Los flacos explosivos
Espa?a vuelve a ser ubicada entre los 'grandes' gracias a la calidad de su nueva generaci¨®n de delanteros
Ha llegado el momento de probar el verdadero nivel de la selecci¨®n espa?ola de hockey masculino. Esta tarde en el complejo de Helliniko, entre el mar Egeo y las monta?as semidesiertas del ?tica, en un valle que huele a menta, el equipo que entrena Maurits Hendricksse las ver¨¢ con Corea, un conjunto de jugadores uniformes capaz de jugar los 70 minutos a todo pist¨®n. Corea, que gan¨® la plata en Sidney, es la avanzadilla en un grupo que concentra a otros de los mejores del mundo: Pakist¨¢n y el campe¨®n europeo, Alemania. Si Espa?a quiere besar metales tendr¨¢ que quedar primero o segundo exhibiendo una madurez que tal vez no tenga. Hace un a?o y medio Espa?a era und¨¦cima en la clasificaci¨®n mundial y hoy todo el mundo la ubica entre las grandes. El motivo: cuatro tipos flacos y secos que marcan m¨²sculos largos y se mueven como gansos blandiendo el stick con una habilidad ¨²nica en el mundo. Son Amat, Freixa, Tubau y Sojo. Los tres primeros se criaron en la cuna del hockey espa?ol, Terrassa, y han recogido la herencia de familiares ol¨ªmpicos. El ¨²ltimo es plebeyo. Fue descubierto en Puente Genil, lugar que no tiene cancha de hockey hierba.
Cuando le piden a Maurits Hendricks que mencione algunos jugadores b¨¢sicos en el equipo de Espa?a, cita a Joan Escarr¨¦, el capit¨¢n; el portero madrile?o Bernardino Herrera; Rodrigo Garza, reconvertido en l¨ªbero; Kiko F¨¢bregas, el medio centro; y los delanteros. "Cuando hablamos de los delanteros", dice Hendricks; "Espa?a tiene la suerte de encontrarse en un momento especial porque son de un nivel alt¨ªsimo. Muy potentes y muy j¨®venes, de 20, 21, 23 y 26. Cuatro delanteros con una creatividad que hay muchos equipos en el mundo que se quedar¨ªan contentos si tuvieran a uno. T¨² los ves y dices: 'es una mezcla potente'. Esta combinaci¨®n ha hecho que Espa?a tuviera unos resultados muy buenos en el ¨²ltimo a?o. Lo que no se sabe es si un a?o de trabajo va a ser bastante para tener el mejor ¨¦xito. Yo s¨¦ que Espa?a estar¨¢ en el top cuatro del mundo. Pero es dif¨ªcil saber si ya tenemos la madurez para aguantar la presi¨®n tremenda que hay en unos Juegos, que no tiene nada que ver ni con un Europeo, ni con un Preol¨ªmpico ni con un Champions Trophy".
A principios del siglo pasado, el se?or Escud¨¦, empresario textil de Terrassa, import¨® de Inglaterra unos palos de hockey que fueron la semilla del Terrassa, fundado en 1910, y del hockey espa?ol. Santi Freixa, el delantero centro de la selecci¨®n, es el biznieto de aqu¨¦l Escud¨¦, como lo son los c¨¦lebres hermanos Escud¨¦, sus nietos. En la selecci¨®n, Freixa es un maestro del golpeo de arrastre o flick. Es el tirador preciso y estudia Comercio Exterior, honrando a su bisabuelo.
Pol Amat cursa Empresariales porque sabe que ser el jugador m¨¢s r¨¢pido del mundo no le va a servir para ganarse la vida. Se trata de un velocista de 100 y 200 metros que a base de manejar el palo de hockey desde los seis a?os ha desarrollado una t¨¦cnica perfecta. "En 1997 hubo gente que me compar¨® con Ronaldo", dice Amat; "por la manera de moverme en el campo; ?pero ahora yo estoy muy flaco!". Como presentando pruebas, agrega: "Empezamos con un once por cien de grasa y estamos en 9,5". En eso es preciso: el m¨¦dico de la selecci¨®n mide el nivel de grasa casi a diario, igual que las pulsaciones.
"Lo que me diferencia f¨ªsicamente de otros jugadores", dice Amat; "es que adem¨¢s de romper por velocidad en espacios cortos, o en una carrera de 20 metros, puedo desequilibrar en 50. La t¨¦cnica es otra cosa. Se mejora con la repetici¨®n. Yo llevo entrenando todos los d¨ªas desde hace siete a?os". Amat es el ¨²ltimo de una saga. Su padre, Paco Amat, estuvo en tres Juegos, igual que sus t¨ªos Pedro y Jaime; pero menos que su otro t¨ªo, Juan, que estuvo en cuatro. Santi Amat, su primo, particip¨® en tres Juegos hasta Atlanta.
De porte menos aristocr¨¢tico, Sojo es el benjam¨ªn. "Yo no soy medi¨¢tico; soy un poco joven para unos Juegos", dice, con candidez, el chico que se dedic¨® al hockey casi por casualidad. Hhace unos a?os, a un profesor de INEF, se le ocurri¨® ense?arlo en un colegio de Puente Genil.
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