Los refugiados
RUTH TOLEDANO
No recuerdo el nombre de cada uno de ellos, qu¨¦ m¨¢s da: Lala, Tiz¨®n, Chaplin, Lucero... Tampoco puedo recordar cada una de sus dram¨¢ticas historias, son tantas: la galga que fue recogida en el monte con una fractura abierta en una de sus patas; el pastor alem¨¢n que apareci¨® con su hermano en una bolsa de pl¨¢stico debajo de un coche; el chucho que colgaba a¨²n vivo de un ¨¢rbol; el que fue abandonado en una carretera y no fue asistido por el conductor que le atropell¨®; ¨¦se cuya familia se llev¨® todo en la mudanza pero lo dej¨® a ¨¦l; la que ha vivido a?os atada y maltratada; la ciega que deambulaba desnutrida; la que sobrevivi¨® con sus cachorros a la agresi¨®n con fuego en un vertedero donde buscaba alimento; la que tra¨ªa las patas gangrenadas de un cepo; el que su humano dej¨® olvidado en una gasolinera; la que vagaba sola y desorientada por la ciudad. Los refugiados.
S¨ª recuerdo el poso de dolor en sus ojos, su mirada cargada de preguntas y de infinito amor, as¨ª haya sido vilmente traicionado, el movimiento m¨¢s o menos t¨ªmido, m¨¢s o menos alegre de sus colas, su paso majestuoso o campechano, siempre digno. O quiz¨¢ lo que recuerdo es una pata aqu¨ª y otra all¨¢, un morro que no pertenec¨ªa a esas orejas, un lomo que no correspond¨ªa a esa frente despejada, unas barbas que no agraciaban esa cara, porque en mi memoria hay un tierno desorden de miembros y facciones, de gestos y ladridos que componen el puzzle final de todos los perros que nos acompa?aron en el VIII Festival Canino organizado por El Refugio el pasado d¨ªa 10 en El Espinar.
Coincidiendo con la Campa?a contra el Abandono que esta asociaci¨®n lanza cada a?o por estas fat¨ªdicas fechas para nuestros amigos del alma, al festival pod¨ªan presentarse perros de todo tipo de razas, tendencias, colores, morfolog¨ªas, mestizajes y circunstancias personales, hubieran o no pasado por su Centro de Adopci¨®n. Hab¨ªa premios para tres categor¨ªas: "El m¨¢s guapo", "El m¨¢s original" y "Como dos gotas de agua", una modalidad que apreciaba el significativo parecido que cunde entre un perro y su humano. Todo ello, por supuesto, no era sino una excusa l¨²dica y enternecedora para abundar en la tarea de concienciaci¨®n social que, inmunes al desaliento que provoca nuestra interminable crueldad, realizan a diario las personas que se encargan en El Refugio de rescatar perros y darles cobijo, proporcionarles asistencia veterinaria, alimentarlos, protegerlos, mimarlos, impulsar su adopci¨®n y hacer un posterior seguimiento, buscar apoyos entre nombres conocidos y an¨®nimos, promover leyes contra el maltrato animal, organizar conferencias de prensa, conseguir publicidad en los medios de comunicaci¨®n. Al frente de todo ello est¨¢ Nacho Paunero, un hombre tan delgado que asombra pueda albergar ese esp¨ªritu y esa energ¨ªa enormes. Yo creo que es un galgo. Y quiz¨¢ por eso le acompa?a Soraya, una bell¨ªsima galga de tres patas: la cuarta se la arrebat¨® su pasado inhumano.
Espa?a es el pa¨ªs de la Comunidad Europea donde se producen m¨¢s abandonos de animales. S¨®lo en los meses de julio y agosto de 2003, 35.000 perros y gatos fueron abandonados, m¨¢s de 5.000 en la Comunidad de Madrid (la mayor¨ªa morir¨¢n atropellados o exterminados en perreras municipales); 1 de cada 3 de los cachorros regalados en Navidad son abandonados a lo largo del a?o; cerca de 300.000, entre perros y gatos, ser¨¢ el total de esa lista de la Espa?a negra. En la presentaci¨®n a la prensa del Festival Canino de El Espinar, que se realiz¨® d¨ªas antes en el Centro Cultural de la Villa y a la que fuimos invitados Eduardo Haro Tecglen, Luc¨ªa Etxebarr¨ªa, Silvia Mas¨® y yo misma, tuvo una especial relevancia la presencia del defensor del menor en la Comunidad de Madrid, Pedro N¨²?ez Morgades. Acostumbrado a la terrible indefensi¨®n de los ni?os ante el abuso, el abandono y el maltrato, el propio defensor del Menor, sin embargo, no volvi¨® la vista ante la indefensi¨®n de los animales. Por el contrario, hizo hincapi¨¦ en la gran importancia que tiene educar a los ni?os en ese respeto y en lo positivo para su desarrollo de responsabilizarse de un animal adoptado, algo que s¨®lo hace un 3% de las familias espa?olas que adquieren un animal. Y all¨ª estaban Hermi¨®n, Fiona y Gladys, tres perras refugiadas, para demostrar su belleza, su encanto, su saber estar, para pedir, respetuosa y dulcemente, un hogar.
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