"Me siento como Letizia, aunque sea por un d¨ªa"
Mar¨ªa, que antes de disparar met¨ªa la mano en el bolsillo donde guarda la foto de su hija Arantxa, de tres a?os, dice que le ha tocado la loter¨ªa
A Arantxa, de tres a?os, le debi¨® sorprender mucho ver a su madre en la televisi¨®n, firme y sonriente, subida a un caj¨®n junto a una rubia oronda y una chinita, con una corona de olivo en la cabeza y un medall¨®n colgado al pecho. Cuando su padre, Sergio, se la pas¨® al tel¨¦fono lo primero que le dijo fue: "?Amachu!, ?te he visto en la tele!". Su amachu, su madre, Mar¨ªa Quintanal, hab¨ªa logrado la primera medalla de Espa?a en los Juegos de Atenas en una ma?ana clara, las nubes como corderitos volando bajo y el viento barriendo la contaminaci¨®n de la capital griega.
"Con este viento la prueba ha sido una loter¨ªa", dijo la tiradora, modesta ella; "esperemos que en la final del mi¨¦rcoles [modalidad de doble trap] me vuelva a tocar el n¨²mero. Hoy la verdad es que me ha sorprendido la australiana. No esperaba que estuviera tan fina".
Mar¨ªa, que dice ser "del mismo Bilbao", es mujer de pocas palabras, que no poco expresiva. Como en el tiro, si habla, es para dar. Lo mismo es con sus gestos. Termin¨® la competici¨®n y se abalanz¨® sobre su entrenador, Jos¨¦ Luis P¨¦rez Sanz, escopeta en mano. Se colg¨® de su cuello y se abrazaron envueltos en una nube de disparos recientes y olor a p¨®lvora impregnando la pradera y las gradas del centro de tiro ol¨ªmpico de Markopulos. "Me siento como Letizia, aunque sea por un d¨ªa", exclam¨® orgullosa.
El segundo puesto de la espa?ola fue recibido con expresiones de gran emoci¨®n por parte del p¨²blico griego. Enseguida se arremolin¨® la gente dichosa entre l¨¢grimas, ramas de olivo, humo y estallidos de disparos. El director t¨¦cnico de la federaci¨®n, Domingo Plaza, la tiradora de precisi¨®n Pilar Fern¨¢ndez, que pos¨® con la escopeta de Mar¨ªa para una foto de recuerdo, el t¨¦cnico polaco Cesary Staniszewski, que soltaba imprecaciones de tan feliz que estaba se?alando "los cojones" de la medallista, el fabricante de las tres escopetas del podio, Mauro Perazzi, maestro en la medici¨®n de culatas... y Jos¨¦ Luis P¨¦rez Sanz. El entrenador de Mar¨ªa es el primer hombre al que dirigi¨® su agradecimiento la espa?ola. Un hombre con el que compiti¨® en Atlanta, cuando P¨¦rez Sanz form¨® parte del equipo de tiradores. Cicatriz en el p¨®mulo derecho, cabeza curtida, nariz de boxeador, P¨¦rez Sanz es uno de esos tipos duros que se enternecen bajo la corteza. Desde que est¨¢ en Atenas, hace una semana, dice que casi no ha conciliado el sue?o. "Nuestro lema es no pensar", dec¨ªa el t¨¦cnico; "no pensar en el marcador, no pensar en el p¨²blico, no pensar en las otras competidoras ni en las marcas... Es lo mismo que dec¨ªa el maestro de espada en la pel¨ªcula El ?ltimo Samurai: 'no pienses".
Mar¨ªa s¨®lo ten¨ªa que concentrarse en su respiraci¨®n, en los platos. Y dejarse llevar por el arma, prolongaci¨®n de su mano y su cara a trav¨¦s de la culata de nogal. "Debe inspirar", explica P¨¦rez Sanz; "coger el aire para pedir el plato y acumular energ¨ªa. Y as¨ª tranquilizarse. Porque hoy estaba m¨¢s nerviosa que nunca. Lo que pasa es que ya tiene mucha experiencia para torear estos toros".
Ayer, el toro m¨¢s dif¨ªcil fue el viento. "El hecho de que hubiera viento no pon¨ªa las cosas muy f¨¢ciles para nosotros", dijo P¨¦rez Sanz; "porque a Mar¨ªa no le favorece. Ella es una tiradora media, ni lenta ni r¨¢pida, y hoy el d¨ªa estaba para tiradoras r¨¢pidas. Cuanto m¨¢s vuela el plato y m¨¢s tiempo se toma en apuntar menos opciones se tienen de acertar porque los perdigones se abren y el viento distorsiona las trayectorias normales.
El volumen de entrenamiento obr¨® una mejor¨ªa notable en Mar¨ªa Quintanal. Desde que se cas¨® con el canario Sergio Pi?ero, ex tirador deportivo, y se traslad¨® hace unos a?os a Las Palmas, sus entrenamientos se multiplicaron, entre otras cosas porque all¨ª son propietarios de un campo propio. "Adem¨¢s", explic¨® Mar¨ªa, "en el norte, el clima no ayuda. Y no es lo mismo entrenar nueve meses al a?o que hacerlo doce".
Mar¨ªa habl¨® de su triunfo con la medalla al cuello. En el trofeo, la diosa alada de la victoria, Nik¨¦, aparece grabada en plata. "Los 24 puntos de la primera ronda me han dado mucha tranquilidad para las siguientes. He tratado de no mirar el marcador para no alterarme. Lo ¨²nico que sab¨ªa es que la coreana estaba ah¨ª. Pero hasta el ¨²ltimo punto no he sabido nada, si era plata, oro, bronce o nada".
Mar¨ªa se limitaba a tirar, descargar, tirar los cartuchos huecos al cesto, volverse, y coger cartuchos nuevos de la mesa puesta ad hoc mientras las otras cinco competidoras esperaban su turno o disparaban, en l¨ªnea. Se met¨ªa los cartuchos en el bolsillo del chaleco y conservaba su mano izquierda ah¨ª, tocando algo, mientras con la derecha aferraba la escopeta de dos ca?os, abierta. Buscaba su nuevo sitio y entonces sacaba la mano del bolsillo y apuntaba. "En el bolsillo", revel¨®; "llevaba una foto de mi hija Arantxa".
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