Ni?os palestinos e israel¨ªes aprenden a no ser enemigos en el Campamento de la Paz
Save The Children impulsa el proyecto, que se ha iniciado en Barcelona
"Los ni?os palestinos de Gaza pueden aprender a no ser enemigos de nadie, y los israel¨ªes de Tel-Aviv pueden aprender que los palestinos son iguales que ellos y merecen las mismas oportunidades". El deseo expresado por Hashem Rostom, el monitor de los 13 chicos palestinos que participan en el Campamento de la Paz del F¨®rum, tiene pinta de cumplirse. Al menos, en Barcelona. Juegan juntos y comparten las actividades del campo, y eso que los palestinos salieron de Gaza esquivando tiros israel¨ªes. "No hablamos de pol¨ªtica, estamos cansados de hablar siempre de lo mismo", asegura Rostom.
La presencia de ni?os de dos comunidades enfrentadas convierte al s¨¦ptimo Campamento de la Paz en el que m¨¢s sentido tiene, y, l¨®gicamente, en el que m¨¢s inter¨¦s medi¨¢tico ha despertado. Pese a ello, el responsable del grupo de Tel-Aviv no quiso hablar con la prensa durante la fiesta de inauguraci¨®n del campo, que se celebr¨® el lunes por la noche y que la organizaci¨®n abri¨® a los informadores. Una invitaci¨®n que dur¨® apenas 30 minutos, durante los cuales no se permiti¨® preguntar, ni siquiera escuchar, los comentarios de los chavales, de entre 12 y 14 a?os. La organizaci¨®n argument¨® la prohibici¨®n apelando a la privacidad de los menores, pero esta f¨¦rrea protecci¨®n contrasta con las fotos distribuidas por el servicio de prensa, en las que los chicos aparecen claramente reconocibles durante sus actividades o ba?¨¢ndose en la playa.
Ajenos a todo ello y tras s¨®lo 24 horas de convivencia, ni?os llegados de las dos ciudades citadas, junto con otros de Nueva Delhi (India), Sarajevo (Bosnia Herzegovina), Montevideo (Uruguay), Maputo (Mozambique), Buenos Aires (Argentina), Teher¨¢n (Iran) y Girona bailaron la conga, saltaron y tocaron percusi¨®n como si se conocieran de siempre. Y es que, adem¨¢s del ingl¨¦s chapurreado desde al menos cuatro idiomas, la m¨²sica es otra de las lenguas vehiculares del campamento. Tambi¨¦n lo son los gestos. Quiz¨¢s por ello todos los participantes han grabado sus manos en placas de cemento que se acumulan en el suelo del campo, y han pintado un enorme mural circular en el que manda la palabra paz.
Hay otro aspecto que llama la atenci¨®n: hasta qu¨¦ punto los chavales son conscientes del privilegio y la responsabilidad que supone haber sido escogidos para representar a sus comunidades. "La oportunidad de esta experiencia es enorme y empieza mucho antes de llegar al campo. Supone desde hacer la maleta por primera vez en su vida, o viajar desde su pueblo hasta la capital para tramitar el pasaporte, hasta todo lo que a uno se le pueda ocurrir", se?alaba durante la fiesta el responsable del grupo argentino, Aldo Periz, y a?ad¨ªa: "Es la emoci¨®n de viajar, es que te esperen en el destino, es la convivencia, y es abrir bien los ojos para contarlo a la vuelta, porque igual que saben que vienen, saben que van a volver".Lo positiva que est¨¢ resultando la experiencia del Campamento de la Paz ha motivado que la organizaci¨®n del F¨®rum estudie la posibilidad de dar continuidad a este proyecto. El responsable del campamento de Barcelona, Quim Sic¨ªlia, aventuraba el pasado lunes tres opciones de futuro. La m¨¢s l¨®gica es que el encuentro contin¨²e vinculado al F¨®rum y se repita en la edici¨®n de la ciudad mexicana de Monterrey. La segunda: que sea Save The Children, la organizaci¨®n no gubernamental (ONG)que ha gestionado el campo, quien tome el relevo de la experiencia como parte de su defensa de los derechos de los ni?os. Y la tercera, que la herencia del campamento sea el proyecto educativo que lo sustenta. "Intentaremos que el conocimiento tenga una utilidad para el sector pedag¨®gico y educativo de Catalu?a", explic¨® Sic¨ªlia.
El Campamento de la Paz es una experiencia ins¨®lita por la que, cuando acaben los nueve turnos, habr¨¢n pasado 1.300 ni?os de 12 a 14 a?os de 28 ciudades de todos los continentes. De la selecci¨®n de los chicos se encargan ONG o las autoridades locales o educativas.
Los turnos, en los que participan unos 120 ni?os, son de nueve d¨ªas, durante los que realizan actividades en el campo, ubicado en lo que ser¨¢ el parque de la Paz -a orillas de una nueva playa que por ahora s¨®lo disfrutan ellos-, y de conocimiento de Barcelona y Catalu?a.
Mientras dur¨® el curso escolar los ni?os del campamento visitaron escuelas de Barcelona e instituciones como el Ayuntamiento, pero la falta de actividad durante las vacaciones ha llevado a sustituir estas salidas por una celebrada visita a Port Aventura. Otra de las actividades fijas de cada edici¨®n es la intervenci¨®n de los ni?os en el Speaker's Corner, donde aportan su visi¨®n sobre cuestiones como el trabajo infantil, las guerras o la destrucci¨®n del medio ambiente. Estas apariciones son la ¨²nica oportunidad que el p¨²blico tiene de conocer de cerca la experiencia.
Tanto los muchachos como sus acompa?antes y los propios monitores de Save The Children se alojan en decapots, una especie de igl¨²s de cart¨®n obra de ingenieros norteamericanos. Al tratarse de prototipos, algunos no han aguantado las inclemencias del tiempo y la exposici¨®n a la cercan¨ªa del mar, por lo que desde hace un par de ediciones el espacio cuenta tambi¨¦n con tiendas de campa?a de tipo militar, pero con confortables literas.
Adem¨¢s de los actos fijos de cada turno, el Campamento de la Paz ha sido tambi¨¦n escenario de actividades puntuales como la liberaci¨®n en su playa de ejemplares de tortugas mediterr¨¢neas en el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente; la visita de la actriz y embajadora de Buena Voluntad del ACNUR, Angelina Jolie; el D¨ªa Mundial del Refugiado, o la visita de deportistas y personalidades.
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