Armstrong, de amarillo, como siempre
El US Postal vuelve a ganar la contrarreloj por equipos y el americano logra su 60? 'maillot' de l¨ªder, igualando a Indurain
Visto lo visto y tal como marcha el Tour, a nadie le extra?ar¨ªa que un d¨ªa se descubriera que por las noches, antes de acostarse, antes del piquito a Sheryl Crow, Lance Armstrong vistiera una t¨²nica talar p¨²rpura, adornada con signos que vinieran a significar algo as¨ª como que es el Gran Sacerdote de algo, de una secta o de una religi¨®n estramb¨®tica, y convocara a sus fieles, a sus colegas de equipo a una sesi¨®n de trabajo y conciliaci¨®n.
A nadie le extra?ar¨ªa tampoco, vista tambi¨¦n la contrarreloj por equipos, que una de las ceremonias de la sesi¨®n consistiera en el clavado de agujas en peque?os mu?equitos de plastilina de peque?os seres deformes en bicicleta y con maillots vistosos. Hoy, a por Beloki, podr¨ªa haber dicho el a?o pasado, que ¨²ltimamente me est¨¢ faltando al respeto y ha llegado a creerse que me puede derrocar. Y, toma, al d¨ªa siguiente, ca¨ªda, llanto y dolor para el bravo Beloki. Hoy, a por Mayo, podr¨ªa haber dicho el lunes por la noche, que me hizo sudar en el Ventoux, y dudar, y alguno se pens¨® que estaba acabado. Y, zas, al d¨ªa siguiente, cerca del pav¨¦s, llanto, ca¨ªda y desastre para el bravo Mayo.
Tour 2004 4? Etapa
Cambrai-Arras, de 64,5 kil¨®metros
ETAPA DE HOY
Amiens-Chartres, de 200,5 kil¨®metros
GENERAL
1. Lance Armstrong (USP) 14h 54m 53s
2. George Hincapie (USP), a 10s
3. Floyd Landis (USP), a 16s
5. Jos¨¦ Luis Rubiera (USP), a 24s.
ETAPA
1. US Postal, 1h 12m 3s
2. Phonak, a 1m 7s
3. Illes Balears, a 1m 15s
4. T-Mobile, a 1m 19s
En otras sesiones, sin embargo, los influjos que buscar¨ªa Armstrong con su secta ser¨ªan positivos (para los suyos, claro). Eso podr¨ªa haber ocurrido en la ceremonia ritual del martes. Que no llueva, que no haga viento, que luzca el sol. Y, f¨ªjense, al d¨ªa siguiente, ayer, tarde de diluvio universal, tarde de tormentas y temporal, de vientos huracanados, pero s¨®lo hasta las cuatro y media. Despu¨¦s, cuando el US Postal, los fieles de Armstrong, vestidos de carteros, azules con rayas rojas, los ¨²ltimos en salir de Cambrai, afrontaban los ¨²ltimos kil¨®metros, nada, sol y buen tiempo. Y las esperanzas de los pobres, de los chicos fundidos del Phonak, el fosforito equipo de Hamilton, descomunales en su lucha contra el sino, machacadas, convertidas en pinchazos y aver¨ªas, en desgracia que convirti¨® en h¨¦roes a los cuatro que terminaron con Hamilton, los espa?oles Guti¨¦rrez, Sevilla y Gonz¨¢lez y el alem¨¢n Grabsch. Como si el incre¨ªble bostoniano les hubiera transmitido su fuerza y su determinaci¨®n. Y los sue?os infantiles del Baleares-Banesto, los de Mancebo, la ilusi¨®n de ganar la primera contrarreloj de su historia (y el d¨ªa de San Ferm¨ªn) con un equipo de rusos, alemanes y chavales de la cantera, una haza?a no lograda ni en los tiempos de Indurain, nada, difuminadas, transformadas en diluvio y en pinchazo de Mancebo, que no se encontr¨® nunca a gusto con el cambio de bicicleta. Y al CSC de Basso y Sastre le tocaron ca¨ªdas repetidas, y al Saeco de Simoni, y al Rabobank de Leipheimer. Y el Liberty de Heras sufri¨® pinchazos varios y acab¨® s¨¦ptimo, s¨®lo 10s mejor que el Euskaltel, que sali¨® con siete dolientes y Mayo. En el Tour no hay compasi¨®n.
Va de t¨®picos: Armstrong, de amarillo. Ya el a?o pasado hab¨ªa igualado a Miguel Indurain ganando cinco Tours consecutivos. ?ste lo empata en otro registro: es el 60? d¨ªa que Armstrong viste de amarillo, el n¨²mero que Indurain cerr¨® en el podio de Par¨ªs en 1995.
Para eso sirvi¨® una peculiar contrarreloj por equipos que aplic¨® la novedad de que los tiempos que se reflejar¨¢n en la clasificaci¨®n general ser¨¢n los tiempos compensados. Olv¨ªdense de la realidad: Armstrong sac¨® al segundo (Hamilton) 20s, al tercero (Mancebo), 30s, al cuarto (Ullrich), 40s, al quinto (Basso), 50s; al sexto (Leipheimer), 1m, al s¨¦ptimo (Heras), 1.10m, al octavo (Mayo), 1.20m, al noveno (Simoni), 1.30m... Y basta. S¨®lo los nueve primeros, los ¨²nicos que piensan en la general, disputaron a tope la prueba.
Y Armstrong, y sus fieles, m¨¢s. Qu¨¦ suerte tiene el tejano de tener a un amigo como Hincapie (compa?ero en sus cinco Tours victoriosos), y a devotos de toda la vida como Ekimov, Rubiera, Padrnos o Landis. Y a reci¨¦n llegados como los ib¨¦ricos Azevedo y Noval, que no aguant¨® el ritmo y lleg¨® descolgado y llorando, directo al podio, lo que hizo m¨¢s fuerte al grupo y sirvi¨® para que todos le animaran, le besaran, le quisieran. Con ellos, con su trabajo, experiencia y fe, y sin misas negras, sin exorcismos ni vud¨²s, y en dos jornadas completas, la del pav¨¦s y la de ayer, Armstrong ha agarrado por la mano las riendas del sexto Tour. Y otro maillot amarillo que no cree que le dure mucho. "Que lo coja quien quiera, pero s¨®lo se lo presto hasta la monta?a", dijo. "Mi prioridad es mi equipo y no pienso quemarlo a lo bobo controlando escapadas en las llanas etapas del norte".
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