El 'esp¨ªritu Poulidor'
Landaluze es superado por los 'sprinters' a 20 metros de la meta tras una fuga de m¨¢s de 100 kil¨®metros
Raymond Poulidor ten¨ªa un Mercedes 123 al que hizo 800.000 kil¨®metros y un director con boina que hab¨ªa ganado dos veces el Tour. Cuando fue a comprarse otro coche, los directivos de Mercedes no pudieron por menos que regalarle uno nuevo, en agradecimiento por la publicidad a las legendarias fiabilidad y resistencia del motor alem¨¢n. En cambio, su director, Antonin Magne, no consigui¨® regalarle la ciencia para ganar un Tour, pero, como compensaci¨®n, logr¨® algo m¨¢s importante todav¨ªa, convertirle en un mito, el eterno perdedor que nunca se rinde, que persiste m¨¢s all¨¢ del fracaso y llega a considerar la derrota un objetivo. "Me iba tan bien quedando segundo que llegu¨¦ a pensar que ganar no ten¨ªa sentido", dice a¨²n. Poulidor particip¨® en 12 Tours, termin¨® 10 -el ¨²ltimo en 1976, con 40 a?os- y subi¨® al podio en ocho, tres veces segundo y cinco veces tercero. Poulidor era muy agarrado, un sanote mozo de pueblo orgulloso de ser un paleto, el reverso de Jacques Anquetil, el gentleman. Era la Francia profunda, la provincia, contra Par¨ªs.
Tour 2004 9? Etapa
St.L¨¦onard-Gueret, de 160 Kil¨®metros
ETAPA
1. Robbie Mc Ewen (Lotto) 3h 32.55m
2. Thor Hushovd (Credit Agricole) m. t.
3. Stuart O'Grady (Cofidis) m. t.
10. I?igo Landaluze (Euskaltel) m. t.
GENERAL
1. Thomas Voeckler (La Boulang) 36h 36.31m
2. Stuart O'Grady (Cofidis) a 2.53s
3. Sandy Casar (Fdjeux) a 4.06s
9. Jos¨¦ Enrique Gutierrez (Phonak) a 10.02s
ETAPA DE HOY
Limoges-St.Flour, de 237 kil¨®metros
El corredor del Euskaltel, a 25 metros, a¨²n cre¨ªa que ganar¨ªa. A 20, le pasaron sin mirarle
La etapa del Tour sali¨® de Saint Leonard de Noblat, de los bosques de roble limus¨ªn en los que en invierno Poulidor se fortalec¨ªa cortando troncos con un hacha y una camisa de franela a cuadros, de los bares de pueblo en los que Poulidor echaba largas partidas de cartas con paisanos de boina calada, colilla colgando de los labios e indescifrable patois murmurado a media voz, del territorio Poulidor del que ayer eman¨® hacia los corredores cartesianos y met¨®dicos del siglo XXI algo del esp¨ªritu del eterno luchador desafortunado.
Discut¨ªan en la salida Txente Garc¨ªa Acosta, un cient¨ªfico, y Juan Antonio Flecha, un so?ador, dos de los mejores en el arte de la fuga, dos corredores con una etapa del Tour en su historial. "Hoy no sale la fuga", aseguraba Txente. "Ayer fue descanso y hoy habr¨¢ muchos, que frescos y fuertes, saldr¨¢n a intentarlo. Habr¨¢ tantas intentonas que el corte se har¨¢ muy tarde, casi en el kil¨®metro 80, y no podr¨¢ coger mucho tiempo antes de que se organicen los equipos de sprinters". Argumento s¨®lido al que Flecha respondi¨® con su coraz¨®n. "Paparruchas", dijo. "Habr¨¢ fuga y yo estar¨¦ en ella. Ser¨¢ una de esas que me gustan, como la del a?o pasado en Toulouse, en las que todo parece imposible pero al final se rompe el hilo y por muy poco se llega". Al terminar la etapa, los dos se sintieron con raz¨®n, los dos se dijeron: ?Lo ves? Landaluze no dijo nada. S¨®lo maldijo.
Estaba escrito que habr¨ªa fuga triunfante y tambi¨¦n que no la habr¨ªa, que ganar¨ªa el m¨¢s persistente y tambi¨¦n que no ganar¨ªa, que ganar¨ªa el de siempre. El esp¨ªritu Poulidor.
Hubo fuga y en ella estaba Landaluze, un vizca¨ªno de Getxo a quien en aficionados llamaban el Dejado porque le costaba tomar la iniciativa. Y tambi¨¦n Simeoni, un italiano que se hizo famoso hace unos a?os cuando al ganar una etapa de la Vuelta se baj¨® antes de cruzar la l¨ªnea y levant¨® la bici con las dos manos para entrar andando. Tambi¨¦n ha salido en los papeles Simeoni porque le redujeron a cuatro meses una sanci¨®n por dopaje gracias a que colabor¨® con la justicia y denunci¨® los manejos del m¨¦dico Michele Ferrari, el Mito, por lo que Armstrong, amigo de Ferrari, le llam¨® mentiroso a Simeoni, por lo que ¨¦ste le ha denunciado y est¨¢ a la espera de juicio. Pero ayer entre bosques oscuros y prados con terneras de carne limusina y charolesa, el esp¨ªritu era otro. Solidaridad, sudor y trabajo. Contra toda esperanza -y contra el desenfreno de las jaur¨ªas de sprinters, todas, Cr¨¦dit, Quick Step, Cofidis, Gerolsteiner, colaborando para convertir la etapa m¨¢s corta de este Tour en una de las m¨¢s r¨¢pidas, m¨¢s de 45 de media- y toda l¨®gica, Landaluze y Simeoni persistieron. Recibieron con indiferencia las malas noticias de la pizarra, que se?alaba la rebaja de su ventaja, el adelantamiento de coches y motos, se?al del acercamiento del pelot¨®n, las pesimistas noticias v¨ªa pinganillo de sus directores, y llegada la llama roja del ¨²ltimo kil¨®metro a¨²n ten¨ªan 15 segundos. El destino les esperaba a 1.000 metros. ?Ganar¨ªa Landaluce? ?Ganar¨ªa Simeoni? Gan¨® Poulidor.
A¨²n quedaban 500 metros y Simeoni, italiano, volvi¨® la cabeza y vio que el pelot¨®n se echaba encima. Con m¨¢s voluntad que fuerzas lanz¨® su ¨²ltimo aceler¨®n. A su rueda, fr¨ªo, puro hielo, sin mirar atr¨¢s, Landaluze esperaba su momento. 400, 300, 200 metros. Ahora. No o¨ªa nada, s¨®lo el estruendo, la cacofon¨ªa de Mangeas, el speaker de meta, los gritos del p¨²blico, los alaridos de las sirenas. Se lanz¨® hacia la victoria. A 25 metros de la meta a¨²n cre¨ªa que iba a ganar. A 20 metros, una exhalaci¨®n le hizo tambalearse. Los m¨¢s r¨¢pidos pasaron a su lado sin mirarle. La victoria que tuvo a dos pedaladas se convirti¨® en inexorable derrota. Gan¨® McEwen, el australiano que no cree ni en Poulidor ni en el esp¨ªritu, sino en la pura materia.
Hoy empieza la monta?a. Territorio Mayo.
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