El dedo en la llaga
Hay unos 500 guionistas cinematogr¨¢ficos en Espa?a. Ha le¨ªdo usted bien: 500. La cifra es sorprendente, puesto que en un a?o de vacas gordas la producci¨®n nacional apenas alcanza las 100 pel¨ªculas. Y aunque estos guionistas se dediquen igualmente a las series de televisi¨®n, s¨®lo el 20% de ellos logra vivir de su trabajo. El resto debe combinar las tareas creativas con actividades de muy distinto pelo si no quieren morir de inanici¨®n. ?sta es la realidad que han detectado a trav¨¦s de una encuesta la Fundaci¨®n Autor y la asociaci¨®n ALMA (Autores Literarios de Medios Audiovisuales). Han descubierto, adem¨¢s, que la mayor¨ªa de los guionistas no cotiza a la Seguridad Social, es decir, que las productoras no pagan lo que deben. No s¨®lo lo hacen con los guionistas, pero ¨¦sa es otra historia.
Pedro Beltr¨¢n, autor de, por ejemplo, la magn¨ªfica El extra?o viaje, explicaba hace a?os que su oficio siempre ha sido el peor pagado en el cine espa?ol. Su tiempo no cuenta. Puede invertir meses en un proyecto por el que finalmente cobrar¨¢ lo mismo que si lo hubiera escrito en un solo d¨ªa. El productor o el director le exigir¨¢n luego que retoque el gui¨®n por aqu¨ª o por all¨¢, que culmine su trabajo a la hechura de la demanda, que cobre en letras y que comparta sus ingresos con otros que figurar¨¢n como coautores del gui¨®n aunque no hayan participado en su elaboraci¨®n. Es decir, el suyo es un oficio de negro.
Cabe preguntarse de d¨®nde salen tantos guionistas si se les quiere tan mal. En un cine narrativo como el que habitualmente se nos ofrece, su labor es primordial, aunque ello, por supuesto, no avale la calidad. Ya no tienen contratos con las productoras como en aquella ¨¦poca dorada de Hollywood en la que cab¨ªan desde el genial Ben Hecht a Bertold Brecht, Aldous Huxley, Faulkner o Scott Fitzgerald. Aqu¨ª tampoco hay escuelas ni laboratorios. En otros pa¨ªses, por ejemplo en Francia, existe la asociaci¨®n Equinox, que preside Jeanne Moreau, donde los autores someten sus guiones a debates p¨²blicos en los que se discuten su estructura y los detalles. Frears o Mike Figgis se plantan all¨ª desde Inglaterra con su gui¨®n bajo el brazo y lo discuten con sus colegas. El resultado es enriquecedor, y as¨ª les va de bien. Aqu¨ª, el guionista hace su trabajo aisladamente, confiando su posible talento a los caprichos de las musas. El Ministerio de Cultura pone pasta en algunos proyectos de guiones, pero vi¨¦ndose a veces lo que se ve, las pelas no bastan para generar talento.
Esta encuesta, que ver¨¢ la luz en septiembre, pone el dedo en la llaga. El cine espa?ol cuenta con excelentes fot¨®grafos, decoradores, figurinistas, actores... y hasta algunos buenos directores. Y eventualmente tambi¨¦n buenos guionistas, a los que por lo visto no se les suele tomar en serio. Pero ?qui¨¦n es un guionista? ?El que escribe guiones o quien consigue que sus guiones se transformen en pel¨ªculas? Porque 500 son muchos, ?no?
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