Y sigue
Escribir en un peri¨®dico es como transitar por una calle, un barrio, una ciudad, un pa¨ªs, un universo. Aqu¨ª estoy todav¨ªa, en la ¨²ltima columna de esta temporada, despidi¨¦ndome de ustedes. Miro a mi alrededor. Sharon le tiene echado el ojo a L¨ªbano (de donde Hezbol¨¢ corri¨® a gorrazos al Ej¨¦rcito israel¨ª que apison¨® el sur durante m¨¢s de 20 a?os), y ahora prepara el terreno para ampliar por su propia cuenta los peligros del arsenal de la antigua guerrilla, hoy partido pol¨ªtico con representaci¨®n en el Parlamento liban¨¦s.
Sigo mirando alrededor, en este julio, desde este peri¨®dico que, como todos los de nuestro hemisferio, se prepara para recibir al alegre y faldicorto agosto. Acebes, la comisi¨®n. Tremendo ladrillo, Acebes. Permanec¨ª hipnotizada contemplando su intervenci¨®n en directo por CNN+ (de vez en cuando ten¨ªa que echar una ojeada al cintillo inferior, para despejarme: guardi¨¢n de embajada chilena en Costa Rica mata a tres rehenes y se suicida, etc¨¦tera), y entend¨ª, de una vez por todas, por qu¨¦ ha ocupado y sigue ocupando cargos. Es el perfecto complemento indirecto del Procurador de Medallas Imperiales.
El se?or Acebes dice lo que tiene que decir y lo seguir¨ªa diciendo aunque la Verdad, en forma de techo con artesonado de m¨¢rmol, le cayera encima. A ¨¦l una cinta en ¨¢rabe que no contiene una reivindicaci¨®n sino rezos no le dice nada. Ergo no hace nada, porque no tiene pruebas de nada. Que los suicidas acostumbren a inmolarse en sus atentados gritando "Al¨¢ es el m¨¢s grande" no le suena en absoluto: a la postre, eso tambi¨¦n lo dicen en las mezquitas, los viernes, y no se inmolan. Claro, cari?o, pero no tienen detonadores en el asiento.
Da igual. Yo dije que ten¨ªa documentos y yo digo que no los tengo. Yo dije que fue ETA y sigo diciendo que por qu¨¦ no y que qui¨¦n se podr¨ªa imaginar lo otro, y en tu puerta planto un pino y no lo planto m¨¢s abajo aunque no te deje salir.
Y bla, bla, bla. De modo que acaba julio y se supone que este zumbido malicioso de la vida alrededor, con sus estiletes y sus cat¨¢strofes, va a darnos una tregua. Aceptemos la convenci¨®n, o nos volveremos locos.
Pero en agosto seguiremos. En otro lugar de este peri¨®dico, pa¨ªs, barrio o ciudad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.