El ogro de las Ardenas
Francia investiga si el asesino y violador Fourniret est¨¢ implicado en 30 desapariciones
La frontera de las Ardenas es tan artificial como muchas otras: parte de los ¨¢rboles y matojos son belgas, mientras que los dem¨¢s tienen nacionalidad francesa. Esto le vino muy bien a un asesino confeso, Michel Fourniret, para instalarse en B¨¦lgica hace una decena de a?os. A 12 kil¨®metros de la frontera este guarda forestal continu¨® su vida, en un pa¨ªs donde carec¨ªa de antecedentes y en el que no le cost¨® encontrar trabajo como vigilante de una cantina escolar.
Su esposa, Monique Olivier, le atribuye una decena de cr¨ªmenes, pero las autoridades francesas van a reexaminar hasta 30 muertes y desapariciones sin resolver, por si algunas de ellas tuvieran tambi¨¦n que ver con aqu¨¦l. El nombre de Michel Fourniret, al que la prensa belga ya denomina "El ogro de las Ardenas", lleva camino de unirse al de Henri-Desir¨¦ Landru, el c¨¦lebre criminal que mataba mujeres, seduci¨¦ndolas a trav¨¦s de anuncios matrimoniales. Pero si Landru se dedicaba a las viudas, el caballero de 62 a?os que tiene en vilo a Francia y a B¨¦lgica "necesitaba cazar v¨ªrgenes dos veces al a?o", seg¨²n el relato de los interrogatorios que hizo el fiscal del caso, Yves Charpenel.
El 18 de marzo de 1989, Monique abord¨® a una estudiante de 22 a?os en una estaci¨®n ferroviaria de la regi¨®n de las Ardenas. Le pidi¨® ayuda y la chica acept¨® subirse a su coche; a los pocos kil¨®metros apareci¨® Michel Fourniret, haciendo auto-stop. Conducida a la fuerza al castillo de la pareja, fue violada -"yo escuchaba el ruido", ha dicho Monique a la polic¨ªa belga, en plan de actriz secundaria-, antes de ser estrangulada y arrojada a la fosa, excavada de antemano, esperando a la v¨ªctima.
"Cuando necesitaba irme de caza ya sab¨ªa que iba a volver con algo, de modo que cavaba antes los agujeros, a unos tres metros de profundidad", precis¨® el asesino el s¨¢bado pasado, en el parque cercano a lo que fue el castillo de su propiedad en las Ardenas francesas. As¨ª lo afirman los polic¨ªas presentes en el lugar, entre los cuales Michel Fourniret actuaba "como un capataz en una obra", dando instrucciones a los operarios de las excavadoras para remover la tierra, hasta dar con los restos de la estudiante.
A finales de 1989, la diab¨®lica pareja sali¨® de caza otra vez. Era casi Navidad cuando tropezaron con Elisabeth Brichet, una rubia de doce a?os, en la periferia de la ciudad belga de Namur. Fingi¨¦ndose apurados, le rogaron ayuda para buscar urgentemente un m¨¦dico para su beb¨¦, al que llevaban con ellos para mayor verosimilitud. La ni?a mont¨® en el coche. Sigui¨® un r¨¢pido paso de la frontera y toda una noche de agresiones sexuales en el castillo, antes de morir por la ma?ana. Sus restos coinciden con los encontrados el s¨¢bado pasado, aunque faltan los ¨²ltimos an¨¢lisis, que se est¨¢n efectuando en el Instituto Anat¨®mico-Forense de Burdeos.
El presunto asesino no ha sido juzgado por esos cr¨ªmenes, ni tampoco por otros siete que su esposa le ha atribuido y cometidos en lugares muy distantes entre si. Pero s¨ª hab¨ªa antecedentes suyos en Francia. Tras sendas condenas por exhibicionismo, en 1966 y en 1973, a comienzos de los ochenta empez¨® con las violaciones: rog¨® a una de sus v¨ªctimas de entonces, Dahina Le Guennan, que ten¨ªa 13 a?os, que no le denunciara. Pero su madre lo hizo. Detenido en 1984 y condenado a siete a?os de c¨¢rcel, sali¨® en 1987 gracias a diversas reducciones de condena. A partir de ah¨ª -siempre seg¨²n la esposa- las agresiones sexuales se vieron seguidas del asesinato de las v¨ªctimas, utilizando para ello t¨¦cnicas variadas, desde las cuchilladas hasta el acribillamiento a balazos.
?La unidad judicial de Europa proteger¨¢, en el futuro, a las v¨ªctimas de presuntos asesinos como ¨¦ste? El terrorismo y el tr¨¢fico de drogas constituyen s¨®lo una peque?a parte de los 32 delitos comprendidos en el campo de aplicaci¨®n de la orden europea de arresto. Pero la chica violada por Michel Fourniret cuando ten¨ªa 13 a?os se pregunta ahora -al igual que los afectados por muchos delitos no pol¨ªticos a lo largo y ancho de Europa- c¨®mo es que una persona con un largo pasado de criminal sexual pudo salir de la c¨¢rcel sin purgar la pena por violaci¨®n. Los investigadores belgas tambi¨¦n han ca¨ªdo en la cuenta, con este caso, de que los ficheros inform¨¢ticos de cada pa¨ªs no est¨¢n interconectados.
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