Zp desenfocado
Esta noche he tenido un sue?o profundamente terrible: estaba desenfocado, como el personaje de Woody Allen en Desmontando a Harry (creo que el t¨ªtulo original era Desconstrut¨ªn Jarri, aunque no estoy muy seguro porque mi ingl¨¦s es veri bad; tambi¨¦n en eso soy un espa?ol m¨¢s). En el sue?o, alguien me dec¨ªa, no recuerdo qui¨¦n, seguramente Jes¨²s, Caldera, por supuesto, no Jesucristo, alguien me dec¨ªa, y debo ir vigilando esta tendencia a encadenar oraciones subordinadas si no quiero contraer carisma, ya que existe el peligro cierto de irse encandilando con el propio pensamiento hasta que todos pierden el hilo, aunque nadie lo dice, y alguien me dec¨ªa, dec¨ªa, quiero decir que iba diciendo yo que me dec¨ªa alguien: "Jefe, se te ve desenfocao".
Despu¨¦s eran mis hijas: "Pap¨¢, ?qu¨¦ te pasa? Est¨¢s desenfocado". Y Sonsoles: "Es cierto, Jos¨¦ Luis, se te ve borroso". Lo peor de todo es que el sue?o acababa como el episodio de la pel¨ªcula: todos se pon¨ªan gafas para verme correctamente. Es decir, no intentaba corregirme yo, sino que obligaba a los dem¨¢s a corregirse la vista para que me vieran como un ser perfecto. ?Horror! ?Narcisismo! ?Carisma! ?Hiperliderazgo!
Me he despertado entre sudores, y he preguntado de inmediato por Mar¨ªa Teresa, con la intenci¨®n de recibir unos azotes, si as¨ª se juzgaba necesario, y cederle la presidencia del Gobierno durante unos d¨ªas. Necesito ver a la familia, necesito reencontrarme, jugar a baloncesto, lesionarme, maldecir las vacaciones, desear volver al trabajo, etc¨¦tera. Sentirme como un espa?ol m¨¢s. Supongo que es el efecto secundario de ver a Aznar y a Bush. ?Qu¨¦ tengo que ver yo con esos tipos? ?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª, en un cursillo de verano para presidentes de Gobierno inexpertos? ?Para qu¨¦ quiero la experiencia si con la experiencia no se traen las tropas de Irak, seg¨²n dijo Felipe Gonz¨¢lez, y yo soy presidente del Gobierno b¨¢sicamente para traer las tropas de Irak?
Otra pesadilla recurrente que tengo es que, una vez tra¨ªdas las tropas de Irak, anulada la religi¨®n obligatoria en la escuela, resuelto el caso del Yak-42 y neutralizado Urdaci en TVE, los espa?oles me dicen: "Muchas gracias, esto es todo, nos quedamos con su n¨²mero de tel¨¦fono por si volvemos a necesitarle".
- Por favor, que venga la vicepresidenta primera.
- Lo siento, Jos¨¦ Luis -dice Juan Fernando-, pero Mar¨ªa Teresa no est¨¢ en la casa.
- ?Y va a tardar mucho en volver?
- No, Jos¨¦ Luis, no entiendes. Mar¨ªa Teresa ha abandonado la casa.
- ?Y eso? ?Ya ha encontrado su papel?
- Pues... no exactamente. Pero ha decidido irse y nadie se ha atrevido a llevarle la contraria. ?sta es la ¨²ltima imagen que tenemos de ella.
Me tendi¨® el dibujo de un drag¨®n de siete cabezas.
- Comprendo -le devolv¨ª la caricatura.
Me molestaba, profundamente, el mensaje impl¨ªcito en las palabras de Juan Fernando: la vicepresidenta hab¨ªa abandonado la casa porque nadie se hab¨ªa atrevido a llevarle la contraria. En cambio, a m¨ª s¨ª me pod¨ªan contrariar. Una cosa es renunciar al carisma y otra que le tomen a uno por el pito del sereno.
- Hola, jefe -entr¨® Jes¨²s en la habitaci¨®n-, ?qu¨¦ te pasa, que se te ve trist¨®n? Bueno, se te ve... ?Qu¨¦ te pasa? Te veo desenfocao.
- Ponte las gafas, Jes¨²s, y no des el co?azo.
- Ma?anita tenemos. A ver d¨®nde dej¨¦ las gafas.
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