El cerebro se queda sin sangre
La Plagne 1987. Despu¨¦s de cruzar la meta, Stephen Roche est¨¢ completamente extenuado y muy mareado, a punto de caer redondo. Tanto que los m¨¦dicos del Tour le dan ox¨ªgeno para que se recupere. Seguramente ha habido casos similares en la historia del ciclismo. Incluso en este mismo Tour.
Los humanos somos unos animales peculiares: si estamos entrenados en ejercicios de resistencia, y qu¨¦ ciclista no lo est¨¢, la capacidad de consumir ox¨ªgeno que tienen nuestros m¨²sculos supera en mucho a la capacidad de nuestro coraz¨®n para bombearles sangre oxigenada. En cambio otros animales, como los caballos pura sangre, tienen un coraz¨®n proporcionalmente m¨¢s grande y m¨¢s fuerte, y por ello a sus m¨²sculos les llega m¨¢s ox¨ªgeno.
En los ciclistas, el entrenamiento acumulado a lo largo de los a?os, unos 25.000 kil¨®metros por temporada, ensancha mucho los vasos m¨¢s grandes, las arterias, que llevan sangre a los m¨²sculos de las piernas. Y tambi¨¦n hace que se fabriquen nuevos vasos, los llamados micro-vasos (arteriolas y capilares), que son ramificaciones de las arterias y llevan sangre directamente a cada una de los millones de c¨¦lulas que hay en los m¨²sculos.
Estas adaptaciones vasculares al entrenamiento tienen su l¨®gica, pues en esfuerzos m¨¢ximos, por ejemplo en el tramo final del ¨²ltimo puerto del d¨ªa, los m¨²sculos deben consumir mucho ox¨ªgeno para hacer su trabajo: hasta 5 litros por minuto. Es decir, necesitan que los vasos sangu¨ªneos les lleven sangre oxigenada a toda velocidad.
Lo malo es que llega un momento en que el coraz¨®n, por muy grande y entrenado que est¨¦, es incapaz de bombear sangre con m¨¢s fuerza (o presi¨®n) a trav¨¦s de tan extensa red de vasos y micro-vasos. As¨ª, llega un momento en que la presi¨®n sangu¨ªnea deja de aumentar. Incluso puede bajar.
El primero en sentir que el coraz¨®n empieza a fallar es el cerebro, pues para subir hasta all¨ª arriba la sangre tiene que vencer adem¨¢s la fuerza de la gravedad. Por eso no debe extra?arnos que a algunos ciclistas les resulte inc¨®modo que les planten un micr¨®fono delante de las narices nada m¨¢s llegar a meta despu¨¦s de una dura etapa. Su cerebro no est¨¢ para muchos an¨¢lisis. Al menos durante unos minutos.
M¨¢s dif¨ªcil a¨²n lo tiene el coraz¨®n de los esquiadores de fondo, que son los fondistas mejor entrenados del planeta, y por tanto con m¨¢s vasos sangu¨ªneos. Y no s¨®lo en los m¨²sculos de las piernas. Tambi¨¦n en los de los brazos, que trabajan de lo lindo con el nuevo estilo de patinador.
Nada m¨¢s cruzar la l¨ªnea de meta, instintivamente, los esquiadores se tiran de cabeza sobre la nieve: al tumbarse, su cerebro est¨¢ a la misma altura que su coraz¨®n y le llega sangre sin problemas.
Alejandro Luc¨ªa es catedr¨¢tico de la Universidad Europea de Madrid.
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