Malos tratos carcelarios
El Departamento de Justicia de la Generalitat ha remitido a la fiscal¨ªa la investigaci¨®n interna que realiz¨® tras el mot¨ªn ocurrido en una de sus c¨¢rceles el 30 de abril y en el que fue herido de gravedad un subdirector del centro de Quatre Camins. Se trata de esclarecer los malos tratos que presuntamente sufrieron 28 presos tras el suceso en las operaciones de traslado y restituci¨®n del orden carcelario. Es una iniciativa inc¨®moda, pero, al mismo tiempo, de una l¨®gica democr¨¢tica obligada y aplastante. Y, sin embargo, tanto PP como CiU la han tachado de temeraria, y los sindicatos, sobre todo UGT, la han denunciado por considerar que la Administraci¨®n catalana ha abierto un proceso paralelo. Es una reacci¨®n que suena a blindaje corporativo.
La investigaci¨®n no pone en cuesti¨®n la honradez del colectivo, sino que busca identificar a los funcionarios que han violado el deber de respetar los derechos humanos de los presos. Las extempor¨¢neas cr¨ªticas pol¨ªticas y sindicales alimentan la idea, f¨¢cilmente cultivable por la antipat¨ªa social que genera el delito, de que los penados no son sujetos de derechos. Peor a¨²n, sirven de colch¨®n a los plantes iniciados por grupos de funcionarios y a sus inaceptables amenazas de un verano caliente.
Pujol reclam¨® y obtuvo las competencias penitenciarias para Catalu?a, a diferencia de las otras autonom¨ªas. Import¨® un problema, quiz¨¢ m¨¢s movido por el incremento de la cuota de poder que por unas ideas claras sobre qu¨¦ hacer en las prisiones. El actual Gobierno de Maragall ha heredado un artefacto penitenciario deficiente y trasnochado, cuya reforma es urgente. Pero previamente har¨¢ bien en aclarar este lamentable episodio de manera rotunda y transparente, asumiendo adem¨¢s las responsabilidades pol¨ªticas y funcionariales que puedan derivarse. Con igual diligencia deber¨¢ reparar otros d¨¦ficit del sistema. La c¨¢rcel no debe a?adir m¨¢s penalidades a las ya impuestas por la privaci¨®n de libertad y los funcionarios deben poder ejercer sus tareas de vigilancia con seguridad y medios suficientes. El infierno carcelario que viven unos y otros es insostenible. Y esto vale tanto para Catalu?a como para el conjunto de Espa?a.
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