Cascarilla se hace grande

Par¨ªs

S¨®lo los m¨¢s enterados ten¨ªan noticias de ?scar Pereiro antes de este Tour. S¨®lo los allegados o los especialistas pod¨ªan recordar su triunfo en la etapa reina de la Vuelta a Suiza de 2003 o su d¨¦cimo puesto en el Giro de ese a?o. Hasta su estupenda Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¦ de hace mes y medio qued¨® eclipsada por la entonces fulgurante figura de Iban Mayo. Este gallego de Mos, en el extrarradio de Vigo, que el 3 de agosto cumple 27 a?os, ni siquiera ha corrido nunca en un equipo profesional espa?ol. Primero se busc¨® la vida en Portugal y despu¨¦s se lo llev¨® su paisano ?lvaro Pino para el Phonak suizo. Sin hacer mucho ruido, ha logrado entrar en el top ten del Tour a la primera ocasi¨®n tras revelarse como un corredor resistente en cualquier terreno. Y pudo llegar m¨¢s lejos si un pinchazo no le hiciera perder casi tres minutos y medio en la contrarreloj por equipos.

En Porri?o, a 15 minutos de Vigo, se fabrican muchas cosas, entre ellas ciclistas. Del viejo club Spol de Porri?o sali¨® Pino, ganador de una Vuelta. All¨ª todos recuerdan a un chaval al que llamaban Cascarilla de puro menudo que era y que se pasaba el d¨ªa saltando escaleras con la bici. "A los 14 a?os, med¨ªa metro y medio y pesaba 38 kilos", se sonr¨ªe Pereiro. "Cuando empec¨¦ en el ciclocross, era tan peque?o que ten¨ªa que bajarme de la bici para superar los obst¨¢culos. Pero me gustaba hacer acrobacias". Ten¨ªa un amigo inseparable, Nandito, y los llamaban para hacer exhibiciones en las discotecas.

Cascarilla le daba a todo, a la carretera, al ciclocross y a la bici de monta?a. Y cuando, a los 17 a?os, se cuerpo se dilat¨® de golpe - ahora mide 1,78 m.-, empez¨® a ganar en todas las especialidades. La oportunidad de hacerse profesional le lleg¨® de Portugal. Estuvo dos a?os en el Porta da Rabesa, la escuadra m¨¢s potente del ciclismo luso. "Me pagaban tanto como cualquier equipo espa?ol y no dud¨¦ en irme", explica.

Hace dos a?os, una empresa de aud¨ªfonos suiza ofreci¨® a Pino montar un equipo profesional, y Pereiro fue uno de los reclutados. Su entrada en las grandes pruebas internacionales result¨® una demostraci¨®n de madurez. "Yo mismo estoy sorprendido", dice Modesto P¨¦rez, su primer director y que ahora trabaja de mec¨¢nico en el Phonak. "Hay que ver c¨®mo se entrena, c¨®mo se cuida". "Porque de joven era un cafre", bromea Modesto. "Recuerdo un d¨ªa que est¨¢bamos concentrados para una carrera y llam¨® a un compa?ero a la habitaci¨®n haci¨¦ndose pasar por una chica que le ofrec¨ªa una cita. El chaval pic¨® y se march¨® a por la chica que no apareci¨® nunca". Casca, como le llama Modesto, es alegre, extrovertido, de los que hacen pandilla. "Cuando llegamos aqu¨ª, los italianos iban por un lado, los suizos por otro y los espa?oles por el suyo. Casca rompi¨® con eso desde el primer d¨ªa y uni¨® a todos".

Pereiro lleg¨® al Tour tan plet¨®rico que acab¨® sexto en el pr¨®logo en una demostraci¨®n de que no fanfarroneaba cuando promet¨ªa luchar por el triunfo en la jornada del estreno. Todo lo que vino despu¨¦s ha sido una sorpresa. "No contaba con esto", afirma. "El l¨ªder era Hamilton y tuvo que abandonar. Sevilla, el segundo, no anduvo bien y me qued¨¦ yo como l¨ªder. En una carrera tan dura, no he reventado ning¨²n d¨ªa". Pereiro no proclama m¨¢s aspiraciones que seguir progresando y trabajando para Hamilton, pero Modesto P¨¦rez avisa: "Es el corredor m¨¢s listo que me he encontrado nunca".