La participaci¨®n de las empresas en la investigaci¨®n est¨¢ estancada en el 50%

La distribuci¨®n entre investigaci¨®n p¨²blica e investigaci¨®n privada ha permanecido pr¨¢cticamente estable al 50% en los ¨²ltimos 25 a?os, a pesar de los intentos de fomentar la I+D empresarial mediante subvenciones y deducciones fiscales, concluye el informe Ciencia, tecnolog¨ªa y sociedad del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). El retraso espa?ol respecto a Europa se cifra en el informe en 10 a?os.

El an¨¢lisis del INE, elaborado por Carlos Ignacio Angulo, recuerda que las cumbres europeas de jefes de Estado de Lisboa y Barcelona establecieron entre sus objetivos prioritarios alcanzar en 2010 una inversi¨®n media en I+D del 3% del PIB. Para lograr ese objetivo debe aumentar mucho la contribuci¨®n espa?ola, ya que en 2002 el gasto en I+D fue del 1% del PIB cuando la media europea se sit¨²a en el 2%.

Si se supone que la evoluci¨®n del PIB en los pr¨®ximos a?os va a seguir experimentando una tendencia lineal, tal como ha ocurrido en el periodo 1995-2002, se?ala el informe, para alcanzar una inversi¨®n en I+D de al menos el 2% se necesitar¨¢ que el gasto en investigaci¨®n crezca de manera exponencial, con lo que se conseguir¨ªa este objetivo en 2014. Con un aumento meramente lineal es muy probable que no se llegara a conseguir el porcentaje deseado durante este siglo.

Adem¨¢s de aumentar el gasto dedicado a I+D en total, el estudio se?ala la importancia de que aumente la participaci¨®n de las empresas. Recuerda que la crisis econ¨®mica de los primeros a?os noventa motiv¨® una ca¨ªda general de la inversi¨®n en I+D, sobre todo en el sector empresas, y que hubo que esperar hasta el a?o 2000 para recuperar las cotas de inversi¨®n en I+D de principios de los a?os noventa.

La mitad

Sin embargo, el peso de las empresas, p¨²blicas y privadas, en la investigaci¨®n espa?ola se ha mantenido estable en torno al 50% del total, un porcentaje muy inferior al de los pa¨ªses avanzados, sin que el desarrollo tecnol¨®gico haya incrementado sus recursos respecto a la investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada.

Se?ala el informe que la I+D empresarial es realizada en Espa?a por muy pocas empresas, que son las que se llevan la mayor parte de las subvenciones procedentes tanto del Estado y de las comunidades como de la Uni¨®n Europea. En concreto, dice el informe: "Las subvenciones para I+D, con frecuencia y dependiendo del ciclo econ¨®mico (como en la crisis de principios de los noventa), son utilizadas como fuente alternativa para no arriesgar recursos propios".

Esta situaci¨®n tiene su traducci¨®n en cifras: las empresas ejecutaron en 2002 el 55% del gasto interno total en I+D mientras que s¨®lo aportaron el 49% de los fondos. Ese mismo a?o se dedic¨® a la investigaci¨®n b¨¢sica el 19% del gasto, a la aplicada el 40% y al desarrollo tecnol¨®gico el 42%.

El informe resalta que no ha habido en los ¨²ltimos 25 a?os una apuesta clara por la investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada "lo cual ya inicialmente representa un d¨¦ficit de conocimientos a la hora de aplicar esa investigaci¨®n, que en bastantes casos es mejor aprovechada en el extranjero que en el interior de nuestras fronteras".

En investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada, la producci¨®n cient¨ªfica espa?ola (en forma de art¨ªculos en revistas especializadas) ha aumentado su cuota de participaci¨®n en la producci¨®n mundial en 3,5 veces entre 1980 y 2000, un resultado muy superior al esfuerzo realizado en I+D, lo que supone una paradoja. Con muy poco esfuerzo se han conseguido muchos resultados.

En el sector empresarial, la producci¨®n, medida por el n¨²mero de patentes, es considerada insuficiente, aunque se ha constatado un gran aumento del n¨²mero de patentes presentadas en el extranjero. Si se analizan otros indicadores cient¨ªfico-tecnol¨®gicos para evaluar la evoluci¨®n de la ciencia en Espa?a, como el gasto en innovaci¨®n, el n¨²mero de empresas innovadoras, el porcentaje de empresas que realizan comercio electr¨®nico o el empleo en sectores de alta tecnolog¨ªa, todos ellos, indica el autor del informe, confirman el paulatino avance de la investigaci¨®n en Espa?a, pero tambi¨¦n el retraso en comparaci¨®n con los pa¨ªses del entorno.