Antonio Florio dirige la fulgurante recuperaci¨®n del 'Part¨¦nope' de Vinci
Aluvi¨®n de ¨®peras barrocas desconocidas en la regi¨®n francesa de Borgo?a
El de Beaune es un festival de fines de semana. Fuera de los viernes, s¨¢bados y domingos, no hay conciertos. Si hace buen tiempo, estos se celebran al aire libre en el bell¨ªsimo patio de los Hospicios (H?tel Dieu), con sus tejados multicolores. De lo contrario, hay una alternativa a cubierto en la bas¨ªlica rom¨¢nica de Notre Dame. El parte meteorol¨®gico es clave y siempre hay un informe previo de la organizaci¨®n. El del pasado s¨¢bado, para el concierto de Florio, vaticinaba 13 grados de temperatura, m¨¢s del 85% de humedad, vientos racheados y chubascos ocasionales. No era la situaci¨®n ideal para estar al fresco. Los m¨²sicos lo suelen agradecer. Siempre es m¨¢s controlable el sonido en recintos cerrados. Adem¨¢s, Part¨¦nope se transmit¨ªa en directo por radio a 19 pa¨ªses, con lo que m¨¢s val¨ªa concentrarse en el equilibrio sonoro global sin estar pendiente de los efectos del viento.
El pasado fin de semana fue especialmente atractivo en Beaune, con la presencia de dos grandes estrellas del barroco, como son Antonio Florio y William Christie. El viernes hubo, en cualquier caso, un sustancioso aperitivo con un programa dedicado a m¨²sicas alemanas e italianas durante la Guerra de los Treinta A?os (1618-1648), a cargo del grupo Le Po¨¨me Harmonique, dirigido por Vincent Dumestre.
Descubrimientos
Florio reaparec¨ªa el s¨¢bado con otro de sus descubrimientos: Part¨¦nope, de Leonardo Vinci, un compositor del que ya hab¨ªa montado a?os atr¨¢s Las muchachas en galeras. Part¨¦nope se une a las ¨®peras olvidadas de Provenzale, Latilla, Paisiello, Cavalli y otros que la Capella de Turchini saca a la luz sin desfallecimiento y con tenacidad admirable.
En cuanto a Christie, su participaci¨®n este a?o en Beaune es doble. Por un lado, viene el 23 de julio con su triunfal H¨¦rcules de Aix-en-Provence, antes de que se pasee por Par¨ªs (en diciembre), Nueva York o Londres, y, por otra, ayer domingo se dio un paseo por los motetes de Couperin y Campra, en un concierto que serv¨ªa de excusa para festejar los 20 a?os de colaboraci¨®n con el festival. En otros fines de semana, comparecen en Beaune Minkowski y Alessandrini con ¨®peras de Haendel, Rousset con una recuperaci¨®n de Melani y Dantone con otra de Pergolesi.
En Part¨¦nope, Vinci se muestra como una especie de Haendel mediterr¨¢neo. De hecho, el compositor saj¨®n tomaba buena nota, en general, de lo que hac¨ªa el calabr¨¦s. Incluso compuso una ¨®pera sobre el mismo tema, y con el mismo libretista: Silvio Stampiglia, cinco a?os despu¨¦s del estreno de la Part¨¦nope, de Vinci. Antes, en 1722, Domenico Sarro ya hab¨ªa estrenado otra Part¨¦nope en N¨¢poles. Tal vez por ello no se ha hecho ahora en Beaune una versi¨®n filol¨®gica al pie de la letra de la Part¨¦nope de Vinci, y para dar una mayor idea del ambiente de ¨¦poca se han intercalado tres intermedios c¨®micos de la Part¨¦nope de Sarro, que contemplan el combate galante de la legendaria fundadora y reina de N¨¢poles con sus tres pretendientes a trav¨¦s de dos sirvientes, lo que permite un lucimiento excepcional de dos cantantes-actores de escuela bufa napolitana como Pino de Vittorio y Giuseppe Naviglio.
En la ¨®pera de Vinci, las cuatro mujeres est¨¢n inmensas: Sonia Prina, Maria Ercolano, Maria Grazia Schiavo y Lucia Cirillo, mostrando, de principio a fin, una fogosidad de la mejor ley. Los tenores Makoto Sakurada y Rosario Totaro se contagian en la medida de lo posible. La estrella de la noche fue, en cualquier caso, Antonio Florio, que sac¨® de la Capella de Turchini oro puro. Director de gesto pac¨ªfico, con cara de no hacer nunca una travesura, extrae una energ¨ªa de sus m¨²sicos verdaderamente fulgurante. Un ejemplo: la violonchelista Rebeca Ferri, un espect¨¢culo en su alegr¨ªa de hacer m¨²sica, su complicidad con los compa?eros y su atenci¨®n al director.
De Bach a Bacchus
En las bodegas antiguas del Ch?teau (as¨ª, en franc¨¦s) de Meursault, a unos kil¨®metros de Beaune, comenz¨® ayer con un concierto enol¨®gico
(as¨ª se define en los carteles) el festival musical De Bach a Bacchus,
dedicado a los
grands crus
de Borgo?a, certamen que ya va por su 19? edici¨®n.
Asistir supon¨ªa perderse el homenaje a Christie, pero, en fin, hay otras compensaciones. No es, en cualquier caso, un festival alternativo, sino complementario, y forma parte del sinf¨ªn de actividades que relacionan la m¨²sica y el vino en esta regi¨®n, donde el vino, no nos enga?emos, es el rey absoluto.
Los dos rituales, el de la m¨²sica y el del vino, encajan en Borgo?a a las mil maravillas. Para los no iniciados es aconsejable hacerse con una gu¨ªa de vinos fiable -la de Parker, sobre todo, pero tambi¨¦n la Hachette e incluso la de vinos seleccionados por la revista
Bourgogne Aujourd'hui,
cuya edici¨®n 2004-05 ya est¨¢ en la calle- para organizar un recorrido por bodegas emblem¨¢ticas durante el d¨ªa, que finaliza felizmente con Haendel, Vinci, Pergolesi o Couperin, es decir, m¨²sicos para una buena digesti¨®n sin necesidad de recurrir al
almax de rigor.
Dicen las buenas lenguas que la fidelidad absoluta de int¨¦rpretes se?eros como William Christie, por ejemplo, al Festival de Beaune, se debe, entre otras razones, a que repone aqu¨ª las existencias vin¨ªcolas para el resto del a?o. No est¨¢ mal, desde luego. Y si alguien tiene "mala conciencia" de tanto epicure¨ªsmo, cosa que dudo, y piensa que lo del vino no es una forma depurada de alta cultura,
puede darse un garbeo por el Hospicio y contemplar el pol¨ªptico del
Juicio final,
de Van der Weyden, un alivi¨®n de inmediato para cualquier amodorramiento et¨ªlico, por muy peque?o que sea. Y adem¨¢s, qu¨¦ bellez¨®n.
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