Constructora de paz
Desde finales de los ochenta, Espa?a ha participado activamente en operaciones de mantenimiento de la paz y en la negociaci¨®n y ejecuci¨®n de acuerdos de paz. Desde la diplomacia, la aportaci¨®n de contingentes militares y policiales o la cooperaci¨®n para el desarrollo a la participaci¨®n activa de ciudadanos y actores de la sociedad civil, se ha acumulado experiencia como constructora de paz. A partir de las buenas pr¨¢cticas y lecciones aprendidas proceder¨ªa destilar y sistematizar como base para un salto hacia una estrategia y una pol¨ªtica como constructora de paz en todas sus potencialidades.
Esta construcci¨®n de paz, objeto de nuestro pensamiento y acci¨®n internacional, es abordable desde una doble perspectiva. En primer lugar, desde Espa?a y su pol¨ªtica exterior. Una Espa?a cuya transici¨®n democr¨¢tica plantea la oportunidad y reto de la transici¨®n exterior, la construcci¨®n de s¨ª misma -su situaci¨®n interior metamorfoseada de hipoteca en activo- como potencia media con especiales relaciones y capacidad de contribuci¨®n en ciertas ¨¢reas geogr¨¢ficas y tem¨¢ticas. Entre ¨¦stas, la de la construcci¨®n de la paz se constituye al tiempo en test de madurez diplom¨¢tica y s¨ªmbolo de madurez hist¨®rica en la conciencia colectiva para un pa¨ªs que ha sufrido y superado el desgarro de una guerra civil. Este Rubic¨®n se cruz¨® exitosamente en la Conferencia de Madrid para la paz en Oriente Medio y en la participaci¨®n como protagonista en los procesos de paz en Centroam¨¦rica, nuevo test tanto para el desarrollo de un pensamiento y acci¨®n internacional propios frente a la crisis, como para el desarrollo de la cooperaci¨®n espa?ola como instrumento para la paz que significa desarrollo y para el involucramiento de la Uni¨®n Europea, punto de partida en la transformaci¨®n de relaciones europeas con Am¨¦rica Latina. Esta transici¨®n exterior fue esencial en la transformaci¨®n de una Espa?a cuya proyecci¨®n internacional se realiza hoy desde toda Espa?a, por todos los actores relevantes del Estado y de la sociedad. Una Espa?a a la que se plantea la pregunta del concepto paz que orienta su acci¨®n internacional y su asunci¨®n como objetivo esencial de dicha acci¨®n.
Espa?a puede promover din¨¢micas de cooperaci¨®n frente a las de confrontaci¨®n
En segundo lugar, desde la perspectiva de la construcci¨®n de la paz en la sociedad internacional, de la consideraci¨®n de Espa?a como actor internacional para la paz. Actores entre los que cabe diferenciar fundamentalmente dos tipos de Estados: las grandes potencias, por definici¨®n implicadas en la estabilidad y funcionamiento global del sistema internacional y las crisis que puedan afectarla; y aquellos peque?os Estados que han hecho de la construcci¨®n de la paz objetivo estrat¨¦gico de su acci¨®n exterior, y que se valen de su ausencia de intereses vitales en el conflicto activo para su credibilidad intermediadora o coadyuvante. Junto a ¨¦stos, procede mencionar tambi¨¦n a las potencias regionales concernidas o grupos ad hoc creados para contribuir a la soluci¨®n negociada del conflicto, como los grupos de amigos en los procesos centroamericanos, en los que particip¨® Espa?a.
?Cu¨¢les son, en el caso de Espa?a, sus potencialidades e instrumentos, activos y pasivos, como actor internacional para la negociaci¨®n y ejecuci¨®n de acuerdos de paz? Procede destacar su conocimiento del pa¨ªs o pa¨ªses en conflicto y los elementos configuradores del mismo; sus relaciones con las partes y los actores nacionales e internacionales relevantes; su imagen como pa¨ªs constructor de paz con capacidad de aportaci¨®n, globalmente y en la zona en conflicto; su capacidad de influencia y movilizaci¨®n de organizaciones y actores de los que forma parte, en especial la Uni¨®n Europea, la OTAN y las Naciones Unidas; su capacidad de creaci¨®n de coaliciones, "grupos de amigos" o mecanismos de concertaci¨®n formal o informal; de promoci¨®n de sus nacionales en posiciones clave, cualitativa y cuantitativamente, en las organizaciones internacionales, misiones de verificaci¨®n e institucionalidad internacional para la construcci¨®n de la paz; su diplomacia, clave para su participaci¨®n en el planteamiento de la negociaci¨®n y la ejecuci¨®n, para su visi¨®n del bosque por encima de los ¨¢rboles; sus Fuerzas Armadas y de Seguridad, su Poder Judicial, y en general toda su Administraci¨®n y todas las instituciones del Estado y sus funcionarios, referente e instrumento para la ejecuci¨®n de unos acuerdos de paz que en numerosos casos significa reforma o construcci¨®n del Estado a todos sus niveles, desde los municipios a los juzgados o la administraci¨®n tributaria; el prestigio referencial de su transici¨®n democr¨¢tica, nuestro sistema pol¨ªtico y transformaci¨®n socioecon¨®mica; una cooperaci¨®n para el desarrollo con una importante experiencia en la contribuci¨®n a la ejecuci¨®n de acuerdos de paz, que afronta el reto de sistematizar y hacer de la construcci¨®n de la paz prioridad reforzada y operativa en el horizonte de la elaboraci¨®n de su nuevo Plan Director; una opini¨®n p¨²blica y una ciudadan¨ªa cuyo anhelo y voluntad de paz afronta el reto de conformaci¨®n de un debate p¨²blico generador de propuestas; y su experiencia acumulada de aciertos y errores, buenas pr¨¢cticas y lecciones aprendidas, dispersas en las mentes y los corazones de las mujeres y los hombres que la han hecho posible.
?Cu¨¢les son las preguntas, hip¨®tesis a considerar y v¨ªas a explorar en esa reflexi¨®n hacia atr¨¢s para construir hacia delante? Perm¨ªtaseme apuntar al menos algunas de ellas, como, por ejemplo, que la dualidad de modelos de Estados constructores de paz no plantea a Espa?a una disyuntiva, sino una apuesta complementaria. Espa?a puede y debe construir esa imagen y ese intangible que caracteriza a los Estados constructores de paz, lo que implica hacer de ¨¦sta uno de los objetivos estrat¨¦gicos de su acci¨®n exterior, por s¨ª misma y con independencia de los intereses estrat¨¦gicos o de la geograf¨ªa. Tiene la experiencia, el capital humano y los activos para ello. Al tiempo que, como potencia media con potencialidad de proyecci¨®n global, parte de una Uni¨®n Europea en s¨ª misma constructora de paz, actor global en desarrollo de capacidades de acci¨®n internacional efectiva, y de otras organizaciones y foros decisivos, puede y debe plantearse la ambici¨®n de incidir en los grandes conflictos de la agenda internacional. Puede, desde el soft power y su posici¨®n y relaciones internacionales, actuar como constructora de paz en crisis en las que tiene o puede desarrollar las relaciones especiales y capacidades con las partes y actores relevantes, como hizo en Centroam¨¦rica. Puede, desde el hard power y su participaci¨®n en la Uni¨®n Europea, en el Consejo de Seguridad y otras organizaciones y foros, influir en los equilibrios globales de poder y en la evoluci¨®n global del sistema internacional, promover el predominio de din¨¢micas de cooperaci¨®n frente a las de confrontaci¨®n, plantearse como objetivo estrat¨¦gico y contribuir activamente a la conformaci¨®n de la Uni¨®n Europea como potencia posmoderna global para la construcci¨®n de la paz.
Esta apuesta requiere de la adecuada dotaci¨®n de capacidades e instrumentos en las diferentes pol¨ªticas p¨²blicas relevantes. Pero tambi¨¦n de pensamiento y de coherencia, conocimiento y an¨¢lisis sobre las ¨¢reas geogr¨¢ficas, problemas y cuestiones de la agenda internacional; y, en particular, sobre la paz y su construcci¨®n, globalmente y de la experiencia espa?ola y sus lecciones. Desde el Estado y la sociedad, con la doble vocaci¨®n de proyecci¨®n hacia la opini¨®n p¨²blica y hacia los decisores y ejecutores pol¨ªticos. Coherencia entre las diferentes pol¨ªticas p¨²blicas e instrumentos desde los que el Estado puede contribuir e incidir en la construcci¨®n de la paz, desde la pol¨ªtica exterior a la de defensa, pasando por la econ¨®mica o la de cooperaci¨®n; entre los diferentes actores internacionales relevantes; y entre ¨¦stos y los actores internos, sin y contra los cuales ninguna paz, si llegara a construirse, se cimentar¨¢ en el tiempo.
Si queremos la paz, prepar¨¦monos para la paz. El futuro est¨¢ por escribir.
Manuel Montobbio es diplom¨¢tico y doctor en Ciencias Pol¨ªticas.
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