Rato augura que el ?frica subsahariana crecer¨¢ en 2005 por encima de la media mundial

Buenas noticias. Los m¨¢s pobres crecer¨¢n m¨¢s que la media. La econom¨ªa del ?frica subsahariana experimentar¨¢ un fuerte impulso y crecer¨¢ a un ritmo del 5% en 2005, medio punto m¨¢s que el 4,5% en que se expandir¨¢ la econom¨ªa mundial, tanto en este ejercicio como en el pr¨®ximo. ?stas son las optimistas conclusiones que el nuevo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el espa?ol Rodrigo Rato, lanz¨® en un discurso durante la sesi¨®n de clausura de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Econ¨®mica y Monetaria del ?frica Central (CEMAC), celebrada ayer en Libreville (Gab¨®n).

La CEMAC re¨²ne a pa¨ªses africanos franc¨®fonos, entre los que figuran algunos de los m¨¢s endeudados, conflictivos y pobres del mundo. Forman parte de ella Camer¨²n, Chad, Congo, Rep¨²blica Centroafricana, Guinea Ecuatorial y Gab¨®n. Estos Estados comparten una moneda ¨²nica (el franco CFA, ahora euro) aunque no todav¨ªa un verdadero mercado interior. Tambi¨¦n comparten otros patrimonios menos agradables, como una pobreza rampante, una deuda p¨²blica cuyo gravoso servicio deglute en algunos casos la mitad del presupuesto anual; conflictos pol¨ªticos y guerras civiles casi end¨¦micas, y unas tasas de sida que arruinan sobre todo a sus generaciones m¨¢s j¨®venes. Algo que los enormes y crecientes recursos petroleros descubiertos no logran todav¨ªa de ninguna manera compensar.

Rato, que viaja por primera vez a ?frica, como jefe del FMI desde el pasado 7 de junio, y significativamente, a una de sus regiones m¨¢s pobres, trata de simbolizar con esta gira iniciada apenas a los dos meses de su toma de posesi¨®n, un cierto giro social del FMI, la controvertida instituci¨®n considerada como la guardiana de la m¨¢s estricta ortodoxia en pol¨ªtica econ¨®mica y que ha sido blanco de las iras antiglobalizadoras desde la Cumbre de Seattle.

Evoluci¨®n clim¨¢tica

El director gerente del FMI s¨®lo alberg¨® dos dudas sobre sus esperanzadores pron¨®sticos: la evoluci¨®n clim¨¢tica y la del medio ambiente. Pero se mostr¨® optimista acerca de la mejora de los cuadros macroecon¨®micos exhibidos por la mayor¨ªa de los pa¨ªses subsaharianos, porque este "crecimiento econ¨®mico es una condici¨®n indispensable para reducir la pobreza". Hablaba sobre casos concretos de mejora ya constatados, como los de Camer¨²n y Gab¨®n, cuyo hilo conductor situ¨® en cuatro estrategias:

1. Una pol¨ªtica de estabilidad y saneamiento macroecon¨®micos (restricci¨®n monetaria y ajuste fiscal), que incluya la "administraci¨®n prudente" del aumento de ingresos producido por el alza del precio del petr¨®leo. Es decir, no gastarlos desordenadamente, sino apartarlos en un fondo de reserva con el que compensar futuros descensos de precios.

2. Reformas estructurales que ayudan a diversificar la econom¨ªa de la regi¨®n, hoy basada en dos recursos, uno exterior (la riqueza petrolera) y otro interior (una agricultura e industria forestal premodernas).

3. La creaci¨®n de un entorno (legal e institucional) estimulante de la inversi¨®n p¨²blica y privada, nacional e internacional.

4. El aumento de la integraci¨®n regional, pero evitando las duplicidades que produce "la proliferaci¨®n" de distintas organizaciones regionales en ?frica.

El asunto del nuevo petr¨®leo es clave. Su abundancia y la crisis de Oriente Pr¨®ximo han estimulado el inter¨¦s de EE UU hacia estos pa¨ªses y sus vecinos, como la gigantesca y angl¨®fona Nigeria. El objetivo del FMI estriba en que estos recursos dejen de ser el caldo de cultivo como hasta ahora de "enormes niveles de corrupci¨®n" entre las ¨¦lites gubernamentales. Por eso apoya y exige que los Estados se sumen a la "iniciativa de transparencia de las industrias extractivas" que patrocin¨® el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair. A cambio de este compromiso por parte de los gobiernos y de los de profundizar en la liberalizaci¨®n de sus econom¨ªas y en la privatizaci¨®n de sus empresas p¨²blicas (varios de ellos han vendido ya al sector privado sus compa?¨ªas el¨¦ctricas, de suministro de agua, y de ferrocarriles, exigencias impensables en bastantes estados miembros de la Uni¨®n Europea), el Fondo ofrece algunas partidas que suavizan algo tanto su tradicional rigor como el esquematismo de sus recetas, de pretendida validez universal.

Entre estas contrapartidas figura el otorgamiento de un tipo de ayudas "m¨¢s flexibles", describi¨® Rato, a los pa¨ªses que salen de conflictos armados para restaurar heridas b¨¦licas. La recientemente concedida al Congo ha totalizado 10 millones de d¨®lares. Tambi¨¦n la aceleraci¨®n del examen a los pa¨ªses m¨¢s endeudados del mundo (son 27 y deben 53.000 millones de d¨®lares) para comprobar si re¨²nen las condiciones establecidas para la cancelaci¨®n total de su deuda exterior. Catorce pa¨ªses, entre ellos Kenia y Tanzania, ya la han obtenido. El FMI desempe?a tambi¨¦n el papel de emisario que aprieta las tuercas a los deudores para que los acreedores bilaterales, los pa¨ªses ricos del Club de Par¨ªs, recuperen la confianza en el buen comportamiento de aqu¨¦llos.

Asimismo, el Fondo ha abierto un cierto margen en su planillo de la ortodoxia presupuestaria a cuestiones sociales. De manera que, por ejemplo, el gasto p¨²blico nacional dedicado a combatir el sida no sea computado en los niveles oficiales de d¨¦ficit presupuestario, que se pretende a toda costa dome?ar. Ortodoxia presupuestaria siempre cuestionada por buena parte de las opiniones p¨²blicas de los pa¨ªses pobres seg¨²n las cuales la disminuci¨®n del gasto social equivale a elevar la pobreza a categor¨ªa de miseria.