Un romance nada peque?o
Mi romance con Diane Lane parte hace tiempo. Mucho antes de que Diane Lane se convirtiera en, digamos, Diane Lane. O, al menos, en la nueva Diane Lane: la guap¨ªsima actriz no-tan-joven que regres¨® del fr¨ªo con Infiel. La cinta, es cierto, tiene la sutileza de su t¨ªtulo; es el tipo de pel¨ªcula que tiendo a saltarme por prejuicioso o precavido. Claro que Infiel es de aquellas cintas imperdibles. ?La raz¨®n? Ella. Diane Lane. Y, ya saben, nada en lo que aparece Diane Lane puede ser tildado de bodrio. No. Ella no se merece ese trato. Es que Diane Lane es una de ¨¦sas. No es que todo lo que toque se transforme en oro, no; lo que pasa es que ella siempre brilla incluso cuando est¨¢ oscuro. Si eso no es una estrella, entonces mu¨¦strenme una.
"Esta noche sabr¨¢s lo que implica ser joven", cantaba enfundada en un apretado vestido rojo en 'Calles de fuego'
En Infiel, Diane Lane se enreda con un est¨²pido franc¨¦s que ha hojeado muchas revistas de moda. El franc¨¦s vive en un loft neoyorquino y vende libros viejos pero es poco probable que los lea. Por suerte, no se queda con Diane Lane. Eso ser¨ªa ya el colmo. Pero hay una escena que salva la pel¨ªcula. Esa escena, s¨ª. La escena del tren. Diane Lane logra transmitir lo que ella est¨¢ pensando. Sintiendo. Esa escena le vali¨® una nominaci¨®n al Oscar. Esa escena la hizo regresar. Claro que para m¨ª, Diane Lane siempre ha estado presente. Nunca se ha ido de mi memoria ni de mis sue?os.
La nueva Diane Lane, la que ahora tiene su nombre arriba del t¨ªtulo, ya no es la adolescente de antes. Eso es una de las cosas que m¨¢s me gusta de ella. Sigue estupenda. Vaya que es estupenda. Acaso ahora lo es m¨¢s. Tiene algunas arrugitas por ah¨ª y se nota que ha vivido. Su belleza, adem¨¢s, es real. Nada de operaciones, siliconas, m¨²sculos. Tiene una finura y una clase que uno no espera en una actriz de Hollywood. En su rango, nadie la supera. Por algo, cuando ten¨ªa 14 a?os, Laurence Olivier dijo que Diane Lane era la nueva Grace Kelly. Pero Grace Kelly se vendi¨® a un reino; Diane Lane, en cambio, es el tipo de princesa que prefiera estar en la calle, con gente como nosotros.
Tengo una foto que encontr¨¦ en una revista en un aeropuerto y que hice tiras para quedarme con ese retrato en blanco y negro. Diane Lane, sencilla, a cara limpia, sentada en una cama, con una enagua negra, con los pies descalzos y un zapato en una mano. Hay que ser muy bella, y muy segura de s¨ª misma, para verse tan bien con tan poco. Adem¨¢s, sonr¨ªe. Diane Lane est¨¢ en calma.
Bajo el sol de la Toscana, su ¨²ltimo filme, es su pel¨ªcula. Ella es la estrella. El filme, que vi en un avi¨®n, con algo de culpa porque es lo que se llama una cinta de mujeres, la vi por ella. Diane Lane es Diane Lane. Ella vale el precio de la entrada. Bajo el sol de la Toscana no es lo que yo espero de un filme de Diane Lane. Es, me atrevo a sugerir, casi un nuevo subg¨¦nero: un filme de Diane Lane. Ella, supongo, lleg¨® a ese punto en que ya no hace pel¨ªculas pensando en m¨ª (en el p¨²blico masculino, digo), sino en ella y sus amigas. Esto sucede. Sucede en el cine y en la vida. Las mujeres se independizan de la mirada de los otros y comienzan a preocuparse por ellas mismas. Esta Diane Lane a¨²n me gusta, no podr¨ªa ser de otro modo, pero esta Diane Lane ya no es la Diane Lane de mi adolescencia.
Fue amor a primera vista. Amor y deseo y necesidad y empat¨ªa a la primera sinopsis. Me bast¨® ver en 1979 el tr¨¢iler de Un peque?o romance para quedar prendado. De inmediato supe que esa cinta iba a ser una de las pel¨ªculas de mi vida. Por qu¨¦, entonces, no form¨® parte del inventario f¨ªlmico de mi novela Las pel¨ªculas de mi vida. Quiz¨¢s porque Thelonious Bernard, el chico franc¨¦s, el verdadero protagonista de la cinta de George Roy Hill, se parec¨ªa m¨¢s a m¨ª, o al recuerdo de m¨ª, que a mi protagonista. No quer¨ªa que mi novela ni mi personaje fueran cin¨¦filos. Y Un peque?o romance es, antes que nada, una cinta cin¨¦fila. Acaso una de las mejores porque transforma el sue?o cin¨¦filo en realidad: un quincea?ero que se encierra en un cine termina qued¨¢ndose con una chica que parece una estrella. Diane Lane era la chica y ten¨ªa 14 a?os. Ella era americana y ¨¦l franc¨¦s. Ambos son inteligentes. Ella no est¨¢ preocupada con el rock o los tipos mayores que juegan en la liga de f¨²tbol. Diane Lane y el chico cin¨¦filo se escapan de Par¨ªs, donde viven, hasta Venecia, con la ayuda de un anciano Laurence Olivier. La meta es besarse bajo el Puente de los Suspiros al atardecer. Cuando uno tiene 14 o 15 a?os, la idea de escaparse con Diane Lane, una chica que se enamora de cin¨¦filos un poco nerd, se transforma literalmente en una esperanza.
Un peque?o romance es la cinta, creo, que inspir¨® Antes del amanecer. Al menos, eso quiero creer. Ese a?o, adem¨¢s, Diane Lane fue portada del Time, una de las pocas revistas internacionales que se consegu¨ªan en los quioscos de Santiago. Diane Lane era proclamada la revelaci¨®n de la d¨¦cada. Compr¨¦ la revista, supe m¨¢s de Diane, y guard¨¦ el ejemplar por a?os, hasta que se me perdi¨®.
Diane Lane, claro, no fue la revelaci¨®n de los ochenta. De alguna manera desapareci¨® sin estar del todo desparecida. Diane Lane, en ese sentido, no puede dejar de recordarme a esa cierta compa?era de curso del cual te enamoraste en el colegio y que sigues, de alguna manera, enamorado. Cada tanto, te la vuelves a encontrar. Pasan los a?os, uno cree que la ha olvidado, o que est¨¢ vieja, y justo te topas con ella, aunque sea de lejos, en un supermercado o en una farmacia.
Algunos encuentros fortuitos: Los rebeldes de Coppola, donde era la ¨²nica mujer, o, c¨®mo olvidarlo, con Matt Dillon en La Ley de la calle. Diane Lane en blanco y negro, con ropa interior negra, pelo azabache y la piel muy blanca. Luego, Calles de fuego. Diane Lane canta, enfundada un apretado vestido rojo y con una inmensa melena casta?a. Diana Lane cant¨® Tonight Is What It Means To Be Young; esta noche sabr¨¢s lo que implica ser joven. "Se terminar¨¢ antes de que te des cuenta de que ha empezado".
Luego, nada. Por a?os. Hasta Cotton Club, que no te gusta, pero donde ella est¨¢ platinada y sofisticada. Y ah¨ª est¨¢ la horrible Jack o Asesinato en la Casa Blanca. Hasta vas a ver El juez, con Stallone, para divisarla, aunque sea desde lejos. Y de pronto, el tiempo pasa. ?Ad¨®nde se fue? Y Diane Lane, curtida por el aire de mar, aparece en La tormenta perfecta. Luego, claro, vendr¨ªa .
Una de las razones por la que la quieres es que han recorrido un camino juntos. Es a trav¨¦s de ella que sigues pensando en lo que pudo ser y te vas dando cuenta que, aunque sigues pensando que tienes 14, y a veces actuas como si tuvieras 21, ella s¨ª que es capaz de madurar y, sobre todo, de mejorar. Diane Lane est¨¢ de vuelta. A veces pienso que yo tambi¨¦n.
Con seis a?os
Diane Lane debut¨® como actriz con tan s¨®lo seis a?os, quiz¨¢s empujada por su padre Burt, profesor de actores. Tras participar en exitosas producciones teatrales como The cherry orchard o Medea, Hollywood le ofreci¨® su primera oportunidad, con 13 a?os, en Un peque?o romance
(1979), dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Laurence Olivier. Pese a que el actor la acogi¨® como la nueva Grace Kelly, sus siguientes filmes -Touched by love (1980), La leyenda de Bill Daolin (1981) o Un paquete con seis (1982)- fracasaron. Su suerte empez¨® a cambiar cuando el director Francis Ford Coppola la llam¨® para participar en la adaptaci¨®n de dos novelas de S. E. Hinton, La ley de la calle y Rebeldes, ambas de 1983, y en Cotton Club (1984), junto a Richard Gere. Tras varios fracasos a mediados de los ochenta, Lane intent¨® reconstruir su carrera con Lady Beware (1987), junto a Tommy Lee Jones y Matt Dillon, aunque ser¨ªa la serie de televisi¨®n Lonesome Dove (1989) la que le recuperara para el gran p¨²blico. Lane estaba preparada para volver a las grandes producciones de Hollywood, como demostr¨® en Juez Dredd (1995), con Silvester Stallone o Jack (1996), con Robin Williams. Tras protagonizar
La tormenta perfecta (2000) con George Clooney y Hardball (2001) con Keanu Reeves, el momento culminante de su carrera lleg¨® con la pel¨ªcula Infidelidad (2002), en la que interpreta a la mujer infiel de Richard Gere.
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