Maestros franceses del XIX
Cerca de ochenta obras, entre pinturas, esculturas y dibujos, del peculiar e interesante Petit Palais parisiense, cerrado ahora por acometer obras de reforma, se exponen en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El comisario de la muestra ha sido Xavier Bray, que trabaja como conservador en la National Gallery de Londres, pero que tambi¨¦n lo hizo anta?o en el propio museo bilba¨ªno para el cual ha hecho la selecci¨®n que ahora nos visita, auxiliado por el personal del Petit Palais. Esta selecci¨®n es importante por la cantidad y calidad de los fondos acopiados y que re¨²ne nombres como Ingres, Delacroix, Chasseriau, Corot, Carpeaux, Cl¨¦singer, Dalou, Courbet, Bonnat, Daumier, Manet, Degas, Forain, Rodin, Camille Claudel, Bourdelle, Carri¨¨re, Puvis de Chavannes, Renoir, C¨¦zanne o Maurice Denis. Un buen mont¨®n de los mejores pintores y escultores del XIX franc¨¦s, que es como decir de los mejores artistas de esta fecunda centuria.
DE INGRES A C?ZANNE. El siglo XIX en la Colecci¨®n del Petit Palais
Museo de Bellas Artes de Bilbao
Plaza del Museo, 2. Bilbao
Hasta el 13 de septiembre
Desde luego, esta formidable cosecha art¨ªstica no sorprender¨¢ al aficionado que se haya dado una vuelta art¨ªstica esencial por Par¨ªs, pues es casi seguro que le habr¨¢ dedicado algunas horas al Petit Palais y habr¨¢ apreciado su singular y muy bien nutrida colecci¨®n, que se inici¨® hacia 1870, al principio recogiendo dibujos y bocetos art¨ªsticos destinados a convertirse en monumentos p¨²blicos, pero que, con el tiempo, recibi¨®, por donaci¨®n o compra, obras de todo tipo, entre las cuales no pocas fueron de excepcional importancia. En este sentido, aunque se trata de una colecci¨®n, en cierta manera, de aluvi¨®n, posee mimbres m¨¢s que suficientes, no s¨®lo como para que visitar el Petit Palais in situ sea una experiencia imprescindible y reconfortante, sino para armar una antol¨®gica temporal impresionante. Xavier Bray ha acertado al centrar la atenci¨®n de la presente muestra en el siglo XIX, porque es el cap¨ªtulo fundamental del arte de nuestra ¨¦poca peor representado en los museos espa?oles, pero adem¨¢s ha sabido articular su recorrido hist¨®rico a trav¨¦s de media docena de apartados, que explican las l¨ªneas de fuerza del arte franc¨¦s de este periodo. Por otra parte, tambi¨¦n ha dosificado muy bien los grandes nombres con otros hoy menos populares, con lo cual no s¨®lo ha logrado trasladar el esp¨ªritu de la colecci¨®n de este museo, sino que ha hecho accesible al gran p¨²blico lo que la siempre aleatoria historia del gusto le oculta, v¨¢yase a saber por qu¨¦.
Sea como sea, hay dos cosas que me parece oportuno advertir en relaci¨®n con la selecci¨®n que ahora se exhibe en Bilbao. En primer lugar, que hay en ella obras de primer¨ªsima calidad de los artistas m¨¢s famosos, como, por ejemplo, algunos de los cuadros de la historia de Ingres, los maravillosos desnudos de Marieta, de Corot, o de la Bacante, del escultor Cl¨¦singer, el Autorretrato con perro negro, Pierre-Joseph Proudhon y sus hijos, El sue?o o Las se?oritas en la orilla del Sena (Verano), todas ellas obras capitales de Courbet, los cuadros y la escultura de Daumier, los dibujos y bocetos de Puvis de Chavannes o Las tres ba?istas, de C¨¦zanne. En segundo lugar, que se reivindica la memoria de artistas que merecen recobrar la m¨ªtica fama que en su momento gozaron, como Carri¨¨re, pero tambi¨¦n que se nos descubren figuras poco o nada conocidas, como Fernand P¨¦lez (1843-1913), un artista oriundo de nuestro pa¨ªs. De esta manera, por un motivo o por otro, nos encontramos con una exposici¨®n de primer orden, particularmente interesante para nuestro pa¨ªs y de la que no me cabe la menor duda que dejar¨¢ una huella profunda en el visitante.
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