Devoci¨®n
Salvo error u omisi¨®n, en Madrid hay tres v¨ªrgenes, a saber, la Almudena (patrona oficial de la Villa), Nuestra Se?ora de Atocha (patrona de la Corte) y la Paloma (patrona oficiosa del pueblo), cuya fiesta se celebra hoy en toda Espa?a excepto aqu¨ª, donde las autoridades civiles, religiosas y sindicales han consensuado trasladarla a ma?ana, regalando un puente para el pueblo en honor de la Se?ora, como debe ser. Pudiera dar la impresi¨®n de que Madrid es una ciudad devota, sacristana incluso, cosa a todas luces incierta si nos atenemos al escaso n¨²mero de fieles que acuden a celebraciones lit¨²rgicas. Pero, al igual que ocurre en toda la naci¨®n, que no nos toquen a nuestras V¨ªrgenes, aunque no vayamos a misa, aunque no creamos ni siquiera en la religi¨®n cat¨®lica, que es la verdadera. Faltar¨ªa m¨¢s.
El fervor madrile?o, sin embargo, se est¨¢ incrementando de forma vertiginosa con la llegada creciente de inmigrantes, algunos de los cuales ostentan firmes convicciones et¨¦reas. Al igual que nos estamos acostumbrando a convivir con gentes que llegan de lejanas tierras, las deidades est¨¢n tambi¨¦n aqu¨ª en franco periodo de mestizaje. Tenemos budistas, vuduistas, militantes de la Iglesia Agn¨®stica de la Cuarta Pregunta, pante¨ªstas, adoradores de Sat¨¢n, polite¨ªstas, fetichistas, te¨®sofos, id¨®latras e incluso sinto¨ªstas. Adem¨¢s, como todo el mundo sabe, Al¨¢ es grande y Mahoma es su profeta. Y, por supuesto, Dios es Cristo, que para eso estamos en la tierra de Mar¨ªa Sant¨ªsima, cuya Asunci¨®n a los cielos hoy celebramos. De todo lo cual se colige que, mucho ojo, ciudadanos. Con las iglesias hemos topado. ?ramos pocos y pari¨® la abuela, dicho sea con bienaventurada audacia, amigo Sancho. A veces dan v¨¦rtigo los l¨ªderes del m¨¢s all¨¢, que de pac¨ªficos no tienen ni un pelo.
Hoy, hace exactamente 192 a?os, tuvo lugar en la plaza Mayor la proclamaci¨®n de la Constituci¨®n promulgada por las Cortes de C¨¢diz en 1812. ?Viva la Pepa! L¨¢stima que esta Josefa no fuera virgen, porque si no estar¨ªa en los altares.
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