"Las novelas son tan reales como una mesa"
El autor estadounidense Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) publicar¨¢ en Espa?a en septiembre La noche del or¨¢culo, su nueva novela. Una historia empuja a la siguiente. Son cajas chinas, la una incluye la otra, la prolonga o la revienta, le abre nuevas perspectivas. Ya lo hizo en otras novelas, como en El libro de las ilusiones (Anagrama, 2003), que recibi¨® en la ¨²ltima Feria del Libro de Madrid el Premio al Mejor Libro del A?o del Gremio de Libreros. El placer de narrar, el puro gusto por poner en escena una sucesi¨®n de episodios que se encadenan uno detr¨¢s de otro, aunque no tengan mucho que ver, aunque s¨®lo sirvan (remotamente) al hilo conductor que arma la trama de la historia. Dentro de poco, en apenas dos meses, los amantes de Paul Auster tendr¨¢n un nuevo libro suyo en las librer¨ªas. La noche del or¨¢culo tiene poco m¨¢s de 250 p¨¢ginas. "Es una de mis novelas m¨¢s breves, acaso la que explora cuestiones m¨¢s ¨ªntimas", comenta el escritor en Parati, la peque?a ciudad colonial de Brasil donde se celebra estos d¨ªas la segunda edici¨®n de un inusual festival literario que re¨²ne a escritores brasile?os con un pu?ado de autores de fama internacional. Como el propio Auster, una de las figuras de mayor peso de las que han llegado a este remoto lugar (junto a Martin Amis, junto a Ian McEwan). Ayer habl¨®, con Chico Buarque, de La novela dentro de la novela. Un terreno en el que se mueve como pez en el agua, y que lleva al paroxismo en La noche del or¨¢culo. No hay en ella respiro. Una historia lleva a otra y ¨¦sta a otra, luego surge una que explota desde una zona marginal, existe una m¨¢s que se desarrolla en las notas a pie de p¨¢gina, y as¨ª sucesivamente (de manera vertiginosa). Pero Auster es rotundo: "Se trata simplemente de una historia de amor. Lo que importa de verdad es lo que les sucede a Sydney y a Grace. Lo que les sucede como pareja cuando las cosas van mal, cuando tienen dificultades. El gesto m¨¢s radical del amor es la capacidad de perdonar. Y de eso trata esta historia".
"En realidad, 'La noche del or¨¢culo' es simplemente una historia de amor"
"Todos mis libros aparecen de pronto, desde un lugar profundo e inconsciente"
"Ninguno de mis personajes tiene nada que ver con persona alguna de la vida real"
Pregunta. ?Por qu¨¦ tanta historia dentro de otra historia? ?Pretende acaso que el lector confunda la realidad con la ficci¨®n?
Respuesta. Es muy dif¨ªcil saber por qu¨¦ se escribe, por qu¨¦ una historia lleva a otra. Es m¨¢s f¨¢cil contestar qu¨¦ se hace y c¨®mo se hacen las cosas. El porqu¨¦ es siempre algo misterioso. Todas mis novelas aparecen de pronto, desde un lugar profundo e inconsciente, sin que pueda saber a qu¨¦ mecanismos responden. Lo que s¨ª es cierto es que la voluntad de contar una historia y luego otra, y despu¨¦s una m¨¢s, responde a una actitud deliberada. Me interesa mucho lo que pasa entre una narraci¨®n y otra, aunque sean diferentes y ni siquiera se toquen, aunque sean incompletas. Se genera entre ellas una especie de energ¨ªa, de electricidad. Surge un campo magn¨¦tico en que las distintas historias act¨²an una sobre otra de manera org¨¢nica y desencadenan un cortocircuito, y las terminan por transformar.
P. En La noche del or¨¢culo se mete en el laboratorio de un escritor, da cuenta de su manera de trabajar y de sus man¨ªas. Seguramente existe mucho de Paul Auster en Sydney Orr...
R. No tienen nada en com¨²n. Sydney es un personaje de ficci¨®n que nada tiene que ver conmigo. Imag¨ªnese: ?se inspira en su propia mujer para construir el personaje femenino de su novela! Es una aberraci¨®n que yo nunca cometer¨ªa, que nunca he cometido. Ninguno de mis personajes tiene nada que ver con persona alguna de la vida real.
P. Y, sin embargo, hay cosas en el libro que recuerdan a Paul Auster...
R. Uno siempre termina por estar en sus ficciones, pero de manera irreconocible. No tengo ning¨²n af¨¢n por esconderme, ni por transformarme. He escrito textos autobiogr¨¢ficos y ensayos, y en todos ellos hablo de m¨ª mismo sin tapujos ni falsos pudores. En la ficci¨®n todo es ficci¨®n. Bueno, hay cosas reales. Como la noticia de una mujer que abandona a su hijo reci¨¦n nacido, ya muerto, en un cubo de basura, y que recort¨¦ de una noticia de The New York Times...
P. Parte de una de las historias se inspira en un episodio secundario de El halc¨®n malt¨¦s, de Dashiel Hammett. El personaje Flitcraft sale "un d¨ªa a comer y cuando va andando por la calle una viga se desploma desde el d¨¦cimo piso de un edificio en construcci¨®n y casi aterriza en su cabeza". El escritor de su novela pretende contar qu¨¦ dr¨¢sticas decisiones se adoptan cuando uno sobrevive a un accidente como ¨¦se...
R. La idea vino de Wim Wenders. En 1990 se puso en contacto conmigo para decirme que le gustar¨ªa que hici¨¦ramos una pel¨ªcula juntos. Sugiri¨® que trabaj¨¢ramos a partir de ese personaje de Hammett. Yo redact¨¦ un mont¨®n de notas, unos quince folios. Luego no hubo dinero y la pel¨ªcula no se hizo.
P. Parece que le gustan esos personajes a los que la vida se les tuerce y se embarcan en un proceso de autodestrucci¨®n. Es lo que le ocurre a Hector Mann (de El libro de las ilusiones) y ahora al personaje que inventa su escritor de La noche del or¨¢culo.
R. Son distintos. Hector se sumerge en un proceso de autodestrucci¨®n como una forma de purificarse por haber sido c¨®mplice de un crimen. El otro es un personaje imaginario que act¨²a de manera irracional, de forma compulsiva...
P. Hay en sus personajes un fuerte componente moral. ?Qu¨¦ valores son los que inspiran su conducta?
R. Sydney Orr quiere vivir de acuerdo a los valores en los que cree, aunque pueda pasar por momentos de debilidad. En realidad, La noche del or¨¢culo es simplemente una historia de amor. Sydney quiere estar con Grace, y quiere acompa?arla y estar a su lado, a pesar de todo. Y su capacidad de perdonarle lo que pueda haberle hecho es la expresi¨®n m¨¢s grande del amor. Cuando no hay conflictos ni dificultades, no se puede saber cu¨¢n verdadera es la entrega de una pareja. Sydney llega a enfrentarse a lo peor, a imaginar la situaci¨®n m¨¢s extrema, el m¨¢ximo dolor..., y sigue queriendo a Grace. A veces no importan tanto los hechos, lo que ¨¦stos hayan sido y significado, sino la manera en que cada cual los vive.
P. Est¨¢ Hammett en su ¨²ltimo libro y est¨¢ Chateaubriand en el anterior. La literatura entra en su literatura...
R. Las novelas son parte de la realidad. Son tan reales como esta mesa junto a la que estamos sentados. ?Por qu¨¦ no pueden entonces estar presentes dentro de una ficci¨®n? En los libros a los que se refiere, la presencia de Hammett o de Chateaubriand no es algo matem¨¢tico, no est¨¢ calculado. Pero producen vibraciones que les vienen bien a las otras historias.
P. Sus personajes son casi siempre muy sofisticados, son cultos y tienen tiempo para ocuparse de s¨ª mismos. Nada que ver con la gente de Parati (de Brasil y de Latinoam¨¦rica), por ejemplo, que parecen tener exigencias vitales m¨¢s inmediatas.
R. Es muy peque?a la franja de lectores en Brasil, es verdad. Pero la literatura no tiene tanto que ver con los n¨²meros como con la pasi¨®n. Hace unos a?os estuve en Buenos Aires, en plena crisis, y el peque?o auditorio donde intervine se llen¨® de lectores entusiastas. La literatura s¨®lo existe cuando interviene la pasi¨®n.
P. Hay, en fin, algo que se quiebra en sus personajes. Alrededor de lo que se va contando en La noche del or¨¢culo flota una frase que produce desasosiego: "Hay buenas personas que hacen cosas malas".
R. Nadie es perfecto. Hay una pel¨ªcula del japon¨¦s Yasujiro Ozu que me parece muy reveladora. Un matrimonio de ancianos campesinos visita por fin en Tokio a uno de sus hijos que finalmente se ha casado. La nuera les produce buena impresi¨®n, los ayuda a superar la extra?eza de la gran ciudad. Un tiempo despu¨¦s la anciana muere. La joven pareja viaja al campo para asistir al entierro. Tienen prisa, quieren irse. El anciano, al final, le regala el reloj de su mujer a su nuera. "Eres muy buena", le dice. Y ella rompe a llorar. "No, no lo soy", solloza. Seguramente, s¨®lo una persona buena llora para protestar por no ser buena.
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