La noria oculta del Museo Municipal
Hallados un ingenio del siglo XVII con quince metros de profundidad y un viaje de agua, que integrar¨¢n el itinerario de visitas
Las obras de rehabilitaci¨®n del Museo Municipal de Madrid, en la calle de Fuencarral, dirigidas por el arquitecto Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade, han visto aflorar en su subsuelo un complejo hidr¨¢ulico del siglo XVII de gran entidad y envergadura. Su importancia ha llevado a la directora del museo, la arque¨®loga e historiadora Carmen Priego, a proponer a la Comunidad de Madrid un proyecto para incluir el hallazgo en un futuro circuito muse¨ªstico que jalonar¨¢ su remodelaci¨®n dentro de tres a?os. El museo podr¨¢ dar as¨ª cuenta de la riqueza y complejidad de los sistemas hidr¨¢ulicos subterr¨¢neos de origen ¨¢rabo-persa, que durante ocho siglos facilitaron la viabilidad de Madrid como urbe y permitieron el progresivo crecimiento de la ciudad y el de su poblaci¨®n.
Decenas de kil¨®metros de conducciones recorren el subsuelo madrile?o desde hace diez siglos
El hallazgo del artificio hidr¨¢ulico surgi¨® durante las obras realizadas en el s¨®tano del ala que comunica la cruj¨ªa meridional del antiguo cas¨®n hospiciano ocupado por el museo con la capilla decorada a finales del siglo XVII por el pintor italiano Lucas Jord¨¢n. Lo hallado es un conjunto formado por el estanque de una noria de las denominadas de sangre, es decir, de tracci¨®n animal, empleada para el riego de huertos y el abastecimiento de una comunidad; incluye un vasar de casi tres metros de longitud por uno de anchura, sobre el que se instalaba la rueda de la noria con sus canjilones, que sol¨ªan ser met¨¢licos o de cer¨¢mica, ¨¦stos llamados arcaduces. Las paredes del gran vaso descubierto, en ladrillo toledano del usado en las construcciones madrile?as en el siglo XVII, constan de pelda?os perfectamente trazados, pates, que descienden hasta 15 metros de profundidad, aproximadamente.
A una profundidad de unos ocho metros surge un ramal excavado en la tierra, que Carmen Priego -que cita al arque¨®logo Carlos Caballero Casado, responsable de estos trabajos de arqueolog¨ªa-, cree que pertenece a un sistema de viajes de agua, de los que construyeron los primitivos pobladores ¨¢rabes de Madrid a instancias de hidr¨¢ulicos persas que se desplazaban con los guerreros, tambi¨¦n musulmanes, que conquistaron el villorrio cristiano en el siglo IX.
Junto con el vasar de la noria y la galer¨ªa hidr¨¢ulica ha sido hallada cierta cantidad de fragmentos de cer¨¢mica de la ¨¦poca, la calidad de cuyo barro confiri¨® celebridad a las piezas hechas en Madrid. Ello permiti¨® el florecimiento de una industria local de oller¨ªa y vasijas de gran prestigio hasta el siglo XVIII.
"Es casi seguro", dice Carmen Priego, "que este conducto perteneci¨® al gran viaje de agua de Alcubilla, que cruzaba diagonalmente el edificio del Museo Municipal en direcci¨®n a la calle de Fuencarral". El trazado recorre un tramo de este a oeste por debajo del cas¨®n del Hospicio que alberga el centro municipal en Fuencarral, 78.
Precisamente, el museo madrile?o conserva varios juegos de llaves de arquetas y salas de los viajes de agua de Alcubilla y del Abro?igal Bajo. Son llaves de gran tama?o, casi un palmo de longitud, que llevan una inscripci¨®n dedicada al Se?or comisario o teniente de claves del viaje de agua, un cargo creado para la fiscalizaci¨®n de los flujos subterr¨¢neos desde los cuales Madrid abasteci¨® sus fuentes durante casi ocho siglos. Con la tra¨ªda de aguas del Canal de Isabel II desde la sierra norte, mediado el siglo XIX, los viajes de agua cayeron en desuso hasta que una sequ¨ªa oblig¨® a reabrirlos en el primer tercio del siglo XX. Sin embargo, el desencadenamiento consecutivo de una fiebre tifoidea, achacado a su cierre de casi un siglo, caus¨® su clausura definitiva.
El hallazgo permite ahora acariciar la idea de crear una sala del museo encima mismo de la noria descubierta, dedicada a describir la importancia de los viajes de agua en la vida de Madrid. "En caso de que la Comunidad de Madrid acepte nuestra propuesta", se?ala Carmen Priego, "su incorporaci¨®n nos permitir¨¢ aplicar nuevos criterios museogr¨¢ficos en el edificio rehabilitado. Hasta hace poco el museo remarcaba el arte, sobre todo pict¨®rico, sin apenas desarrollar otras pautas culturales y cient¨ªficas m¨¢s amplias", explica. "A partir de ahora, queremos explicar de una manera mucho m¨¢s rica la vida madrile?a, a la luz de una mayor diversidad de enfoques". Los fondos del Museo Municipal incluye no solo vestigios documentales medievales o modernos, sino tambi¨¦n contempor¨¢neos, como las magn¨ªficas colecciones de retratos de fot¨®grafos excelsos como Clifford y Laurent.
Pozos de nieve y arenas permeables
El ingenio hidr¨¢ulico descubierto bajo el edificio del Museo Municipal se hallaba en un ¨¢rea surcada por hasta siete grandes estanques denominados pozos de nieve, en los cuales Madrid se abastec¨ªa de hielo desde tiempo inmemorial. Por ello su importancia hidr¨¢ulica sobrepase la de una acequia cualquiera.
Los viajes de agua, que forman en Madrid una red subterr¨¢nea de hasta 157 kil¨®metros de canalizaciones, se asentaban en el principio de la alternancia entre capas de sustratos permeables e impermeables que caracterizan el subsuelo madrile?o. En este asiento, hidr¨¢ulicos persas adscritos a las huestes ¨¢rabes dise?aron un sistema declinante que aprovechaba la permeabilidad a las aguas de las arenas de las capas osm¨®ticas y, mediante conducciones muy perfeccionadas, dirig¨ªan los cursos de esas aguas desde las cotas madrile?as m¨¢s elevadas -741 metros en Fuencarral- hacia su afloramiento en fuentes de cotas bajas -la m¨¢s honda, 552 metros, en La China, en el Manzanares. El sistema inclu¨ªa arquetas y salas de distribuci¨®n, as¨ª como canales abovedados de f¨¢brica en ladrillo, de la altura de un hombre, surcadas por tuber¨ªas en la base.
El cas¨®n del Museo Municipal fue durante dos siglos sede del hospicio del Ave Mar¨ªa y San Fernando, fundado en 1672 por el beato Sim¨®n de Rojas como asilo de pobres, inicialmente emplazado en Atocha. Luego fue trasladado a terrenos de un pr¨®cer llamado Carlos Goveo, en lo alto de la calle de Fuencarral, junto a la puerta de Bilbao y de los Pozos de Nieve.Su frontis alberga una estatua de San Fernando obra de Juan Ron en una gran fachada construida por Pedro de Ribera en 1722.
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