La defensa de los presos de Guant¨¢namo pone en duda la legalidad de un juicio sin garant¨ªas
Tribunales militares de excepci¨®n abren esta semana los primeros juicios en la base naval
Los primeros tribunales castrenses de excepci¨®n en EE UU desde la II Guerra Mundial comienzan su trabajo esta semana en la base de Guant¨¢namo, en la isla de Cuba, con los casos de tres guardaespaldas de Osama Bin Laden y de un australiano asociado a Al Qaeda, acusados de conspirar para cometer actos de guerra. Los sospechosos comparecer¨¢n en audiencias preliminares, en las cuales la defensa tiene previsto denunciar t¨¢cticas de obstrucci¨®n del Pent¨¢gono y confesiones obtenidas bajo coacci¨®n, as¨ª como la legitimidad de un proceso sin las garant¨ªas de la justicia militar ordinaria.
"El principal problema de este proceso es que, a medida que avanza, se inventan nuevas normas. El Ejecutivo lo hace porque est¨¢ ejerciendo su poder de espaldas a la Constituci¨®n y a las leyes internacionales. Francamente, uno no sabe qu¨¦ esperar", declara el subcomandante Charles Swift, abogado del ch¨®fer y guardaespaldas de Osama Bin Laden, el yemen¨ª Salim Ahmed Hamdan. Los otros acusados son el australiano David Hicks, el yemen¨ª Al¨ª Hamza Ahamad Sulayman al Bahlul y el sudan¨¦s Ibrahim Ahmed Mahmoud al Qosi, estos ¨²ltimos tambi¨¦n guardaespaldas de Bin Laden.
De los letrados militares nombrados por el Pent¨¢gono para defender a los cuatro presos de Guant¨¢namo acusados hasta el momento, Swift es el que ha montado la mayor ofensiva legal. Ha presentado 10 recursos ante el tribunal militar y dos demandas ante tribunales federales en un esfuerzo, seg¨²n dice, por demostrar que, aunque es un abogado a sueldo del Gobierno, va a defender a su cliente "con indepedencia y vigor".
Tal y como est¨¢n dise?ados los tribunales militares, los abogados son los ¨²nicos que tienen en teor¨ªa un margen de acci¨®n, el resto del proceso est¨¢ estrechamente controlado por el Pent¨¢gono a trav¨¦s del general que lo supervisa, John D. Altenburg, y del coronel al que ¨¦ste ha nombrado para presidir los juicios, Peter Brownback. Al no existir una gu¨ªa de procedimiento, salvo en l¨ªneas generales, tales como la presunci¨®n de inocencia o la carga de la prueba, Brownback dispone de total discreccionalidad para dictar normas, rechazar pruebas o declararlas secretas, resolver recursos y peticiones o aprobar cargos y veredictos.
Tanto poder en manos de la persona clave anula los principios de la justicia, en opini¨®n del letrado Swift, quien ha presentado un recurso pidiendo que se invalide su nombramiento. El problema es que el propio Brownback es quien va a resolver ese recurso y s¨®lo Altenburg lo supervisar¨¢.
En nombre de la seguridad nacional, el "embudo" Brownback-Altenburg se pronunciar¨¢ a partir de esta semana sobre varios aspectos de procedimiento planteados por los abogados defensores. Los dos m¨¢s importantes tienen que ver con la definici¨®n de lo que son o no pruebas "clasificadas", y con los m¨¦todos utilizados durante los interrogatorios para hacer confesar a los detenidos.
"Antes sol¨ªa haber dos categor¨ªas de informaci¨®n, clasificada y no clasificada, pero ahora han creado una nueva que viene a ser 'una sobre la que no queremos hablar, pero que no es clasificada'; as¨ª de incre¨ªble", se lamenta Swift. Los documentos de la nueva categor¨ªa llevan el sello For Official Use Only. Scott Lang, el fiscal encargado de los casos de Ahmed Hamdan y Al Bahlul, ha solicitado recientemente al presidente del tribunal que impida que salgan a la luz p¨²blica los que lleven ese cu?o.
Los cuatro acusados tendr¨¢n la oportunidad de declararse esta semana culpables o inocentes. En este caso tiene gran trascendencia porque la estrategia de la defensa va a girar en torno a supuestas confesiones hechas bajo coacci¨®n. El propio jefe de los tribunales, Altenburg, reconoc¨ªa la semana pasada esperar que los defensores soliciten la exclusi¨®n de las confesiones a las que ¨¦l eufem¨ªsticamente se refiere como "involuntarias".
Al menos dos de los acusados piensan declarase inocentes, Ahmed Hamdan y Hicks. El abogado de este ¨²ltimo, el comandante Michael Mori, asegura "no albergar grandes expectativas sobre la justicia de los tribunales". En las vistas preliminares espera que al menos den "una fecha para el juicio y tiempo suficiente para investigar", dice en una entrevista telef¨®nica.
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