Armstrong alcanza Marte
S¨®lo nueve a?os despu¨¦s del quinto Tour de Indurain, el ciclista estadounidense consigue su sexta 'grande boucle' consecutiva, un r¨¦cord absoluto
En lo alto del hotel Crillon, plaza de la Concordia, ondea una bandera tejana, la estrella solitaria. En la puerta, guardias de seguridad impiden la entrada a quienes convierten desde hace a?os el ¨²ltimo d¨ªa del Tour en una cerveza en su cafeter¨ªa. "El bar est¨¢ cerrado. Si no es hu¨¦sped no puede entrar". Armstrong ha cerrado el hotel para sus amigos, para los amigos de sus patrocinadores.
En lo alto del hotel Crillon, plaza de la Concordia, ondea una bandera tejana, la estrella solitaria. En la puerta, guardias de seguridad impiden la entrada a quienes convierten desde hace a?os el ¨²ltimo d¨ªa del Tour en una cerveza en su cafeter¨ªa. "El bar est¨¢ cerrado. Si no es hu¨¦sped no puede entrar". Armstrong ha cerrado el hotel para sus amigos, para los amigos de sus patrocinadores. Reci¨¦n comenzado el siglo XXI, un ciclista acaba de ganar seis Tours, ha derribado una barrera, la de los cinco, que hab¨ªa resistido todo el siglo XX, contra la que encallaron los m¨¢s grandes de la historia, Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain. Al podio de los Campos El¨ªseos sube para felicitarle un actor, Will Smith, que en una pel¨ªcula hizo de Muhammad Al¨ª, quiz¨¢s el m¨¢s grande deportista de todos los tiempos. Mientras da la vuelta a la avenida m¨¢s hermosa, en bicicleta, rodeado de su equipo, por los altavoces suena All I wanna do, el ¨²ltimo ¨¦xito de Sheryl Crow, la novia del campe¨®n, un hombre feliz. El ciclista es americano, procede de una cultura que no se ha empapado en las leyendas, las tradiciones, de una prueba ¨²nica y popular. Su celebraci¨®n tiene m¨¢s de Hollywood que de Par¨ªs.
El sexto Tour de Armstrong ha sido el m¨¢s f¨¢cil de todos, el menos dram¨¢tico. Un Tour sin sobresaltos. El Tour en el que menos ha tenido que esforzarse para aplastar a sus rivales. Un Tour sin competencia en el que Armstrong ha batido su r¨¦cord de victorias de etapa (cinco, pero Merckx gan¨® ocho en 1970 y 1974), pero, sin embargo, en el que no ha ganado en solitario, en el que la ventaja sobre el segundo (un alem¨¢n de 29 a?os llamado Andreas Kl?den amigo ¨ªntimo de Ullrich, el ¨²nico rival de entidad de Armstrong en sus seis Tours, m¨¢s flojo este a?o) se qued¨® en 6m 38s, menos que la m¨¢xima que hab¨ªa logrado hasta ahora (7m 37s sobre Z¨¹lle en 1999), menor tambi¨¦n que la m¨ªnima que logr¨® nunca Merckx (8m 4s sobre Poulidor en 1974).
Despu¨¦s de Hillary, muchos han escalado el Everest; despu¨¦s de Bannister, cientos han corrido una milla en menos de cuatro minutos; despu¨¦s de Hines, cientos de velocistas han corrido los 100 metros en menos de 10s. El r¨¦cord de Armstrong no tiene parang¨®n en el deporte moderno, ni siquiera es comparable a la casi invencibilidad de Schumacher en un deporte tan peculiar como la f¨®rmula 1. Armstrong, de 32 a?os, ha ido m¨¢s all¨¢ de la Luna, ha llegado a Marte, pero, sin embargo, eso no le ha convertido en el mejor ciclista de la historia. Ni en el m¨¢s querido.
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