Esperanza y realidad
Acaba de aparecer una nueva edici¨®n en castellano del primero de los tres vol¨²menes de El principio esperanza, la obra m¨¢s emblem¨¢tica del fil¨®sofo alem¨¢n Ernst Bloch (1885-1977), escrita durante su exilio en Estados Unidos entre 1938 y 1947 y revisada en 1953 y 1959 cuando viv¨ªa en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). Es la principal elaboraci¨®n te¨®rica del pensamiento ut¨®pico, que el propio Bloch define as¨ª: "pensar es traspasar". Severamente criticada por la ortodoxia del Partido Comunista de la RDA, ha sido calificada con raz¨®n de "catedral laica de la esperanza", "Summa filos¨®fica de la utop¨ªa" y "enciclopedia de las utop¨ªas".
La presente edici¨®n corre a cargo de uno de nuestros mejores conocedores del fil¨®sofo de la esperanza, Francisco Serra, quien ofrece una sobria y clarificadora introducci¨®n, respeta la traducci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez Vicent, si bien moderniza el lenguaje, sin renunciar por ello a las bellas resonancias del sugerente lenguaje de Bloch, e identifica las citas de Bloch, tarea nada f¨¢cil como sabemos por experiencia quienes nos dedicamos al estudio de la obra blochiana. El resultado es una excelente "edici¨®n de trabajo".
EL PRINCIPIO ESPERANZA I
Ernst Bloch
Traducci¨®n de Felipe
Gonz¨¢lez Vicent
Francisco Serra (editor)
Trotta. Madrid, 2004
520 p¨¢ginas. 28 euros
En este primer volumen aparecen ya las principales categor¨ªas de la filosof¨ªa de Bloch, ausentes, en su mayor¨ªa, de las principales corrientes filos¨®ficas del siglo XX: la esperanza como principio, la realidad como proceso, el ser humano como animal ut¨®pico, la utop¨ªa concreta, la posibilidad, el futuro, el novum, el sue?o, la conciencia anticipatoria y la funci¨®n ut¨®pica. Son los mimbres con los que elabora su ontolog¨ªa del todav¨ªa-no-consciente y del todav¨ªa-no-ser.
Para Bloch, la esperanza, an-
tes que virtud, es principio ¨ªnsito en la realidad, presente desde siempre en el proceso del mundo y rasgo fundamental de la conciencia humana. Pero no es confianza ciega ni optimismo ingenuo, sino docta spes, esperanza fundada, que nada tiene que ver con la esperanza fraudulenta de los charlatanes ni con la esperanza encerrada en la interioridad o como consuelo en el m¨¢s all¨¢ que se predica desde los p¨²lpitos. Bloch muta el concepto r¨ªgido y angosto de realidad del positivismo de la segunda mitad del siglo XIX por otro m¨¢s din¨¢mico: la realidad es proceso, no est¨¢ definitivamente elaborada. Entiende el mundo como laboratorium possibilis salutis.
Otra de las categor¨ªas mayores de la filosof¨ªa blochiana es la utop¨ªa, a la que libera de sus connotaciones peyorativas. Corresponde a Bloch el m¨¦rito de haber devuelto su credibilidad a dicha categor¨ªa, desacreditada por el marxismo ortodoxo. Pero lo que rehabilita es la utop¨ªa concreta, no la abstracta de los utopistas sociales, a quienes acusa de centrarse en el dise?o de un mundo ideal, sin ocuparse apenas del an¨¢lisis de la realidad concreta. Su antropolog¨ªa descansa en la idea del ser humano como animal ut¨®pico determinado esencialmente desde el futuro; ser hombre significa tener una utop¨ªa.
P¨¢ginas antol¨®gicas son las que dedica a los sue?os con su l¨²cida distinci¨®n entre sue?os nocturnos y sue?os diurnos o so?ados despierto. En los primeros descubre una vieja y oculta satisfacci¨®n de deseos; en los segundos, una satisfacci¨®n fabuladora y anticipadora. Es en este punto donde dirige duras cr¨ªticas al psicoan¨¢lisis, que considera todos los sue?os como veh¨ªculo de la represi¨®n y que conoce la realidad ¨²nicamente bajo la forma de la sociedad burguesa. La cr¨ªtica adquiere tonos insultantes en el caso de Jung, a quien llama fascista mitificador.
Uno de los momentos estelares de la obra es el comentario a las Once tesis sobre Feuerbach (p¨¢ginas 295-338), escritas por Marx en Bruselas, en 1845, a la edad de 25 a?os, y publicadas por primera vez por Engels en 1888, siete a?os despu¨¦s de la muerte del autor. En ellas aparece el genio filos¨®fico temprano de Marx, y en el comentario, la agudeza, brillantez y originalidad de Bloch. Es quiz¨¢ el momento de mayor compenetraci¨®n entre el Marx joven y el Bloch adulto, entre la filosof¨ªa de la transformaci¨®n del mundo de Marx y la filosof¨ªa de la esperanza-en-acci¨®n de Bloch. El punto de encuentro es la dial¨¦ctica teor¨ªa-praxis. En esa l¨ªnea va la distinci¨®n de dos corrientes en el marxismo: la c¨¢lida y la fr¨ªa, ambas igualmente necesarias.
El principio esperanza es, a mi juicio, una de las obras filos¨®ficas m¨¢s creativas e innovadoras del siglo XX, que ha ejercido una influencia nada desde?able en algunas de las principales corrientes teol¨®gicas del siglo XX, como la teolog¨ªa de la esperanza de J¨¹rgen Moltmann, la teolog¨ªa pol¨ªtica de Metz y la teolog¨ªa latinoamericana de la liberaci¨®n, inspiradas en la corriente c¨¢lida, ut¨®pico-humanista, del marxismo, teolog¨ªas de frontera, interesadas por la ortopraxis m¨¢s que por la ortodoxia o, si se quiere, con un punto de heterodoxia, en la l¨ªnea del conocido aforismo de Bloch: "Lo mejor de la religi¨®n es que crea herejes", en sinton¨ªa con la afirmaci¨®n de Pablo de Tarso: "Conviene que haya herej¨ªas (disensiones)".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.