Tr¨¢mite, pero ganando
Para ser un partido de los llamados de tr¨¢mite, la ma?ana dio para bastante m¨¢s de lo esperado. Resueltos todos los asuntos clasificatorios, sobre el papel el asunto no iba m¨¢s all¨¢ de poderse tomar el partido con calma al menos por un d¨ªa, dar un respiro a los que llevan m¨¢s tiempo en la cancha y probar alguna que otra variante t¨¦cnica o jugada puntual, pues nadie sabe detr¨¢s de qu¨¦ situaci¨®n t¨¢ctica se va a esconder la gloria. Encima, si hay que jugar casi de madrugada y contra un equipo sin nombre ni historial, las posibilidades de sacar algo en limpio quedaban bastante reducidas.
Pero el caso es que el madrug¨®n mereci¨® la pena. Espa?a confirm¨® ser un equipo al que no le gusta perder ni al parch¨ªs. Y eso est¨¢ muy bien, pues demuestra su caracter¨ªstica fundamental de equipo ganador. Cuando lo eres, lo eres siempre, haya en juego lo que haya, est¨¦s en tu deporte o en una competici¨®n de canicas. Fernando Mart¨ªn jugaba de vez en cuando al squash, lo que ven¨ªa muy bien para trabajar los reflejos f¨ªsicos y visuales. Un d¨ªa hubo que recomendarle que lo dejase despu¨¦s de ver c¨®mo chocaba de cabeza con la pared frontal al intentar coger una dejada imposible. Se empleaba en cualquier cuesti¨®n competitiva como si le fuese media vida en ello.
Espa?a no se jugaba nada. Nueva Zelanda, su pase a los cuartos. Pero, llegados al punto de definici¨®n, de lo ¨²nico que se trataba era de un partido que buscaba ganador. Y Espa?a se aplic¨® con la misma intensidad resolutoria que ha mostrado hasta ahora. Haciendo lo justo y necesario, el equipo espa?ol consigui¨® seguir metido de lleno en su din¨¢mica ganadora y haberla mantenido no resulta asunto intrascendente. Cuando te acostumbras a ganar, es m¨¢s f¨¢cil seguir haci¨¦ndolo. El juego se gu¨ªa tambi¨¦n por estas rutinas.
Hasta que la cosa se puso seria, el encuentro sirvi¨® para tener el ¨²ltimo dato sobre el estado de los jugadores con vistas al d¨ªa clave. En el grupo de los ilustres, un poco de todo. Navarro sigue buscando su punto, Calder¨®n y Garbajosa est¨¢n de lujo y a Gasol se le encuentra menos de lo que se deber¨ªa. Hay un detalle en el juego de Pau que invita a una reflexi¨®n t¨¦cnica. Acosado por todos, la diferencia entre poder atacar la canasta y marcar diferencias o convertirse simplemente en abastecedor de sus compa?eros radica en un instante, un par de segundos como mucho. Es el tiempo que tardan los defensores contrarios en rodearle y lo que se hace o deja de hacer en este tiempo resulta definitivo. Para ello necesita que el pase que reciba le ayude a ponerse en marcha casi instant¨¢neamente y que su predisposici¨®n est¨¦ mas cercana a buscar primero su juego y luego el de los dem¨¢s. Gasol es nuestra punta de lanza y nuestro jugador de referencia, por lo que este supuesto ego¨ªsmo estar¨ªa plenamente justificado. Del pelot¨®n de ayuda lo mejor lo pusieron Rudy Fern¨¢ndez y Yebra, entonados en el tiro y apuntando como opciones factibles para el futuro. Un futuro al que Espa?a llega plet¨®rica de moral y con la etiqueta de equipo ganador hasta en los tr¨¢mites.
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