Amistades a prueba

?Puede una relaci¨®n amistosa de a?os resistir los embates de la s¨²bita riqueza de uno de los dos amigos, sobre todo cuando el otro ha tenido la misma ocasi¨®n de enriquecimiento y no la ha aprovechado? Esta pregunta est¨¢ en la base de un filme como Envidia, una comedia por la que campa el esp¨ªritu de Frank Capra, aunque, por desgracia, no su contenido sentido del humor ni el cari?o y la decencia con que retrataba a sus personajes. Construida para el lucimiento de dos de los c¨®micos m¨¢s populares del actual cine americano, el pusil¨¢nime Ben Stiller y el volc¨¢nico, a menudo excesivo, Jack Black, el filme propone una situaci¨®n a todas luces improbable (Black se enriquece hasta el v¨¦rtigo como promotor de una sustancia que literalmente elimina cualquier tipo de excremento: toda una declaraci¨®n de la sutilidad del discurso) que deriva en una dura prueba para la amistad entre ambos colegas.

Envidia presenta demasiadas anomal¨ªas como para ser tomada como una pel¨ªcula m¨¢s de Levinson. En primer lugar, su propio sentido de la mesura, porque para contar la historia de dos hombres grises, oficinistas y con una vida m¨¢s que previsible, Levinson no duda en cargar las tintas (sobre todo en el personaje de Black, un hortera de marca mayor) m¨¢s all¨¢ de toda prudencia.

Luego, porque tampoco saca demasiado rendimiento de la presencia de otros (muy significativamente, de Christopher Walken), porque lo inveros¨ªmil de algunas situaciones, unido a lo previsiblemente americano que resulta el desenlace (ya saben, buena cara ante la adversidad... y a hacerse ricos), unido a una puesta en escena que en nada recuerda al Levinson de sus mejores ¨¦pocas, hacen de la pel¨ªcula un discurso tan exagerado como fallido, tan poco inspirado como prescindible.