?Obesos u obsesos?

Leo en el diario EL PA?S que Francia declara la guerra a la obesidad infantil y juvenil. Y ha comenzado prohibiendo las m¨¢quinas de bebidas y golosinas en los colegios. Las medidas pol¨ªticas suelen caracterizarse por parecer correctas a primera vista. ?Pero son eficaces? Eso ya es otra cuesti¨®n.

Si pregunt¨¢semos si una medida pol¨ªtica es acertada, por ejemplo ¨¦sta, la mayor¨ªa dir¨ªa que s¨ª. Si pregunt¨¢semos si con la medida adoptada se erradicar¨¢ el problema, la mayor¨ªa dir¨ªa que no o que es muy dif¨ªcil. Los avisos en los paneles electr¨®nicos de las carreteras avisando de los fallecimientos en tal d¨ªa hace justo un a?o ?parecen correctos? S¨ª. ?Evitar¨¢n accidentes? Ojal¨¢. ?Las comisiones de investigaci¨®n parlamentaria son acertadas? S¨ª. ?Evitan, clarifican o penalizan situaciones an¨®malas en pol¨ªtica? As¨ª deber¨ªa ser.

En concreto, la obesidad parece ser, exceptuando causas fisiol¨®gicas, el mal de las sociedades modernas acomodadas del que, curiosamente, s¨®lo saben o pueden librarse con mayor facilidad las clases de mayor nivel cultural y econ¨®mico.

Dietas hipercal¨®ricas junto a actividades hipocal¨®ricas parecen tener mucha parte de responsabilidad. ?Suprimir m¨¢quinas es una soluci¨®n al problema? Quiz¨¢, como en todo, la soluci¨®n pasa por hacer sociedades m¨¢s satisfechas de s¨ª mismas, de crecimiento material moderado y de enriquecimiento personal constante y progresivo, intentando igualar diferencias sin crear abismos insalvables que cruzar con pateras.

Puede que estemos buscando en la satisfacci¨®n material inmediata que se nos brinda con una mano (comida, drogas, consumo desmedido) lo que con la otra se nos niega (una mayor calidad personal y social de vida.) El problema no son las m¨¢quinas. Es depender de ellas.