Gloria y miseria
Si alguna conclusi¨®n provisional cabe extraer de las sesiones mantenidas hasta ahora por la comisi¨®n parlamentaria que investiga los atentados del 11-M es la urgente necesidad de poner en marcha el centro de coordinaci¨®n de la lucha antiterrorista que decidi¨® crear el actual Gobierno y que dispondr¨¢ de sede propia el pr¨®ximo oto?o. Si alguien pod¨ªa albergar dudas acerca de su necesidad, quedaron ayer despejadas una vez m¨¢s con las comparecencias de los agentes encargados de mantener contacto con los confidentes Zouhier y Su¨¢rez Trashorras. Conclu¨ªa as¨ª el testimonio de los representantes de las fuerzas de seguridad, que salen de estos interrogatorios con una imagen ambivalente: descoordinaci¨®n flagrante, algunas pruebas inexplicables de incompetencia y extraordinario acierto en el seguimiento de la pista del tel¨¦fono-detonador, que condujo a las primeras detenciones en un tiempo r¨¦cord.
Admira incluso que unas polic¨ªas tan mal organizadas brillaran en las primeras horas despu¨¦s de los atentados por su rapidez y eficacia, independientemente de que existieran, como parece ya evidente, claros indicios de una pista isl¨¢mica desde la tarde del d¨ªa 11 gracias a la localizaci¨®n de la furgoneta en Alcal¨¢ de Henares. En 48 horas hubo ya detenciones. No se tard¨® tampoco demasiado en localizar la casa de Morata de Taju?a donde se reun¨ªan. Se evit¨® una nueva tragedia una veintena de d¨ªas despu¨¦s al detectarse una bomba en la l¨ªnea del AVE Madrid-Sevilla. Y, por ¨²ltimo, se descubri¨® a los siete miembros del comando terrorista que se inmolaron en un piso de Legan¨¦s antes de que entraran los agentes de asalto.
Hasta aqu¨ª la gloria, pero la miseria es abundante. Una parte responde a hechos, pero otra, dif¨ªcil de separar, a las salpicaduras recibidas de la pelea pol¨ªtica. Queda claro que el CNI fue est¨²pidamente marginado por el Gobierno de Aznar durante la primera fase, tras las bombas en los trenes de la muerte, pero nadie puede creer razonablemente que la agencia de espionaje brillara por su ojo previsor ante la amenaza isl¨¢mica tras el m¨²ltiple atentado de Casablanca en mayo de 2003.
En los anales de la confusi¨®n, las contradicciones y las mentiras del confidente Zouhier, queda la informaci¨®n, supuestamente facilitada por ¨¦ste un a?o antes, sobre un tr¨¢fico de explosivos desde una mina asturiana en el que est¨¢ involucrado Su¨¢rez Trashorras y del que el fiscal de Avil¨¦s dice que s¨®lo recibi¨® una informaci¨®n gen¨¦rica de la Guardia Civil. En el cap¨ªtulo de lo grotesco cabe anotar el descubrimiento de un segundo veh¨ªculo utilizado por los terroristas, apenas a 20 metros de la furgoneta, tres meses despu¨¦s, algo de lo que el actual ministro del Interior ha tardado un mes en poner toda la informaci¨®n a disposici¨®n del juez. Y por ¨²ltimo, en la ¨®rbita de la teor¨ªa conspirativa queda la actuaci¨®n del ex director de la polic¨ªa y eurodiputado del PP D¨ªaz de Mera, emperrado entonces y a¨²n hoy en la posibilidad de la pista etarra, pese a que ning¨²n indicio la avala, y que no tuvo empacho en lanzar acusaciones sobre algunos de sus subordinados respecto a su lealtad al Gobierno y a la posibilidad de que hubieran pasado informaci¨®n al PSOE.
Los cuerpos de seguridad merecen felicitaci¨®n por su r¨¢pida y eficaz actuaci¨®n despu¨¦s del 11-M y m¨¢s que alguna severa correcci¨®n por el caos organizativo en la prevenci¨®n, procesamiento de la informaci¨®n y, desde luego, en la coordinaci¨®n. Pero utilizarlos como proyectiles para la denigraci¨®n del adversario pol¨ªtico, adem¨¢s de deshonesto, es una p¨¦sima forma de servir a la seguridad de este pa¨ªs.
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