La gastronom¨ªa como alta costura
La revista Forbes, espejo para millonarios narcisistas o para gentes que desear¨ªan serlo, incluye un ¨²nico franc¨¦s entre las cien personalidades que determinan la orientaci¨®n que toma el mundo. Se trata de Alain Ducasse. No es un pol¨ªtico, ni un fil¨®sofo, ni un financiero, ni un jurista, sino un cocinero. A pesar de que The New York Times haya coronado a Ferran Adri¨¤ "mejor cocinero del mundo", Ducasse seguir¨ªa siendo quien, metaf¨®ricamente, desde detr¨¢s de los fogones, mayor influencia ejerce. Pero, ?influencia sobre qu¨¦? Y ah¨ª es donde Ducasse lleva ventaja porque, dentro del mundo de la alta gastronom¨ªa, que tantos puntos de concomitancia tiene con la alta costura, si Adri¨¤ es Elsa Schiaparelli, Ducasse ocupa el papel de Coco Chanel, es decir, que si uno no cesa de inventar, el otro no para de crecer y diversificarse.
La idea central de Ducasse es adosar la alta gastronom¨ªa a actividades m¨¢s rentables, sobre todo las ligadas a las franquicias y a las labores de consejero
Aunque muchas fotos nos lo presentan con el largo delantal de cocinero, ¨¦l lleva a?os dedic¨¢ndose a 'fabricar' cocineros de gran calidad
Si hace falta, se contrata a un core¨®grafo para que ense?e a los camareros a moverse con elegancia y coordinadamente con sus compa?eros
Veamos en qu¨¦ consiste el imperio Ducasse. Seg¨²n ¨¦l mismo escribi¨® para Le Figaro Enterprises, "el conjunto de nuestras actividades mueve unos 50 millones de euros y ocupa a unas 500 personas repartidas en el total de nuestros establecimientos" (hoy, el n¨²mero de empleados ser¨ªa ya de 930). Procedamos, pues, a un r¨¢pido repaso a esos "locales": tres restaurantes de alta gastronom¨ªa (el Louis XV de M¨®naco, el restaurante en el hotel Plaza Ath¨¦n¨¦e de Par¨ªs y el Essex House de Nueva York); 11 restaurantes "concepto", es decir, organizados a partir de una idea-faro, ya sea la cocina de fusi¨®n, la italiana, la ligera en grasas, etc¨¦tera (los Spoon de Par¨ªs, Londres, isla Maurice, Saint Tropez, Gstaad, Hong Kong o Cartago, los Mix de Nueva York y Las Vegas, los Bar et Boeuf de M¨®naco y Par¨ªs, e Il Cortile, tambi¨¦n en Par¨ªs); los bistr¨®s (uno en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, el otro en Par¨ªs); el negocio de comida r¨¢pida (BE, boulang¨¦picerie); un centro de formaci¨®n en Francia (clases para profesionales o particulares); una editorial; la hoteler¨ªa (dos hoteles, de momento, y un cierto control sobre la cadena de Ch?teaux & Hoteles); una sociedad de consulting que se ocupa de la restauraci¨®n de ciertos hoteles o locales.
La idea central de Ducasse es la misma que orienta el funcionamiento de Dior o Chanel, a saber, la "necesidad de transformar una artesan¨ªa en industria" a base de "adosar la alta gastronom¨ªa, que juega un papel irreemplazable de vitrina y laboratorio, a actividades m¨¢s rentables, sobre todo las ligadas a las franquicias y a la labor de consejero". Es obvio que hoy Alain Ducasse pasa la mayor parte de su tiempo reunido con sus colaboradores o recorriendo el mundo. Aunque muchas fotos nos lo presentan con el largo delantal de cocinero, ¨¦l apenas toca el piano, no en vano ha racionalizado al m¨¢ximo todo el proceso de elaboraci¨®n y lleva a?os fabricando cocineros de gran calidad que declinan todas las gamas del sabor Ducasse.
Su vida estuvo a punto de irse al traste cuando, en agosto de 1984, yendo de la Costa Azul a los Alpes, la avioneta en la que viajaba se estrell¨®. Murieron los otros tres ocupantes. Alain pas¨® varios meses sentado en una silla de ruedas, tuvo que someterse a 13 operaciones para recuperar la movilidad y su aspecto.
En cualquier caso ahora no le teme a nada y s¨®lo as¨ª se comprende que en 1987 aceptase ocuparse del restaurante del Hotel de Par¨ªs, en M¨®naco, el Louis XV, con la espada de Damocles de tener que conseguir tres estrellas de la gu¨ªa Michelin en el plazo de cuatro a?os. Le bastaron tres, y, por primera vez, la prestigiosa gu¨ªa dio su m¨¢xima calificaci¨®n a un restaurante de hotel de lujo, un tipo de local al que Ducasse es muy aficionado porque en ¨¦l vive la clientela que puede permitirse almuerzos o cenas de 200 o 300 euros por cabeza -vino aparte- y porque corresponde a su estrategia econ¨®mica: los socios, propietarios de las paredes casi siempre, asumen las p¨¦rdidas si las hay, pero los beneficios se reparten. "Los locales gastron¨®micos como el del Plaza o Essex House necesitan mucho personal, la relaci¨®n es de un trabajador por cliente. La rentabilidad es, pues, muy limitada", dice Ducasse despu¨¦s de haber logrado la proeza de tener, simult¨¢neamente, tres restaurantes con tres estrellas. "Estoy persuadido que despu¨¦s de haber contribuido a reinventar la gastronom¨ªa, ahora Francia tiene que inventar la industria del lujo, del saber vivir y del mejor comer", todo junto. Y para conseguirlo, si hace falta, se contrata a un core¨®grafo, para que ense?e a los camareros a moverse con elegancia y coordinadamente con sus colegas.
De la misma manera que ha logrado imponerse, casi como una moda, puede caer en desgracia. Su fama est¨¢ en manos de gente tan imprevisible y poco fiable como los cr¨ªticos gastron¨®micos, del flujo de turistas japoneses o norteamericanos, o de un Chirac que puede empe?arse en continuar su pelea simb¨®lica con Bush. Su Essex House pas¨® un a?o en la cuerda floja porque The New York Times decidi¨® que los precios eran abusivos antes de que su cr¨ªtico, William Grimes, para quien la "salsa albufera" es un "foie-gras l¨ªquido aromatizado al oporto y al madeira", le coronase como el mejor restaurante de Estados Unidos.
En la actualidad nuestro hombre sigue la pista de m¨¢s de 300 cocineros, todos ellos susceptibles de ser cooptados, un momento u otro, para garantizar la continuidad de la ortodoxia ducassiana y su despliegue internacional. "Saber hacer, hacer hacer y hacer saber", la m¨¢xima preferida de Alain Ducasse, encuentra ah¨ª su plasmaci¨®n.
Alain Ducasse. Cocinero
Nacido en 1956, hijo de campesinos, nieto de carpintero, educado en un pueblecito de Las Landas, adolescente que compagina el tractor con el instituto, Alain, que nunca levanta la voz, demuestra que tiene las ideas claras cuando abandona la escuela de hosteler¨ªa de Talance, cerca de Burdeos, porque "aquello funcionaba al ralent¨ª". El joven Ducasse tiene prisa y busca en las cocinas de algunos grandes 'chefs' -Michel Gu¨¦rard, Verg¨¦ y, sobre todo, Alain Chapel- los secretos de lo que est¨¢ empezando a llamarse 'nouvelle cuisine'. A los 23 a?os ¨¦l es ya tambi¨¦n 'chef', y a los 28 la gu¨ªa Michelin le concede dos estrellas por su trabajo al frente del restaurante del hotel Juana, en la Costa Azul. Ren¨¦ Schmid, que le suministraba fresas salvajes y sigue haci¨¦ndolo, le recuerda de aquella ¨¦poca: "Era muy poco hablador, iba al grano, y respetaba mucho al artesano que le surt¨ªa con buenos productos. En 30 a?os, jam¨¢s me ha devuelto ning¨²n env¨ªo. No exagera, se limita a felicitarte de manera muy seca".
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