Los militares acusados de torturas en Abu Ghraib aseguran que cumpl¨ªan ¨®rdenes
La vista previa contra cuatro soldados comienza en una base estadounidense en Alemania
Guy Womack, abogado defensor del cabo Charles Graner, principal acusado de las sevicias a presos en la c¨¢rcel iraqu¨ª de Abu Ghraib, afirma que los presuntos torturadores cumpl¨ªan ¨®rdenes. Las torturas fueron ordenadas "desde arriba, con un objetivo concreto: ablandar a los presos para dejarlos en situaci¨®n de colaborar", dijo Womack. Al mismo tiempo, la defensa de Graner intent¨® ayer ante un juez militar en una base de EE UU en Mannheim (Alemania) que no se admitan como prueba los discos de ordenador con las fotos de las torturas, por haberlas obtenido sin permiso del acusado.
A primera hora de la ma?ana de ayer comenzaron en la base de Mannheim las diligencias previas, que concluyen hoy, contra cuatro militares de EE UU acusados de torturar en la c¨¢rcel de Abu Ghraib, situada en los alrededores de Bagdad. Esta vista previa de ayer en Mannheim consisti¨® en un interrogatorio para determinar si procede seguir con la causa contra los acusados. Las diligencias se realizaron en Mannheim, a petici¨®n de la defensa, para ahorrar costes, permitir el desplazamiento de los familiares y poder disfrutar de la seguridad adecuada, que en Alemania est¨¢ garantizada, pero no en Irak.
La vista fue p¨²blica, con acceso a la prensa tras severos controles, pero no se permiti¨® filmar en la sala a los acusados ni al tribunal. De las descripciones de periodistas presentes se desprende que el cabo Graner, de 35 a?os, se present¨® vestido con ropa de campa?a para el desierto y, flanqueado por dos abogados, sigui¨® con gesto desinteresado la marcha de las diligencias judiciales.
Graner es aquel personaje de gafas y bigote que aparece en las fotos con gesto triunfal ante una monta?a de cuerpos de presos desnudos. El mismo Graner, casado y padre de dos hijos, es el padre del beb¨¦ que espera la cabo Lynndie England, que se dedicaba, seg¨²n los testimonios gr¨¢ficos, a encadenar como perros a los presos y a simular aproximaciones obscenas a los genitales de los torturados.
A Graner se le acusa de haber saltado sobre las manos y los pies de los presos y haber golpeado a uno hasta dejarlo sin sentido. En una de las fotos se puede ver a Graner abrazado a su amiga England, ambos con los pulgares hacia arriba en gesto de triunfo, abrazados ante un mont¨®n de cuerpos desnudos.
Acusaci¨®n de adulterio
A Graner se le acusa de malos tratos a los presos, agresiones, asociaci¨®n de malhechores e incumplimiento de sus deberes. A esto se a?ade la acusaci¨®n por adulterio con su colega de haza?as England. La agencia Reuters informa de que la pareja oblig¨® a los presos a desnudarse, a masturbarse unos frente a otros y a simular actos de sexo oral para luego dejar inmortalizados esos actos en fotograf¨ªas.
La segunda cadena de la televisi¨®n p¨²blica alemana (ZDF) inform¨® ayer de que Graner ya hab¨ªa adquirido triste fama en Estados Unidos por su brutalidad en el desempe?o de sus funciones de carcelero.
Graner y los otros cuatro militares sometidos a las diligencias previas pertenecen a una unidad de reserva de la polic¨ªa militar del Ej¨¦rcito de EE UU. Ante el juez militar, coronel James Pohl, declar¨® Graner que durante su estancia en Irak se hallaban sometidos a exceso de trabajo, con jornadas de hasta 17 horas diarias y el estr¨¦s a?adido de encontrarse bajo el fuego enemigo.
El defensor de Graner intent¨® impugnar la prueba contra su defendido, el disco de ordenador con las fotos de las torturas, con el argumento de que se obtuvieron de forma indebida. El instructor, comandante Manora Iem, admiti¨® que despert¨® a Graner el 14 de enero en su cuarto en Abu Ghraib, le inform¨® de las sospechas que pesaban contra ¨¦l y le pidi¨® su consentimiento para entrar en el ordenador. Seg¨²n Iem, Graner se mostr¨® dispuesto a cooperar, pero no dio permiso para acceder al ordenador, "estaba muy l¨²cido y colabor¨®, pero tem¨ªa que se le convirtiera en un chivo expiatorio".
El instructor declar¨® que entr¨® en el ordenador sin permiso de sus superiores, que lo autorizaron despu¨¦s. Graner argument¨® que se encontraba en aquellos momentos bajo el efecto de un enorme estr¨¦s: "Trabaj¨¢bamos todos los d¨ªas. Algunos de nuestro pelot¨®n recibieron disparos y dos compa?eros de cuarto resultaron heridos. Fue uno de los momentos m¨¢s estresantes". El cabo acusado de torturas sostuvo que se encontraba bajo fuerte presi¨®n al autorizar el registro de su cuarto, pero nunca dio permiso para que tocaran su ordenador.
El juez decidi¨® que los discos de ordenador se incluyan en la causa, que tendr¨¢ que celebrarse en Irak si se decide seguir adelante con la acusaci¨®n. El abogado Womack declar¨® a la ZDF que, adem¨¢s de la obtenci¨®n incorrecta de las pruebas, las torturas hab¨ªan sido ordenadas "desde arriba, con un objetivo concreto: ablandar a los presos para dejarlos en situaci¨®n de colaborar". Asegura el abogado que se trataba de "conseguir informaciones importantes para salvar las vidas de estadounidenses e iraqu¨ªes".
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