Phelps comienza su gran desaf¨ªo

Michael Phelps, el nadador m¨¢s vers¨¢til de la historia, comienza ma?ana su fascinante desaf¨ªo contra el mito de Mark Spitz. El escenario ser¨¢ una piscina artificial, construida sobre el aparcamiento de un hotel, frente al Queen Mary, atracado en el puerto de Long Beach (California). Si Phelps pretende conquistar en Atenas m¨¢s de siete medallas de oro, empresa casi imposible, tendr¨¢ que empezar por demostrarlo en las pruebas de selecci¨®n del equipo americano. S¨®lo habr¨¢ dos plazas por prueba, lo que significa un trabajo extenuante para el fen¨®meno de Baltimore. La densidad de la nataci¨®n estadounidense es tan grande que, en algunas pruebas, Phelps tendr¨¢ m¨¢s dificultades para ganarse un puesto en el equipo ol¨ªmpico que para lograr una medalla en los Juegos.

Su versatilidad puede ser su tumba, al menos si mantiene su objetivo de desbancar a Spitz

Desde su impresionante actuaci¨®n en los Mundiales de Barcelona, donde bati¨® cinco r¨¦cords del mundo, Phelps est¨¢ llamado a protagonizar los Juegos de Atenas. Su obsesi¨®n, y la de su entorno, es igualar o superar las siete medallas de oro que se colg¨® Mark Spitz en los Juegos de M¨²nich, en 1972. El legendario Spitz gan¨® todas las pruebas en las que particip¨® y en todas bati¨® el r¨¦cord del mundo. Como Spitz, el joven Phelps -acaba de cumplir 19 a?os- es originalmente un mariposista, pero su rango de especialidades es superior al de su m¨ªtico predecesor. Su polivalencia no admite comparaci¨®n. Ni sus resultados. Phelps tiene el r¨¦cord mundial de tres pruebas (200 mariposa, 200 y 400 metros estilos), la segunda mejor marca de todos los tiempos en 100 mariposa y 200 espalda, y el cuarto mejor tiempo en 200 metros libre. Su versatilidad puede convertirse en su tumba, al menos si mantiene su objetivo de desbancar a Spitz. En Long Beach disputar¨¢ 17 carreras, y no pruebas cualquiera, sino combates contra varios de los mejores nadadores del mundo. El desgaste f¨ªsico y mental ser¨¢ enorme en la piscina de Long Beach, que ofrece algunas condiciones similares a la de Atenas. No est¨¢ cubierta y quedar¨¢ expuesta al bochorno del verano.

Phelps se ha entrenado en Colorado durante las ¨²ltimas semanas. Apenas ha concedido entrevistas, aunque se trata del hombre m¨¢s solicitado por los medios de comunicaci¨®n norteamericanos. Puede que la nataci¨®n no sea el deporte m¨¢s popular del mundo, pero la figura de Phelps ha adquirido especial relevancia en este a?o ol¨ªmpico. Cada cuatro a?os, la nataci¨®n tiene sus 15 minutos de fama. Hace cuatro a?os, el protagonista fue el australiano Ian Thorpe. Ahora le toca a Phelps, un muchacho de Baltimore que anunci¨® desde muy ni?o su clase de gran campe¨®n. Dirigido por Bob Bowman, un fan¨¢tico de la nataci¨®n, sus cualidades se advirtieron con toda rotundidad en Sydney 2000. Se gan¨® la plaza en el equipo ol¨ªmpico con 14 a?os, disput¨® la final de 200 metros mariposa con 15 -fue quinto despu¨¦s de un formidable largo final- y bati¨® el r¨¦cord mundial de la prueba sin cumplir los 16. No era un m¨¦rito cualquiera: nadie ha batido tan joven un r¨¦cord mundial en cualquier deporte con un cron¨®metro por medio. Desde su temprana explosi¨®n, Phelps ha disputado a Thorpe el cetro mundial de la nataci¨®n. Su versatilidad le da ventaja sobre el genio australiano. En los Mundiales de Barcelona coincidieron en la prueba de 200 metros estilo, donde una gran carrera de Thorpe no result¨® suficiente para amenazar al estadounidense.

En un mundillo que no se distingue por reportar grandes cantidades de dinero a sus mejores especialistas, Phelps representa un caso singular. Es millonario desde los 16 a?os. Firm¨® un sustancial contrato con la firma Speedo y renunci¨® a sus becas universitarias. Era un profesional, circunstancia no admitida en el deporte universitario de Estados Unidos. Su extraordinario tir¨®n comercial ha llevado a su firma patrocinador a ofrecerle un bono de un mill¨®n de d¨®lares si iguala las medallas de oro de Spitz.