Una vida alemana
Un d¨ªa de la pasada primavera, en una reuni¨®n en el domicilio berlin¨¦s del presidente del Partido Liberal (FDP), Guido Westerwelle, los dirigentes de la oposici¨®n democristiana (CDU/CSU) Angela Merkel y Edmund Stoiber, m¨¢s el liberal, se pusieron de acuerdo en presentar como candidato para nuevo presidente federal alem¨¢n al entonces presidente ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst K?hler. A pesar de ser uno de los alemanes que m¨¢s arriba llegaron en un organismo internacional, K?hler era un desconocido para la mayor¨ªa de sus compatriotas. El diario sensacionalista Bild Zeitung titul¨® sus cuatro millones de ejemplares en portada con un Horst (?Qui¨¦n?). El titular reflejaba el desconocimiento general sobre el hombre que desde el pasado 1 de julio desempe?a la suprema magistratura en Alemania.
Con la intenci¨®n de dejar claros su vida y pensamientos, K?hler concedi¨® una larga entrevista que, pocos d¨ªas despu¨¦s de su elecci¨®n, se public¨® en forma de libro
Un cerdo fue el factor desencadenante de la siguiente huida de los K?hler desde la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana a la otra Alemania, la Rep¨²blica Federal
Poco a poco, tras conocerse que la oposici¨®n le apoyaba y que contaba con votos suficientes para que la Asamblea Federal lo eligiese, retazos de su vida pasaron a ser de dominio p¨²blico: que ten¨ªa una hija de 31 a?os ciega y que su otro hijo, var¨®n, que hoy tiene 26 a?os, a los 17 le hab¨ªa hecho abuelo. Tambi¨¦n se hablaba de ¨¦l como de un jefe implacable y col¨¦rico que en una ocasi¨®n incluso hab¨ªa llegado a tirar un pisapapeles contra una puerta del Ministerio de Hacienda. K?hler lo niega y desaf¨ªa a que le muestren el agujero que dej¨® el pisapapeles en la puerta.
Una larga entrevista
Con la intenci¨®n de darse a conocer y dejar clara su vida y pensamientos, K?hler concedi¨® una larga entrevista que, pocos d¨ªas despu¨¦s de su elecci¨®n, se public¨® en forma de libro, titulado con una cita textual que refleja todo un programa de actuaci¨®n en la presidencia de Alemania: Quiero ser abierto y, en caso necesario, inc¨®modo. El libro saca a relucir la biograf¨ªa de un alem¨¢n que ha vivido en sus 61 a?os todos los vaivenes de la terrible historia alemana de ese tiempo: nazismo, comunismo y democracia, guerra, deportaci¨®n, dictadura, muro y separaci¨®n de familias, reconstrucci¨®n y auge.
Los padres de K?hler eran alemanes campesinos pobres que viv¨ªan en Besarabia, en lo que hoy es Moldavia. Como consecuencia del Pacto de Hitler con Stalin, Besarabia pas¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En 1941, en plena II Guerra Mundial, los K?hler, con otros alemanes, tuvieron que trasladarse a la Polonia ocupada por los nazis. La familia la formaban los padres y seis hijos: Hans, Antonia, Eduard, Arthur, Adolf y Otto. El patrimonio se reduc¨ªa a dos caballos, una vaca, dos cerdos, un arado y una rastra. El 22 de febrero de 1943 naci¨® Horst, el s¨¦ptimo hijo, en Skierbieszow (Polonia). Su nombre parece que se lo debe K?hler a Horst Wessel, uno de los protom¨¢rtires de los nazis. Uno de sus hermanos mayores recibi¨® el de Adolf, indicio de por d¨®nde iban las simpat¨ªas pol¨ªticas de sus padres, aunque, como en casi todas las familias alemanas de esa generaci¨®n marcada por la guerra, el tema del nazismo no se trataba en la casa.
El avance de las tropas sovi¨¦ticas oblig¨® a los K?hler a huir de nuevo hacia el oeste y establecerse en 1944 en las cercan¨ªas de Leipzig, en lo que al final de la guerra se llam¨® Zona de Ocupaci¨®n Sovi¨¦tica y luego se convirti¨® en Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). All¨ª naci¨® en 1945 Ursula, la octava y ¨²ltima hija.
Un cerdo fue el factor desencadenante de la siguiente huida de los K?hler desde la RDA a la otra Alemania, la Rep¨²blica Federal. La madre de K?hler hab¨ªa criado en casa un cerdo para alimento familiar. Semejante acto de propiedad privada estaba penado en la r¨ªgida legislaci¨®n prusiano-estalinista de la RDA. Un carnicero que se ocupaba de esas matanzas clandestinas cay¨® en manos de la polic¨ªa y confes¨® los nombres de varios propietarios ilegales de animales dom¨¦sticos ejecutados a espaldas del Estado. La v¨ªspera de la Navidad de 1952, la polic¨ªa encarcel¨® al padre de K?hler durante una semana hasta el 30 de diciembre. La familia, que no soportaba el r¨¦gimen comunista, tom¨® la decisi¨®n de huir de la RDA, cosa que realizaron unos tres meses despu¨¦s. Los padres y los tres hijos menores tomaron el tren hasta un Berl¨ªn todav¨ªa no dividido por el muro. Un especialista en fugas se llev¨® sus ¨²ltimos ahorros por acompa?arlos e indicarles en qu¨¦ estaci¨®n, ya en Berl¨ªn Oeste, ten¨ªan que dejar el tren.
Tras su llegada a Alemania Occidental, los K?hler inician un peregrinaje por campos de refugiados que dura desde 1953 hasta 1957, cuando al fin pueden disfrutar de una vivienda propia en Ludwigsburg, cerca de Stuttgart. Los hermanos, como en tantas familias alemanas, hab¨ªan quedado en parte separados por el llamado tel¨®n de acero y desperdigados en la RDA, Hans trabajaba como conductor de una excavadora; Antonia, en un jard¨ªn de infancia; Eduard, de alba?il, y Arthur emigr¨® a Estados Unidos y no sab¨ªan nada de ¨¦l. Los cuatro menores viv¨ªan con los padres en Ludwigsburg.
Las desgracias no hab¨ªan concluido. Un d¨ªa, el padre sali¨® a comprar tabaco y un conductor imprudente invadi¨® la acera, lo atropell¨® y lo mat¨®. Relata K?hler que unos meses despu¨¦s, su hermano Arthur, del que hac¨ªa a?os que no sab¨ªan nada, llam¨® desde EE UU y pidi¨® hablar con el padre. Quer¨ªa decirle que hab¨ªa triunfado en la vida y los negocios le iban muy bien. As¨ª recibi¨® la noticia de la muerte de su padre.
El joven K?hler se empe?¨® en estudiar, acab¨® el bachillerato y a partir de 1965, tras dos a?os de servicio militar, donde se reenganch¨® para ganar dinero, estudi¨® Econom¨ªa en la Universidad de Tubinga. Para mejorar la beca y la asignaci¨®n familiar, K?hler trabaj¨® como jardinero, alba?il y cartero. Conoci¨® por aquella ¨¦poca a la que hoy es su mujer al salir de una proyecci¨®n de El s¨¦ptimo sello, de Ingmar Bergman. Llov¨ªa y K?hler se refugi¨® bajo el paraguas de la joven, que se preparaba para maestra y estaba afiliada al Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD). Se casaron en 1969, cuando K?hler ya hab¨ªa conseguido un puesto de profesor ayudante en la Universidad de Tubinga y se dispon¨ªa a cumplir su sue?o: ahorrar y construir casa propia.
El siguiente paso en su carrera llev¨® a los K?hler a Bonn, la peque?a ciudad que todav¨ªa ten¨ªa por delante 20 a?os de capitalidad provisional de Alemania.
La irresistible ascensi¨®n de K?hler
EL MINISTERIO DE HACIENDA en Bonn sirvi¨® a Horst K?hler de trampol¨ªn para una carrera que le llev¨® al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington y ahora a la presidencia federal en Berl¨ªn.
En sus a?os de Bonn fue K?hler protagonista en la sombra de las negociaciones m¨¢s importantes, que merecen sin exageraci¨®n el calificativo de hist¨®ricas: acuerdos sobre la uni¨®n monetaria y la introducci¨®n del marco occidental como moneda de la Alemania unificada, negociaci¨®n de la retirada de las tropas sovi¨¦ticas de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y jefe de los negociadores alemanes del Tratado de Maastricht, que dio origen al euro.
En ese tiempo desempe?¨® K?hler la misi¨®n de sherpa, el gu¨ªa que tambi¨¦n acompa?aba al canciller Helmut Kohl en su peregrinaje por las diferentes cumbres europeas y del Grupo de los Ocho. Se gan¨® K?hler la fama de ser uno de los pocos que osaban contradecir a Kohl. Explica K?hler: "Desde el principio se estableci¨® una confianza entre los dos. Adem¨¢s, ¨¦l me animaba a que le expusiera abiertamente mi opini¨®n. As¨ª lo cumpl¨ª y siempre me expres¨¦ de forma clara".
La desgracia persegu¨ªa a K?hler. Su hija Ulrike, de 16 a?os, perd¨ªa la vista y en noviembre de 1989 la llevaron a Boston para consultar con un especialista. K?hler tuvo que regresar a Bonn para tomar posesi¨®n del cargo de secretario de Estado de Hacienda: "Un par de horas antes de la toma de posesi¨®n me llam¨® mi mujer para decirme que el mal de Ulrike era incurable. Tuve que pronunciar mi discurso ante los colaboradores del ministerio. Por primera vez en mi vida pens¨¦ que estaba en el lugar equivocado. Pronunci¨¦ como pude el discurso".
Reconoce K?hler que fue un choque la noticia de la paternidad de su hijo Jochen con 17 a?os: "Tuve que constatar que no me hab¨ªa dado cuenta de lo que ¨¦l hac¨ªa las semanas y meses anteriores. Entonces lo importante fue hablar mucho con ¨¦l y elaborarlo. Le ayudamos econ¨®micamente para que pudiera cumplir con sus obligaciones respecto a la madre del ni?o. Ahora me alegro de que mi hijo tenga contacto regular con el ni?o y haga algo m¨¢s que enviar el dinero".
Cuando la jefa de la CDU Angela Merkel lo llam¨® a Washington y le propuso la candidatura a la presidencia de Alemania, no tard¨® mucho en dar el s¨ª y renunciar a su cargo al frente del FMI con un sueldo anual de 325.000 euros libres de impuestos. Afirma K?hler: "Estoy convencido de que precisamente en estos tiempos puedo aportar algo a Alemania. Mi biograf¨ªa refleja la historia alemana, en lo positivo y lo negativo. El pa¨ªs me dio muchas cosas y muchas oportunidades, me ha permitido vivir en paz. Esto me motiva para intentar devolver al pa¨ªs algo de lo recibido".
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