Los socialistas, entre Chirac y la Constituci¨®n europea
Sectores de la izquierda francesa defienden el 'no' en el refer¨¦ndum y sit¨²an a la direcci¨®n del PS ante un dilema
La Constituci¨®n europea amenaza con dividir al Partido Socialista (PS) franc¨¦s. El actual presidente de la Rep¨²blica, el populista conservador Jacques Chirac, se manifest¨® favorable a dicho proyecto de Constituci¨®n el pasado 14 de julio y propuso un refer¨¦ndum para ratificarlo. Para los socialistas, tradicionalmente m¨¢s paneurope¨ªstas que Chirac y sus seguidores, el dilema parece casi irresoluble: si votan afirmativamente no s¨®lo respaldar¨¢n una Carta Magna contraria a muchas de sus convicciones -y al lema de su ¨²ltima campa?a europea, que exig¨ªa una "Europa social"-, sino que adem¨¢s aportar¨¢n un nuevo respaldo a la gesti¨®n chiraquiana; si su voto es negativo interrumpen una tradici¨®n de compromiso favorable con la construcci¨®n europea al tiempo que aparecen asociados al soberanismo reaccionario de Philippe de Villiers o a la extrema derecha de Le Pen.
El secretario general, Fran?ois Hollande, estudia proponer la abstenci¨®n
De momento, varios antiguos ministros socialistas (Michel Rocard, Elisabet Guigou, Bernard Kouchner, Dominique Strauss Kahn, Pierre Moscovici o Jack Lang) se han declarado partidarios del s¨ª, actitud que comparten con los alcaldes de ciudades como Par¨ªs y Ly¨®n, Bertrand Delano? y G¨¦rard Collomb, as¨ª como con numerosos eurodiputados o con el portavoz socialista en la Asamblea Nacional, Jean Marc Ayrault. Pero ese frente favorable al s¨ª topa con una base mayoritariamente inclinada al no y cuya argumentaci¨®n ha sido bien elaborada por las dos corrientes que contestan la l¨ªnea de la actual direcci¨®n, es decir, la del Nuevo Partido Socialista de Arnaud Montebourg y Vincent Peillon, y la de Nuevo Mundo, encabezada por Henri Emmanuelli. Detr¨¢s de ese movimiento de rechazo se halla tambi¨¦n Laurent Fabius, antiguo primer ministro y principal candidato socialista a la presidencia de la Rep¨²blica que, despu¨¦s de afirmar que "se siente tentado por el no", ha dejado que sean otros quienes lo defiendan de manera tajante. Es el caso del antiguo portavoz de Lionel Jospin, el diputado Manuel Valls, o de antiguos ministros como Paul Quil¨¨s o Marie No?lle Lienemann, que afirman que "las condiciones para una revisi¨®n de la futura Constituci¨®n hacen que cualquier iniciativa en ese sentido sea casi imposible". Se refieren, claro est¨¢, a la exigencia de unanimidad para cualquier cambio en el marco pol¨ªtico legal europeo. Para los socialistas cr¨ªticos es inaceptable una Constituci¨®n que nunca tendr¨¢ como prioridad "la creaci¨®n de un impuesto europeo sobre las sociedades" y que no luche "contra el blanqueo de dinero y el fraude fiscal". La pr¨¢ctica del dumping fiscal, con vistas a los anglosajones, es denunciada por los cr¨ªticos que tambi¨¦n arremeten "contra la pasividad culpable de Jacques Chirac" en el momento de la negociaci¨®n. Para los contrarios al proyecto de Constituci¨®n el texto entierra el sue?o de una "UE potencial" a cambio de un gran mercado.
El embrollo es de tal magnitud que el actual primer secretario, Fran?ois Hollande, incapaz de convencer a la base militante de la bondad de la razones de la direcci¨®n, estudia defender la abstenci¨®n a base de proponer un imposible "s¨ª a la Constituci¨®n, no a Chirac". Hollande, prudente, dejar¨¢ que los militantes discutan la futura Constituci¨®n y se pronuncien al respecto. No quiere tener raz¨®n contra todos.
S¨®lo durante la presidencia de Fran?ois Mitterrand (1981-1995) el PS ha sido decididamente europe¨ªsta. Mitterrand troc¨® el proyecto anticapitalista del PS por la utop¨ªa de una Europa federal que encontr¨® su mejor int¨¦rprete en otro franc¨¦s y socialista, el entonces presidente de la Comisi¨®n de Bruselas, Jacques Delors (1985-1995). Antes, durante muchos a?os, los socialistas galos, a pesar de una tradici¨®n que incluye nombres tan ilustres como Jean Jaur¨¦s, han visto con reticencia una Europa que se edificaba conjugando los modelos liberal y socialcristiano. La Fundaci¨®n Jean Jaur¨¨s, que es el think tank de los socialistas franceses, cuando discute sobre la UE lo hace siempre con reticencias y, por ejemplo, en su n¨²mero de octubre 2003, al hablar de la Constituci¨®n, emplea el t¨¦rmino "claroscuro" y cataloga al brit¨¢nico Peter Hain como "el miembro de la Convenci¨®n menos favorable al consenso y m¨¢s influyente". Los socialistas franceses saben que la UE que ha de nacer de la Constituci¨®n ya no se concibe a s¨ª misma como una alternativa "social" a EE UU. Y si las cuestiones sociales y fiscales han quedado dentro del cap¨ªtulo de las que exigen una casi imposible unanimidad para ser abordadas, ?qu¨¦ decir de las referidas a las pol¨ªticas de Defensa o Exteriores? En los dos casos aparece de nuevo la exigencia de unanimidad para poder tomar alg¨²n tipo de iniciativa. No es extra?o que Fabius haya podido escribir que "esa Constituci¨®n puede arruinar las posibilidades de construcci¨®n de Europa" o que Valls califique el texto, "digan lo que digan, de victoria para la Gran Breta?a".
Para el PS, vencedor de las tres ¨²ltimas elecciones regionales, cantonales y europeas, el debate sobre la Constituci¨®n de la UE aparece pues como un inoportuno elemento de divisi¨®n a la vez que les recuerda la imprudencia que conlleva conformarse con ganar s¨®lo a partir del rechazo que genera el poder. El PS carece de proyecto alternativo o de propuestas sectoriales propias y bien identificadas. La tentaci¨®n de servirse del debate europeo como arma arrojadiza en la pol¨ªtica interior es demasiado fuerte y la decisi¨®n chiraquiana de dejar fuera de la Comisi¨®n de Bruselas al eficaz y pragm¨¢tico socialista Pascal Lamy, tampoco es ajena a un tacticismo que amenaza con contaminarlo todo.
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