Robo a punta de pistola de 'El grito'
Dos hombres encapuchados y armados entraron en el museo y en 30 segundos descolgaron tres cuadros del pintor noruego Edvard Munch. Adem¨¢s de la obra maestra del expresionismo se llevaron 'Madonna' y otra obra sin identificar.
Un espectacular robo a mano armada se produjo en la ma?ana de ayer, domingo, en el Museo Edvard Munch, de Oslo, la capital noruega, cuando dos enmascarados armados con pistolas irrumpieron en las salas a las 11.00 y, tras reducir al personal de guardia, descolgaron r¨¢pidamente tres cuadros, entre ellos El grito y Madonna y otro no identificado, dos de las obras universalmente conocidas del pintor, la primera de las cuales est¨¢ valorada en unos 62 millones de euros. El robo apenas dur¨® treinta segundos, seg¨²n testigos, en medio del p¨¢nico y la confusi¨®n de los visitantes, y las obras carec¨ªan de medidas de protecci¨®n especial, s¨®lo colgadas en la pared con cables. "Esto es totalmente terrible y chocante, son tesoros nacionales de gran valor", declar¨® la ministra de Cultura, Valgerd Swarzstad Haugland. "Decir que esto es triste son palabras leves. No hemos asegurado bien nuestros tesoros art¨ªsticos".
Una hora antes del robo el museo hab¨ªa abierto sus puertas y ya hab¨ªan llegado los primeros visitantes, muchos de ellos turistas en la ciudad de Oslo, para los que la visita al Museo Munch es un punto obligado en su itinerario.
El p¨¢nico cundi¨® entre el p¨²blico cuando vieron a los enmascarados empu?ando sus armas, ya que creyeron podr¨ªa tratarse de una acci¨®n terrorista. Los asombrados testigos, que fueron conminados bajo amenaza a permanecer quietos, vieron c¨®mo los dos asaltantes se alejaban en un autom¨®vil marca Audi de color negro que los esperaba en las inmediaciones del museo. Horas m¨¢s tarde la polic¨ªa encontr¨® lo que cree son los marcos de las obras robadas y m¨¢s tarde el autom¨®vil en el que, seg¨²n testigos, hab¨ªan huido. Se trataba de un robo que pese a ser perpetrado con armas no ocasion¨® v¨ªctimas, pero que igualmente produjo una gran conmoci¨®n apenas trascendi¨® la noticia. Edvard Munch (1863-1944) es el nombre m¨¢s destacado del expresionismo n¨®rdico y una gloria nacional para los noruegos. Y El grito, pintado por Munch en 1893, cuando contaba 20 a?os, y que marc¨® la brillante aparici¨®n del expresionismo en Noruega, es considerado un s¨ªmbolo de la identidad cultural nacional y un patrimonio de la pintura universal. Se cree dif¨ªcil su comercializaci¨®n, salvo a un coleccionista privado, y no se descarta que pudiera tratarse de un robo por encargo.
Fuerzas policiales especiales iniciaron de inmediato por tierra, aire y mar una fren¨¦tica b¨²squeda con el objetivo prioritario de la recuperaci¨®n intacta de las obras robadas antes de que pudieran salir de la ciudad.
El grito parece haber sido predestinado a despertar, adem¨¢s de la emoci¨®n de quienes admiran la fuerza y la angustia que trasmite, tambi¨¦n la codicia de los ladrones que parecen tener conciencia de su alto valor. No es la primera vez que resulta v¨ªctima de ellos. Hace ya m¨¢s de 10 a?os, el 11 de febrero de 1994, coincidiendo con la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno que se desarrollaban en la peque?a localidad de Lillehammer, fue robado de la Galer¨ªa Nacional de Oslo.
Junto con el dramaturgo Ibsen, Munch, de cuya muerte se cumpl¨ªan 50 a?os, era el complemento cultural indispensable con que los noruegos quer¨ªan agasajar a las delegaciones de todo el mundo que participaban en los Juegos. El robo tuvo, por tanto, una significaci¨®n mayor y un inevitable sentimiento de humillaci¨®n para el orgullo nacional.
Ocurri¨® en la noche de un viernes y fue descubierto en la ma?ana del s¨¢bado por un polic¨ªa madrugador que vio una escalera junto a una de las ventanas del museo. Los intrusos rompieron un cristal, penetraron al local y fueron directamente a la sala donde sab¨ªan estaba El grito, lo descolgaron y salieron sin gran prisa por el mismo lugar por el que hab¨ªan entrado.
Hubo versiones contradictorias respecto al funcionamiento de la alarma, ya que en contra de lo que se inform¨® inicialmente,Knut Berg, director entonces de la Galer¨ªa Nacional, afirm¨® que la alarma hab¨ªa funcionado, que todo el proceso del robo hab¨ªa sido filmado y que el v¨ªdeo correspondiente estaba en manos de la polic¨ªa, lo que permit¨ªa encarar con optimismo su recuperaci¨®n. Una versi¨®n aparentemente destinada a amortiguar las duras cr¨ªticas que caen sobre los responsables cuando ocurre un hecho que "nunca debi¨® ocurrir". La recuperaci¨®n de la obra, casi tres meses despu¨¦s, tuvo todas las caracter¨ªsticas de una novela policiaca con ribetes tragic¨®micos. As¨ª, por ejemplo, Einar-Ture Ulving, un conocido marchante noruego que durante dos meses hab¨ªa sido el topo de Scotland Yard y de las autoridades de la Galer¨ªa Nacional en sus contactos con los ladrones, termin¨® apresado y llevado a prisi¨®n por la polic¨ªa noruega, que desconoc¨ªa el papel que estaba cumpliendo.
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