Ocasi¨®n para Bolivia
El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, ha salido reforzado del refer¨¦ndum en el que una gran mayor¨ªa de sus conciudadanos se ha pronunciado a favor de aumentar el control estatal sobre sus recursos naturales de gas y petr¨®leo. Los datos parciales de la compleja consulta parecen legitimar a un Gobierno hasta ahora d¨¦bil, pero distan de haber zanjado un tema crucial sobre el que en buena parte gravita el futuro econ¨®mico de un pa¨ªs abismado entre una ¨¦lite rica y una inmensa mayor¨ªa pobre de origen indio.
En una naci¨®n cr¨®nicamente inestable como Bolivia, del resultado del refer¨¦ndum depend¨ªa no s¨®lo la supervivencia del fr¨¢gil Gobierno de Mesa, sin apoyo parlamentario formal, sino tambi¨¦n la continuidad de la inversi¨®n extranjera en el sector: unos 3.500 millones de d¨®lares en los ¨²ltimos siete a?os. Bolivia es el pa¨ªs m¨¢s pobre de Suram¨¦rica, pero sus reservas de gas son las mayores del subcontinente despu¨¦s de Venezuela. En octubre pasado, un plan del ex presidente S¨¢nchez de Lozada para exportar gas a EE UU v¨ªa Chile -el enemigo hist¨®rico- desat¨® una explosi¨®n popular cuya represi¨®n por el Ej¨¦rcito produjo decenas de muertos, la mayor¨ªa indios. Los disturbios forzaron la huida de S¨¢nchez de Lozada y la llegada por la puerta falsa del presidente actual.
Cabe preguntarse por la manera especialmente enrevesada -ininteligible para muchos votantes- en que se ha concebido una consulta con hasta cinco preguntas diferentes en un pa¨ªs que carece de experiencia en referendos. Son claras, en cualquier caso, las intenciones del novicio Mesa en busca de un s¨ª a sus propuestas con el que, por un lado, apaciguar las protestas populares de quienes quieren renacionalizar una industria b¨¢sicamente privatizada a mediados de los noventa y, por otro, mantener abierta la posibilidad de nuevas inversiones extranjeras en un sector que es la gran esperanza bolivana; donde, entre otras multinacionales como BP o Petrobras, tiene considerables intereses la espa?ola Repsol.
Una cosa es segura, tras el refer¨¦ndum aumentar¨¢n los impuestos que pagan las productoras de gas y petr¨®leo, aunque este desenlace es para ellas el menos malo de los posibles.
La consulta del domingo es s¨®lo una parte de la batalla. El fragmentado, venal e influenciable Parlamento de La Paz tendr¨¢ ahora que debatir y aprobar una nueva ley de hidrocarburos que interprete pol¨ªticamente los gen¨¦ricos deseos manifestados por los bolivianos sobre qu¨¦ hacer con sus recursos naturales. Bolivia tiene la oportunidad hist¨®rica, si sus pol¨ªticos est¨¢n a la altura de las circunstancias, de ordenar la explotaci¨®n de su riqueza energ¨¦tica en beneficio no de una minor¨ªa, sino de sus ocho millones de ciudadanos.
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