Miedo en Periana

Miedo me da volver otra vez a mi pueblo, que es Periana (M¨¢laga). Todav¨ªa conservo el p¨¢nico que sent¨ª una noche hace dos semanas. Estaba, en compa?ia de una hermana, en la quietud y el silencio de la noche, cuando un ruido atronador de motores recorri¨® la calle donde vivimos. En principio cre¨ªmos que eran motoristas, que sin respetar leyes, ni formas hacen alarde de su bien de consumo yendo a escape y formando el m¨¢ximo ruido en esa calle, que como es cuesta abajo favorece su espect¨¢culo. No, no eran motoristas; eran dos coches compitiendo el velocidad y en maniobras como si se tratara de una persecusi¨®n. Con miedo me asom¨¦ a la puerta y pude llamarle la atenci¨®n. Cre¨ª que no los oir¨ªa m¨¢s, pero al rato los sent¨ª m¨¢s alejados y esperando que pasaran por mi puerta me prepar¨¦ con la c¨¢mara para fotografiarlos y denunciarlos. Se quedaron en la esquina; no tuve oportunidad. Me pregunto: ?por que se consiente esta barbarie que puede llegar al homicidio?, ?las normas de circulaci¨®n no son para todos?, entonces, por que se consiente que los motoristas -casi todos muy jovenes o adolescentes- no respeten la velocidad, no lleven cascos y vayan armando todo el ruido que les de la gana. Esto no contribuye ni al bienestar com¨²n que todos pretendemos, ni a la imagen c¨ªvica que debemos dar, ni a la atracci¨®n que por nuestras tierras sienten los europeo.