. Ni cuando le recuerdan sus grandes dotes de estratega del f¨²tbol de ataque. Ambas cosas son dadas por ciertas en el vestuario checo, que respeta much¨ªsimo a su entrenador, sobre todo los dos mandamases, Nedved y Poborky, por su habilidad para cambiar el curso de los partidos con los cambios sobre la marcha. Lo demostr¨® en los tres primeros encuentros, ante Letonia, Holanda y Alemania, cuando empez¨® perdiendo y supo mover sus piezas hasta ganar. El viejo t¨¦cnico, sin embargo, sabe que el acierto es la excepci¨®n: "Para un ser humano, lo m¨¢s natural es cometer errores".
Br¨¹ckner ama escuchar la m¨²sica cl¨¢sica de Mozart y de la violinista Vanessa Mae en su casa de campo de Olomouc. Es su forma de relajarse y de preparar las t¨¢cticas de sus equipos. Nunca sali¨® a entrenar de la antigua Checoslovaquia. S¨®lo dirigi¨® a equipos checos o eslovacos, y fue el seleccionador sub 21 cuando su equipo perdi¨® la final en Bratislava ante Italia en 2000. De ah¨ª que conozca perfectamente a muchos de aquellos muchachos que hoy triunfan en el primer equipo: Baros, Jankulovski, Grygera... "No esperar¨¢ que le diga c¨®mo vamos a jugar", replica el inexpresivo Br¨¹ckner poco antes de enfundarse un ch¨¢ndal rojo y salir a entrenar al estadio Drag?o. Lo hace sin apenas moverse m¨¢s all¨¢ de unos cortos paseos de pavo real. Ya no est¨¢ para meterse en los rondos de sus chicos y, como mucho, coge el bal¨®n y le da una patadita hacia arriba como se?al del comienzo del partidillo. Tal vez recordara su etapa de jugador: delantero centro del Olomouc, equipo en que empez¨® su carrera de t¨¦cnico a los 34 a?os.
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