Espa?a plural en serio
En el debate de investidura Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se comprometi¨® a hacer todo lo posible por incluir el catal¨¢n en la Constituci¨®n europea. En cumplimiento de esa promesa, el Gobierno espa?ol solicit¨® que el art¨ªculo que enumera las 20 lenguas oficiales de la Uni¨®n Europea, adem¨¢s del ga¨¦lico irland¨¦s, incluyera tambi¨¦n a las lenguas espa?olas que son oficiales en diferentes comunidades aut¨®nomas de acuerdo con sus estatutos. Como es sabido, ese objetivo no se ha logrado, y el ¨²nico beneficio del que gozar¨¢n el catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera es una traducci¨®n de la Constituci¨®n, previa solicitud del Gobierno.
En un an¨¢lisis a corto plazo, todos los que hab¨ªan confiado en Zapatero tienen raz¨®n de sentirse defraudados, pero con un poco m¨¢s de perspectiva el fracaso es un hito hist¨®rico: ning¨²n Gobierno anterior, ni durante las negociaciones para la adhesi¨®n de Espa?a, ni al hilo de las sucesivas ampliaciones de la Uni¨®n, solicit¨® nunca el reconocimiento para el catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera que se ha solicitado hoga?o.
M¨¢s all¨¢ del hito hist¨®rico, la disposici¨®n de Zapatero a introducir el catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera en las instituciones europeas incide de modo palmario en un debate que se ha abierto en la nueva etapa pol¨ªtica de Espa?a, que no es otro que el del reconocimiento de las lenguas diferentes del castellano en las instituciones espa?olas. Plantear la posibilidad de que los ciudadanos espa?oles de lengua catalana/valenciana, gallega o vasca pudieran dirigirse a las instituciones europeas y recibir respuesta de ellas en su lengua propia nos recuerda que esos ciudadanos no gozan de ese derecho respecto a las instituciones centrales de su propio Estado. A d¨ªa de hoy, la ¨²nica instituci¨®n central del Estado que admite escritos en lenguas espa?olas diferentes del castellano es el Senado, seg¨²n un m¨¦todo pintoresco: si un ciudadano de Barcelona se dirige en catal¨¢n/valenciano al Senado, el Senado remitir¨¢ el escrito al Parlamento de Catalu?a, sito en Barcelona, que lo traducir¨¢ al castellano y lo devolver¨¢ a Madrid, para que la C¨¢mara alta pueda responder al ciudadano... en castellano.
Sin menoscabo de los esfuerzos que habr¨¢ de seguir ejerciendo el Gobierno para acercar el catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera a la condici¨®n de lenguas oficiales de las instituciones europeas, parece llegado el momento de abordar con seriedad la posici¨®n de esas lenguas en las instituciones espa?olas. No hay que ver ah¨ª ninguna concesi¨®n a nacionalismos exacerbados; se trata m¨¢s bien de una exigencia democr¨¢tica. En un primer nivel, Zapatero debe dar concreci¨®n en lo ling¨¹¨ªstico al concepto de "Espa?a plural" con que se alz¨® victorioso (especialmente en Catalu?a) el 14 de marzo; en un segundo nivel m¨¢s profundo, se trata de arbitrar las medidas de acomodaci¨®n caracter¨ªsticas de las democracias pluriling¨¹es avanzadas (como B¨¦lgica, Suiza o Canad¨¢).
La promesa hecha por Zapatero se enfrentaba a unos plazos muy breves y a unas dificultades pol¨ªticas de mucha enjundia; introducir el pluriling¨¹ismo en Espa?a est¨¢ libre de ambos escollos. En cuanto al tiempo, tenemos toda una legislatura por delante, y en cuanto a los acuerdos, existe una mayor¨ªa en el Congreso de los Diputados como m¨ªnimo tan amplia como la que permiti¨® la investidura del presidente del Gobierno. En este punto no deber¨ªamos descartar el apoyo del Partido Popular. No olvidemos que el t¨¦rmino "Espa?a plural" lo lanz¨® el PP en 1999, presentando una ponencia con ese t¨ªtulo en su XIII Congreso Nacional. Y no olvidemos tampoco que el PP contribuy¨® a la unanimidad con que distintos parlamentos auton¨®micos se dirigieron al Congreso en la pasada legislatura con la demanda de que los sellos espa?oles incorporen todas las lenguas de Espa?a.
?C¨®mo deber¨ªa articularse este proceso? Aunque la expresi¨®n se ha devaluado en los ¨²ltimos meses, lo que necesita el pluriling¨¹ismo en Espa?a es una hoja de ruta que, con el m¨¢ximo consenso, fije las metas que se desean conseguir, los plazos y acaso tambi¨¦n las razones, para acallar las voces que ven en la promoci¨®n de las lenguas espa?olas diferentes del castellano el mism¨ªsimo espectro de la sedici¨®n. Trazar y pilotar esta hoja de ruta ser¨ªa un cometido apropiado para el Observatorio de Diversidad Ling¨¹¨ªstica, una promesa electoral del PSOE que todav¨ªa no se ha llevado a la pr¨¢ctica. Por suerte, la pol¨ªtica comparada ofrece ejemplos muy desarrollados de estados pluriling¨¹es, y el mismo r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico de la Uni¨®n Europea podr¨ªa ser otra referencia a considerar.
Una primera fase en este proceso podr¨ªa afectar al ¨¢mbito simb¨®lico. Introducir el catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera en las monedas de euro es un cambio que podr¨ªa realizarse sin coste alguno en una pr¨®xima emisi¨®n de monedas; hacer lo propio con los sellos de correos podr¨ªa hacerse ma?ana mismo. De hecho, en cuesti¨®n de horas Correos cambi¨® el sello monoling¨¹e que ten¨ªa preparado para la boda del Pr¨ªncipe por uno que desea felicidades en las cuatro grandes lenguas espa?olas; a ese sello solo le falt¨® que "Correos" y "Espa?a" tambi¨¦n apareciesen en catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera. De hecho, el mismo nombre del Estado es uno de los primeros ¨¢mbitos que deber¨ªa pluralizarse. Otro ejemplo podr¨ªa ser el pasaporte, que da cancha a un sinf¨ªn de lenguas europeas y omite las lenguas espa?olas diferentes del castellano.
Encauzado el ¨¢mbito simb¨®lico, sin costes significativos pero con efectos de largo alcance en el imaginario colectivo, en una segunda fase habr¨ªa que abordar el pluriling¨¹ismo en las instituciones elegidas directamente por los ciudadanos, donde adem¨¢s ya existe un consenso emergente para hacerlo. Nos referimos al Senado pero tambi¨¦n al Congreso, puesto que no existen sistemas parlamentarios bicamerales en que s¨®lo una de las c¨¢maras aplique un r¨¦gimen pluriling¨¹e. En ambos casos, el referente europeo ser¨ªa instructivo: si el Parlamento Europeo funciona con 20 lenguas, ?por qu¨¦ no habr¨ªan de funcionar nuestras Cortes con solo cuatro lenguas en liza? Naturalmente, el pluriling¨¹ismo de las Cortes acarrear¨ªa el de sus publicaciones y el del Bolet¨ªn Oficial del Estado, que tendr¨ªa otro precedente en el Diario Oficial de la Uni¨®n Europea. Y puestos en perspectiva europea habr¨ªa que planear tambi¨¦n la regulaci¨®n del derecho de petici¨®n tanto en las Cortes como en el resto de instituciones del Estado. Si Zapatero estaba dispuesto a aceptar que los ciudadanos espa?oles se dirigieran en catal¨¢n/valenciano, gallego o euskera al Defensor del Pueblo europeo, ?por qu¨¦ no habr¨ªan de poder hacer lo mismo con el Defensor del Pueblo espa?ol?
El r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico de esas otras instituciones ser¨ªa el objeto de una tercera fase m¨¢s compleja. Aqu¨ª habr¨ªa que determinar el grado y los modos de pluriling¨¹ismo de ¨®rganos tan diversos como la Presidencia del Gobierno, los distintos Ministerios o los ¨®rganos judiciales centrales, sin olvidar una instituci¨®n tan emblem¨¢tica como la Casa Real. Es dif¨ªcil de entender, por ejemplo, que la p¨¢gina web de la Casa Real se pueda consultar en ingl¨¦s pero no en las lenguas de una buena parte de los s¨²bditos de S. M. el Rey, lenguas cuya existencia fue impasiblemente ocultada, por cierto, en el ¨²ltimo enlace real.
El objetivo final de la hoja de ruta que proponemos deber¨ªa ser llevar el concepto de "Espa?a plural" a sus ¨²ltimas consecuencias en el plano ling¨¹¨ªstico. Haci¨¦ndolo, Espa?a acabar¨¢ abrazando un r¨¦gimen de cu¨¢druple oficialidad, que har¨¢ caer por su propio peso la oficialidad del catal¨¢n/valenciano, el gallego y el euskera en Europa. Zapatero tiene planteados muchos retos; tomarse la "Espa?a plural" en serio es acaso el de mayor calibre. Pasqual Maragall, citando la Oda a Espanya de su abuelo, lo ha dicho bien claro: Espa?a debe escoger entre los primeros versos (escuchar a los hijos que le hablan en lengua no castellana) y el ¨²ltimo (el conocido "Ad¨¦u, Espanya!"). Y el momento de optar es ahora.
Albert Branchadell es profesor de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona y presidente de Organizaci¨®n por el Multiling¨¹ismo.
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