Est¨¦vez hace los deberes
Eliminados Fern¨¢ndez e Higuero, el mediofondo espa?ol se encomienda a un veterano que sabe actuar cuando es necesario
El mediofondo espa?ol todav¨ªa es patrimonio de Reyes Est¨¦vez, atleta de luces y sombras que parece definitivamente afinado. Se clasific¨® sin alardes para la final, en la que se encontrar¨¢ con apenas un hombre de su generaci¨®n: Hicham el Guerruj. No aparecen estrellas en el horizonte, gente con carisma capaz de agitar el 1.500, siempre prestigioso, pero un poco gris en los ¨²ltimos a?os. No ser¨¢ en Espa?a donde aparezca el sucesor del marroqu¨ª. No en estos momentos. ?lvaro Fern¨¢ndez a¨²n esta en proceso de formaci¨®n. Le pudo la angustia y la ingenuidad. No se clasific¨®. Juan Carlos Higuero sigue donde estaba hace demasiado tiempo. No domina el arte. Es el polvorilla de toda la vida. La carrera le vino grande a pesar de tener las circunstancias a favor. Su semifinal fue lenta y un poco sucia. Ah¨ª es donde tiene como moverse como un gato. Pues no. Hizo mutis.
Es un juego de m¨¢scaras. A algunos les pierde el car¨¢cter y ense?an sus cartas
Est¨¦vez ha demostrado lo esencial en una competici¨®n de esta magnitud. Sabe actuar cuando es necesario. Es un veterano. Su experiencia la aplica tambi¨¦n por el lado teatral. De repente, todos especulan con su estado de forma. Sin duda, ofrece m¨¢s garant¨ªas que en los ¨²ltimos a?os. Quiz¨¢ sea el mejor Est¨¦vez desde los Mundiales de 1999. Pero s¨®lo se puede manejar un dato real: se ha clasificado y no ha dado muestras de debilidad. El 1.500 es un juego de m¨¢scaras. Hay atletas a los que les pierde el car¨¢cter y ense?an cartas que deber¨ªan mantener guardadas. Los rivales toman nota. ?Qu¨¦ pueden saber de Est¨¦vez? Pr¨¢cticamente, nada. Ha ofrecido la menor cantidad de datos.
Lo fascinante del 1.500 es su naturaleza cambiante. Puede ser una carrera exuberante o una representaci¨®n mezquina. Y lo mejor es que su parte mezquina resulta muchas veces m¨¢s interesante. Una de las dificultades que ha encontrado El Guerruj para ganar el t¨ªtulo ol¨ªmpico ha sido su desconocimiento real de la parte miserable del mediofondo. Acostumbrado a correr detr¨¢s de las liebres en carreras a la carta, perdi¨® el instinto de los atletas que viven emboscados en las pruebas lentas, donde la sorpresa se esconde detr¨¢s de cualquiera. En la b¨²squeda del r¨¦cord, muchos se han embrutecido, han perdido finura y olfato.
Quiz¨¢ ahora, cuando empieza a dar alg¨²n signo de declive, El Guerruj recupere el instinto para manejarse en las carreras t¨¢cticas. No le sobran las fuerzas. As¨ª que tendr¨¢ que tirar de la inteligencia. Ha hecho algo parecido a Est¨¦vez. Entr¨® en la final cuando quiso, despu¨¦s de aburrirse con un ritmo de paseo. En esa misma carrera, Higuero y Fern¨¢ndez nunca se sintieron c¨®modos. Parec¨ªan juveniles. Un intento de Fern¨¢ndez por colocarse junto a El Guerruj no mereci¨® mayor preocupaci¨®n en sus rivales. Se le vio sin energ¨ªa, superado por los acontecimientos. Los Juegos pesan mucho en los nuevos. Nadie lo puede explicar mejor que Rashid Ramzi, una de las sensaciones del a?o. Trasvasado de Marruecos a Bahrein, se permiti¨® derrotar a El Guerruj en Roma. Su instant¨¢nea celebridad se ha apagado en Atenas. No se clasific¨® en la serie de Est¨¦vez. El mediofondista espa?ol manej¨® los problemas con naturalidad. Viaj¨® en el furg¨®n de cola durante la primera parte de la prueba, se coloc¨® en cabeza con un poderoso movimiento, se encontr¨® con la firme oposici¨®n del duro Lieferts y no se inmut¨®. No dej¨® ver nada a sus rivales. Se tap¨®. Es lo que suele suceder con los veteranos en las eliminatorias del 1.500. Hacen su trabajo y se esfuman. M¨¢s que correr, juegan al p¨®ker. Y a la gente le gusta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.