A la miseria con entusiasmo
No es lo peor que los pobres se rebelen en lugares donde la vida se antoja sencillamente imposible y siempre humillante. Bastante sufren quienes nada tienen salvo ofensas en el agravio y en el trato, aunque eso no justifique nunca el crimen como tantos creen en c¨®modos puestos ac¨¢, en nuestra Europa tan exquisitamente moral y formidablemente generosa con todos, asalariados en estas democracias y capitalismos tan detestables y dignas de oprobio diario por fundamentalmente malas y culpables hasta del ¨²ltimo v¨¢stago que muere all¨ª en nuestras lejan¨ªas andinas o en las monta?as de Afganist¨¢n. Quien dude de que somos culpables es fascista. Y eso s¨ª que es decreto firme, dif¨ªcil de discutir e imposible de replicar. Quien no se sienta culpable con entusiasmo en Europa por toda tragedia externa es un personaje despreciable s¨®lo comparable a Hitler o a Mussolini, a Pinochet o a Videla, nunca a Stalin, a Pol Pot o a Fidel. As¨ª es la vida y casi parece ser hoy m¨¢s que antes. Porque las modas son como son. Ag¨¢rrese los machos quien no piense igual.
Pero ni estas bondadosas multitudes que as¨ª piensen y a las que se recomienda as¨ª pensar pueden negar que est¨¢n pasando cosas graves all¨¢ por los altiplanos en Bolivia o en los barrios miserables y despreciados de Lima, en una Venezuela que parec¨ªa joya afortunada del continente y se ha convertido en el ejemplo negativo -s¨®lo superada por la despreciable dictadura de Cuba que algunos parlamentarios espa?oles a¨²n defienden, sin acordarse de Ra¨²l Rivero-, una Colombia permanentemente traumatizada o un Ecuador que ya se erige como sus vecinos en Estado fracasado que no sabe ad¨®nde enviar a los seres humanos que son sus hijos y esperanza. Francesc Relea, corresponsal de este diario, lo relataba ayer con conmovedora exactitud. Ahora, de repente casi, despu¨¦s de m¨¢s de una d¨¦cada de esperanza de democracia, ilustraci¨®n y raciocinio, claman no se sabe qu¨¦ justicia hist¨®rica los rebeldes, delincuentes, insurrectos y los indigenistas favoritos de tanto izquierdista europeo -siempre bien duchado ¨¦l porque aqu¨ª al fin y al cabo tenemos agua y luz el¨¦ctrica gobierne quien gobierne-. Gentecilla que ha pasado toda su vida haciendo media hora de confidente de dictaduras y otra media de resistente antifascista se entusiasma hoy con otra gentecilla que quiere movilizar los peores instintos de gentes primitivas para lanzarlas de nuevo al medievo y confirmar sobre el sufrimiento del pr¨®jimo sus propias teor¨ªas de la miseria personal y el fracaso del progreso y la dignidad.
La democratizaci¨®n de Latinoam¨¦rica -quiz¨¢s sea el signo de los tiempos- parece hoy tan desacreditada que no hay listo progresista europeo que no se apunte al correo electr¨®nico con alg¨²n otro listo allende el atl¨¢ntico ducho en inform¨¢tica como el llamado subcomandante Marcos, ese interlocutor favorito de las grandes cabezas de la izquierda europea. Todos parecen creerse ?mile Zola. Pero no son sino destripadores intelectuales. Cuando en Latinoam¨¦rica, despu¨¦s de tr¨¢gicos decenios de dictaduras criminales, hab¨ªamos vislumbrado esa oportunidad de construir sociedades abiertas, los enemigos peores de toda civilizaci¨®n democr¨¢tica que son los susodichos c¨®modos intelectuales europeos -aquellos que quer¨ªan pactos "pacifistas" con Hitler, aquellos que siempre han repetido esa repugnante consigna de "Besser rot als tod" (M¨¢s vale rojo que muerto)- vuelven a intentar convencer a las sociedades latinoamericanas de que su enemigo es el progreso, la cooperaci¨®n y una globalizaci¨®n que, como la ley de la gravedad, existe y se impondr¨¢. Quienes sean convencidos de lo contrario, simplemente se caer¨¢n. Como la manzana. Si lograsen que la manzana volara, Latinoam¨¦rica volver¨ªa a sumirse en el caos y la miseria. All¨¢ ellos, dir¨¢ alguno. Pero los dem¨¢s no saldr¨ªamos jam¨¢s indemnes. Ahora, se?ores, tengan seguro que todos vamos en el mismo barco. Nadie dejar¨¢ de pagar o sufrir pecados y errores ajenos. Quien no entienda esto no entiende nada.
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