Zapatero e Ibarretxe retoman el di¨¢logo sin acercar posturas sobre el plan soberanista
La reuni¨®n de hoy en La Moncloa se celebra sin expectativas de un acuerdo de fondo
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Juan Jos¨¦ Ibarretxe formalizar¨¢n hoy en La Moncloa el restablecimiento de las relaciones institucionales entre los Gobiernos central y vasco, rotas hace tres a?os en la tensa entrevista que el lehendakari mantuvo el 30 de julio de 2001 con el entonces presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Aunque esta ocasi¨®n parec¨ªa llamada a levantar grandes expectativas pol¨ªticas, la posibilidad de un acuerdo de fondo ha ido diluy¨¦ndose a medida que se acercaba la cita. Ibarretxe no renuncia a su plan soberanista para Euskadi y Zapatero lo rechazar¨¢.
Ibarretxe ver¨¢ a un presidente que le recibe cordialmente con la 'ikurri?a' en la puerta
La visita de Ibarretxe a La Moncloa ser¨¢ muy distinta a la de hace tres a?os, cuando gobernaba Aznar. Ahora se va a encontrar con un presidente del Gobierno que le recibir¨¢ cordialmente, con una ikurri?a en la puerta. La reuni¨®n escenificar¨¢ una relaci¨®n institucional normalizada en las ¨²ltimas semanas, y en ese marco caben avances en materias importantes como la lucha contra el terrorismo.
Pero tambi¨¦n revelar¨¢ el encuentro que Ibarretxe no tiene intenci¨®n de renunciar a su plan soberanista y, de la misma manera, tampoco Zapatero est¨¢ dispuesto a ir m¨¢s all¨¢ de la negociaci¨®n de las transferencias pendientes y de la oferta de una eventual reforma del Estatuto. As¨ª las cosas, lo ¨²nico seguro es la proclamaci¨®n conjunta de los beneficiosos efectos del di¨¢logo pol¨ªtico, puesto que ambos l¨ªderes han hecho precisamente de ¨¦l su primera bandera.
Pese a que sobre el papel, el campo de negociaci¨®n es muy amplio, Ibarretxe lo ha reducido dr¨¢sticamente al exigir que las transferencias pendientes -el listado de 37 materias aprobado por el Parlamento vasco en 1995- se discutan por las v¨ªas administrativas ordinarias. No quiere batallas menores. Quiere que el encuentro de hoy se centre en su plan soberanista para que cualquier avance, por m¨ªnimo que sea, incida positivamente en su proyecto y no en las competencias pendientes de un Estatuto que ha pasado a desde?ar en p¨²blico.
Obviamente, el prop¨®sito del PNV es arrastrar al PSOE a negociar el plan soberanista, una vez exploradas las resistencias de Zapatero y tratar de abrir una brecha pol¨ªtica. Salir de la entrevista con una declaraci¨®n en la que Zapatero reconozca p¨²blicamente la "legitimidad" pol¨ªtica, aunque no la metodol¨®gica, del plan soberanista ya ser¨ªa un ¨¦xito para el plan Ibarretxe, un primer pelda?o para un proyecto que lleva dos a?os de cuerpo presente, sin m¨¢s adhesiones que las originales.
El encuentro, presentado por los nacionalistas como una cumbre Espa?a-Euskadi, ha estado precedido por maniobras de florete dial¨¦ctico revestidas de proclamas dialogantes. Por parte nacionalista, lo mismo se pondera la conveniencia de reconstruir los puentes institucionales rotos como se invita al PSOE a liberarse del "yugo del PP". Ayer mismo, el ex presidente del PNV, Xabier Arzalluz, anticipaba que hoy "no habr¨¢ ning¨²n acuerdo de fondo".
Pero Rodr¨ªguez Zapatero tambi¨¦n dispone de armas pol¨ªticas ante este encuentro. En los ¨²ltimos dos meses, media docena de ministros se han entrevistado con otros tantos consejeros vascos y han conseguido desbloquear algunos asuntos pendientes con el Gobierno vasco de la etapa del Ejecutivo de Aznar, como la liquidaci¨®n de los 32,5 millones del Cupo vasco, la ampliaci¨®n de la plantilla de la Ertzaintza y el pago de los gastos en que tuvo que incurrir el Gobierno vasco para atender la limpieza de las playas tras la cat¨¢strofe ecol¨®gica del petrolero Prestige.
El presidente del Gobierno va a invitar al lehendakari a seguir por la v¨ªa de una negociaci¨®n que consigue resultados, aunque no ha logrado, como pretend¨ªa, un acuerdo entre su Gobierno y el de Euskadi en las conversaciones reabiertas sobre traspasos pendientes. La vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, no negoci¨® transferencias menores como el Instituto Social de la Marina. Puso el list¨®n muy alto al exigir al ministro de Administraciones P¨²blicas, Jordi Sevilla, el traspaso de las instituciones penitenciarias y el r¨¦gimen econ¨®mico de la Seguridad Social. Sevilla rechaz¨® el primero por afectar a la estrategia antiterrorista, y el segundo por cuestionar la solidaridad interterritorial.
Zapatero le pedir¨¢ a Ibarretxe que retire su plan soberanista por no seguir los procedimientos constitucionales, pero tambi¨¦n por no servir como instrumento de convivencia en el Pa¨ªs Vasco porque lo rechazan fuerzas pol¨ªticas que representan a casi la mitad de la poblaci¨®n, el Partido Socialista de Euskadi y el PP. Y le recordar¨¢ que su plan responde a un momento muy concreto, de confrontaci¨®n con el Gobierno Aznar, y que esa etapa ya se ha superado.
En este sentido, Zapatero destacar¨¢ c¨®mo el clima pol¨ªtico ha cambiado sustancialmente y c¨®mo se arriesga Ibarretxe a quedarse aislado ante el nuevo proceso auton¨®mico que se abrir¨¢ en Espa?a. E incluso contar¨¢ con la baza que le ofreci¨® la reciente reuni¨®n con el presidente de la Generalitat de Catalu?a, Pasqual Maragall, el 21 de julio, saldada con la voluntad compartida de que la Generalitat se comprometa m¨¢s en la gobernaci¨®n del Estado. El socialista Maragall se ha convertido en el referente del proceso auton¨®mico en Espa?a y un sector importante del PNV sigue de cerca sus pasos. Zapatero animar¨¢, previsiblemente, a Ibarretxe a seguir por esa v¨ªa de Maragall y a implicarse en el nuevo proceso de reformas estatutarias. Pero dentro de la legalidad constitucional.
A efectos de imagen, para no aparecer lastrado por la etiqueta de imposible, el PNV busca ser asociado con el proceso catal¨¢n y no oculta su inter¨¦s en las reformas constitucionales que puedan acometerse en el futuro pr¨®ximo, pero no ha renunciado a ese "estatus de libre asociaci¨®n con Espa?a" que le otorgar¨ªa una casi independencia dentro del Estado y de la UE.
Todos los movimientos de este partido siguen, adem¨¢s, condicionados por el calendario en el que el desarrollo del proyecto soberanista ha ido atemper¨¢ndose hasta hacerlo coincidir con las elecciones de final de legislatura. Confiado en la fidelidad del voto nacionalista, un voto de "pertenencia" que no deja de apoyar a "los suyos", pase lo que pase, hagan lo que hagan, el PNV no quiere prescindir de un plan, hasta ahora electoralmente exitoso, que le permite aglutinar en torno a s¨ª a la mayor parte del nacionalismo.
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