Madrid exige a Rabat que explique por qu¨¦ autoriza a buscar crudo en aguas espa?olas
Moratinos y Benaissa reaccionan con prudencia para evitar un encontronazo diplom¨¢tico
Espa?a y Marruecos se esforzaron ayer por evitar que el primer roce de la nueva era en la relaci¨®n bilateral se convierta en una crisis. Rabat concedi¨®, el jueves, derechos de prospecci¨®n petrolera en su Mediterr¨¢neo oriental, una zona que incluye aguas de soberan¨ªa espa?ola. De ah¨ª que la diplomacia espa?ola haya pedido explicaciones a Marruecos, aunque no protest¨® formalmente. Paralelamente, el ministro marroqu¨ª de Exteriores, Mohamed Benaissa, restaba importancia al contrato firmado con tres petroleras y afirmaba estar dispuesto a "recibir cualquier oferta espa?ola" para superar el contencioso.
Miguel ?ngel Moratinos, el ministro de Asuntos Exteriores, retras¨® un poco, el lunes, su salida de Arcila, la ciudad cercana a T¨¢nger a la que hab¨ªa acudido para asistir a un festival cultural organizado por su hom¨®logo marroqu¨ª. Cuando empezaba a caer la noche ambos ministros se salieron de un seminario, en el que participaban, para sentarse a solas en un rinc¨®n de la cafeter¨ªa del peque?o centro de congresos. Su semblante era grave. Benaissa hac¨ªa frecuentes llamadas desde su tel¨¦fono m¨®vil.
A trav¨¦s de la llamada de uno de sus colaboradores Moratinos acababa de enterarse de que la Agencia Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos (Onhym) hab¨ªa suscrito, el jueves, un contrato con dos petroleras australianas, Pancontinental Oil and Gas NL y Cooper Energy BVI, y con una brit¨¢nica, Afrex.
El contrato les concede derechos de exploraci¨®n durante doce meses en una zona mar¨ªtima de 6.355 kil¨®metros cuadrados que se extiende desde el oeste de Melilla hasta la frontera con Argelia.Incluye, a primera vista, los amplios canales mar¨ªtimos que parten de Melilla y las islas Chafarinas hasta aguas internacionales, y la mitad de las aguas territoriales de la isla de Albor¨¢n, que no forma parte de los enclaves espa?oles en el norte de ?frica y que Marruecos no reivindica.
Moratinos pidi¨® explicaciones a Benaissa, quien asegur¨® ignorar la decisi¨®n pero prometi¨® informarse inmediatamente. El Onhym es, sin embargo, un organismo p¨²blico marroqu¨ª dependiente del Ministerio de Energ¨ªa, cuyo titular, Mohamed Butaleb, asisti¨® a la ceremonia de la firma con las petroleras.
Tras este acto solemne el Onhym public¨® un comunicado que la MAP, la agencia oficial de prensa marroqu¨ª, no recogi¨® hasta el domingo -tres d¨ªas despu¨¦s- porque el viernes y el s¨¢bado centr¨® su labor en la Fiesta del Trono, que conmemora la entronizaci¨®n de Mohamed VI.
Benaissa se comprometi¨® con Moratinos a estudiar este asunto y dej¨® incluso caer que, si perjudica intereses espa?oles, podr¨ªa paralizarse la puesta en pr¨¢ctica del contrato, seg¨²n una fuente diplom¨¢tica espa?ola. Horas antes de que surgiese este roce el ministro marroqu¨ª hab¨ªa recalcado ante su hu¨¦sped espa?ol que el rey hab¨ªa dado instrucciones para evitar a toda costa cualquier fricci¨®n con Espa?a.
Marruecos dialogante
Para desactivar el incipiente contencioso Benaissa tom¨® la palabra anoche, pero fue m¨¢s comedido que en privado. "Este contrato reviste un car¨¢cter puramente t¨¦cnico y est¨¢ limitado en el tiempo -su duraci¨®n es de tan s¨®lo un a?o- y tambi¨¦n en sus objetivos, se concentra en investigaciones s¨ªsmicas", afirm¨®. Rabat, a?adi¨®, "est¨¢ dispuesto a recibir cualquier oferta espa?ola a este prop¨®sito y a abrir un di¨¢logo constructivo".
Cuando se despidi¨® de sus colaboradores en Arcila, Moratinos hizo en voz alta algunas reflexiones sobre la deficiente informaci¨®n que recibe su ministerio de sus embajadas y dem¨¢s servicios del Estado, que ignoraban la firma del acuerdo pese a que ¨¦ste hab¨ªa sido hecho p¨²blico por la MAP. "Trabajamos a ciegas", se lament¨®.
El ministro se enter¨®, el lunes por la noche, de lo sucedido porque un miembro de su equipo le comunic¨® que, el martes, el diario econ¨®mico Expansi¨®n iba a publicar una amplia informaci¨®n sobre el contrato petrolero.
Moratinos pidi¨®, a continuaci¨®n, al servicio jur¨ªdico del ministerio que "estudie detenidamente el alcance y la naturaleza de la decisi¨®n del Gobierno" de Marruecos para "averiguar si perjudica a derechos nacionales". Cuando se determine, Exteriores decidir¨¢ la actuaci¨®n a seguir pero parece probable que, con discreci¨®n, se?alar¨¢ a Rabat que su iniciativa "vulnera derechos espa?oles y formular¨¢ una reserva expresa", indica un colaborador del ministro.
No har¨¢, por tanto, una protesta oficial, como la formulada por el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 2000, despu¨¦s de que Rabat otorgase a la petrolera norteamericana Conoco derechos en una zona mar¨ªtima comprendida entre Melilla y T¨¢nger, que tambi¨¦n inclu¨ªa aguas territoriales espa?olas. Conoco no encontr¨® crudo.
A finales de 2001 fue, en cambio, Rabat la que se quej¨® dos veces de que la petrolera Repsol hubiese obtenido derechos de exploraci¨®n cerca de las islas de Fuerteventura y Lanzarote en una zona que, seg¨²n el Gobierno alau¨ª, pertenec¨ªa a la plataforma continental marroqu¨ª.
La firma del ¨²ltimo contrato por Marruecos, cuando las autoridades espa?olas y marroqu¨ªes viven una aut¨¦ntica luna de miel, "pone de relieve hasta qu¨¦ punto el vecino es imprevisible", se?ala un diplom¨¢tico espa?ol conocedor del Magreb.
En la sede de Exteriores se barajaban tres hip¨®tesis sobre la iniciativa marroqu¨ª. Algunos la achacan a la mala coordinaci¨®n en el seno del Gobierno de Driss Jettu; otros la atribuyen a la caverna integrada por algunos cortesanos empe?ados en abortar la reconciliaci¨®n con Espa?a y, por ¨²ltimo, se sospecha tambi¨¦n que Rabat ha querido dejar claro que la amistad con su vecino no significa renunciar a sus reivindicaciones.
A trav¨¦s de la llamada de uno de sus colaboradores Moratinos acababa de enterarse de que la Agencia Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos (Onhym) hab¨ªa firmado, el jueves, un contrato con dos petroleras australianas, Pancontinental Oil and Gas NL y Cooper Energy BVI, y con una brit¨¢nica, Afrex.
El contrato les concede derechos de exploraci¨®n durante doce meses en una zona mar¨ªtima de 6.355 kil¨®metros cuadrados que se extiende, aproximadamente, desde el oeste de Melilla hasta la frontera con Argelia.
Incluye, a primera vista, los amplios canales mar¨ªtimos que parten de Melilla y las islas Chafarinas hasta aguas internacionales, y la mitad de las aguas territoriales de la isla de Albor¨¢n, que no forma parte de los enclaves espa?oles en el norte de ?frica y que Marruecos no reivindica.
Moratinos pidi¨® inmediatamente explicaciones a Benaissa, quien asegur¨® ignorar la decisi¨®n pero prometi¨® informarse inmediatamente. El Onhym es, sin embargo, un organismo p¨²blico marroqu¨ª dependiente del Ministerio de Energ¨ªa, cuyo titular, Mohamed Butaleb, asisti¨® a la ceremonia de la firma con las petroleras.
Tras este acto solemne el Onhym public¨® un comunicado que la MAP, la agencia oficial de prensa marroqu¨ª, no recogi¨® hasta el domingo -tres d¨ªas despu¨¦s- porque el viernes y el s¨¢bado centr¨® su labor en la Fiesta del Trono, que conmemora la entronizaci¨®n de Mohamed VI.
Benaissa se comprometi¨® con Moratinos a estudiar este asunto y dej¨® incluso caer que, si perjudica intereses espa?oles, podr¨ªa paralizarse la puesta en pr¨¢ctica del contrato, seg¨²n una fuente diplom¨¢tica espa?ola. Pese a su aparente buena voluntad por quitar hierro al tema, Rabat no puede llegar a reconocer que los enclaves espa?oles poseen aguas territoriales.
Instrucciones reales
Horas antes de que surgiese este problema, Benaissa hab¨ªa recalcado ante su hu¨¦sped espa?ol que el rey hab¨ªa dado instrucciones de evitar a toda costa cualquier fricci¨®n con Espa?a.
Cuando se despidi¨® de sus colaboradores en Arcila, Moratinos hizo en voz alta algunas reflexiones sobre la deficiente informaci¨®n que recibe su ministerio de sus embajadas y dem¨¢s servicios del Estado que ignoraban la firma del acuerdo pese a que ¨¦ste hab¨ªa sido hecho p¨²blico por la MAP. "Trabajamos a ciegas", se lament¨®.
El ministro se enter¨®, el lunes por la noche, de lo sucedido porque uno de sus colaboradores le comunic¨® que, el martes, el diario econ¨®mico Expansi¨®n iba a publicar una amplia informaci¨®n sobre el contrato petrolero.
Moratinos pidi¨®, a continuaci¨®n, al servicio jur¨ªdico del ministerio que "estudie detenidamente el alcance y la naturaleza de la decisi¨®n del Gobierno" de Marruecos para "averiguar si perjudica a derechos nacionales". Cuando se determine, Exteriores decidir¨¢ la actuaci¨®n a seguir pero parece probable que, con discreci¨®n, se?alar¨¢ a Rabat que su iniciativa "vulnera derechos espa?oles y formular¨¢ una reserva expresa", indica un colaborador del ministro.
Tanta cautela se explica porque el jefe de la diplomacia espa?ola quiere evitar romper el buen clima que prevalece con Marruecos desde la llegada al poder del PSOE.
No har¨¢, por tanto, una protesta formal, como la formulada por el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hace cuatro a?os, despu¨¦s de que Rabat otorgase a la petrolera norteamericana Conoco derechos en una zona mar¨ªtima comprendida entre Melilla y T¨¢nger, que tambi¨¦n inclu¨ªa aguas territoriales espa?olas. Conoco no encontr¨® crudo.
A finales de 2001 fue, en cambio, Rabat la que se quej¨® dos veces de que la petrolera Repsol hubiese obtenido derechos de exploraci¨®n cerca de las islas de Fuerteventura y Lanzarote en una zona que, seg¨²n el Gobierno alau¨ª, pertenec¨ªa a la plataforma continental marroqu¨ª.
La firma del ¨²ltimo contrato por Marruecos, cuando las autoridades espa?olas y marroqu¨ªes viven una aut¨¦ntica luna de miel, "pone de relieve hasta qu¨¦ punto el vecino es imprevisible", se?ala un diplom¨¢tico espa?ol conocedor del Magreb.
En la sede de Exteriores se barajaban tres hip¨®tesis sobre la iniciativa marroqu¨ª. Algunos la achacan a la mala coordinaci¨®n en el seno del Gobierno de Driss Jettu; otros la atribuyen a la caverna integrada por algunos cortesanos empe?ados en abortar la reconciliaci¨®n con Espa?a y, por ¨²ltimo, se sospecha tambi¨¦n que Rabat ha querido dejar claro que la amistad con su vecino no significa renunciar a sus reivindicaciones.
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