Los melones pancarteros
Zetap¨¦, te toc¨® -me se?al¨® Pepe Blanco-: a comprar melones al pueblo.
-Oye, Pepe, un respeto.
-Con respeto, s¨ª, pero te toc¨®.
-Si quieres que te diga lo que pienso, -se meti¨® Juan Fernando- no hay ning¨²n impedimento de orden jur¨ªdico para que vayas a comprar mel¨®n. Como primus inter pares...
-Estoy ya de hacer el primus inter pares...
-Fue cosa tuya, Jos¨¦ Luis. Ahora apechuga con el conceto.
-?Que no quiero ir a comprar melones, que yo soy metrosexual! No soporto el ambiente masculinazo de las ferreter¨ªas en invierno y los puestos de melones en verano.
-Filosofias, las justas, amigo. ?A comprar melones! ?Y a rebajar esos humos, que te da la autoritaritis aguda, y aqu¨ª, carisma, ni medio!
No hay cosa que odie m¨¢s que el ambiente machote de una ferreter¨ªa o de un puesto de melones veraniego, donde profesionales catadores de melones al peso toman entre sus manos todos los melones del puesto para ponerles fecha de caducidad. ?ste para dentro de dos d¨ªas, ¨¦ste para hoy, ¨¦ste es de c¨¢mara, ¨¦ste...
-?ste es una aut¨¦ntica joya, caballero. Se lo dejo por tres euros. Un regalo.
-Pero... pero... ?Eduardo Zaplana!
-?Me cagon la mar! ?Pero qu¨¦ tal, Zetap¨¦, hombre? ?Qu¨¦, qu¨¦, qu¨¦ coincidencia, co?¨ªsimo!
-?Y t¨²? ?Vendiendo melones?
-No, si el puesto no es m¨ªo, pero con el tumulto siempre hay alg¨²n primo que pica, y oye, a qui¨¦n no le gusta el dinero. Venga, te lo dejo por dos euros.
-Eeee Eeeeeduardo.
?ngel Acebes, trajeado como en invierno, con raya al lado como en invierno, encorbatado como en invierno y, como en invierno, siempre sus manos blandas, y siempre sus dedos se?alando en el aire, como si eso le ayudara a entender los conceptos aqu¨ª/all¨ª.
-Sin falsas cordialidades, se?or Zapatero, las cosas claras: usted aqu¨ª, yo all¨ª. ?Ay! Al rev¨¦s. Eduardo, ?no estar¨¢s vendiendo melones otra vez?
-?Que va! S¨®lo estaba escogi¨¦ndole uno a Zetap¨¦. Venga, mi ¨²ltima oferta. Dos euros setenta.
Pagu¨¦ mi mel¨®n al due?o del puesto, y no quise ver el gesto de complicidad que intercambi¨® con Zaplana. Acebes nos apremiaba, arrastrando a su compa?ero hacia la calle.
-V¨¢monos de aqu¨ª, antes de que nos roben laaaaa cartera.
-Qu¨¦ dice, se?or Acebes. Usted nos dej¨® una gran herencia en seguridad ciudadana.
-?eeese es el buen talante: denigrar la actuaci¨®n del anterior Gobierno.
-Venga, se?ores, les invito a una cervecita si me cuentan qu¨¦ hacen por aqu¨ª.
-Yo no bebo con meeentirosos, viles y miserables.
-?Pues te quedas en la puerta del bar, Angelito!
-Ay, c¨®mo eres.
-?No te quejes m¨¢s, co?o, Angelito, y disfruta la vida! ?Camarero! Tres ca?as, una de bravas, boquerones, ensaladilla, bogavante, caracoles, angulas, alitas de pollo, caviar y un rosado bien fr¨ªo, mejor en lugar de dos pon tres. ?No se corte, que paga el Gobierno con lo que se han ahorrao del lobby del medall¨®n! ?Y dec¨ªas que a qu¨¦ venimos? Pues ver¨¢s: a manifestarnos.
-?Manifesqu¨¦?
-S¨ª, se?or vil y meeeentisoso. En la puerta de tu residencia de verano: ?no a Zapatero! ?No a Zapatero! Ja, ja. Vas a probar tu propia eeee medicina.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BEEXWGXXJI5D4LXQWAGVTFC7Z4.jpg?auth=620958f79843141ede404557bf02006ec032e9da4fc4f787190ced42bb9c3c59&width=414)
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