Naranjas de la China

?Podr¨¢ gobernar Espa?a este hombre? Me refiero a Rajoy y pod¨ªa referirme a otros; en la historia ha habido gentes as¨ª, pero sol¨ªa ser por herencia. Le vi de busto con la hoja de verano gallego detr¨¢s, y dijo otra vez que los socialistas mienten cuando acusan a la guerra de la crisis del petr¨®leo, y todo el mundo sabe que es que China consume m¨¢s. Y la India. Esta tozudez sobrepasa la de un seminarista. La cuesti¨®n debe tener un ancla m¨¢s subconsciente que inconsciente en la palabra mentira: ir desparramando la noci¨®n de mentira, hacerla de uso corriente, echarla como migajas por Espa?a como hac¨ªan los hijos de los le?adores para volver a su casa. Pero los gorriones se las com¨ªan. La cuesti¨®n pol¨ªtica es otra: la invasi¨®n de Irak no puede producir nada malo, fue un gran acierto y contin¨²a si¨¦ndolo. Esto es lo que brot¨® de ellos el 11 de marzo: el atentado contra Madrid no era una respuesta del terrorismo de guerra a la injusticia, sino un fruto del malsano nacionalismo de ETA y, en todo caso -¨²ltima declaraci¨®n de Acebes-, de una colaboraci¨®n entre isl¨¢micos y vascos.

No creo, la verdad, y sin ¨¢nimo de ofender, que este pensamiento proclamado sea solamente mentira: es una especie de enfermedad, o de irregularidad mental. Obnubilaci¨®n. Pasajera. En diez a?os de ostracismo se les habr¨¢ olvidado. Rupestre, por lo cavern¨ªcola, Rajoy insisti¨® en que si quer¨ªan los sociatas, Aznar comparecer¨ªa ante la descansada comisi¨®n de las Cortes para explicarlo todo: pero que en realidad, ya lo hab¨ªa explicado todo Acebes. ?Ser¨¢ posible? Es verdad que parece que los socialistas no quieren que declare Aznar, o muestran su desgana. Querr¨ªan intercambiarlo por algo, por uno de sus pactos o de sus acuerdos maravillosos, quiz¨¢ por un papel mojado m¨¢s sobre el terrorismo, que ahora ilusiona a Zapatero: como si no estuvi¨¦ramos todos en contra del terrorismo como para tener que firmarlo en un papel. Por eso los otros deval¨²an la comparecencia del fundador del aznarismo, el bar¨®n de la aznaridad: para no intercambiarla por nada de valor. Si quieren, sale: si no quieren, no sale. Es igual.

No, no es igual. No deja de ser interesante ver al autor de la guerra de Irak y moralmente responsable de algunas consecuencias (¨¦l cre¨ªa que la guerra se ganaba en un pisp¨¢s: se equivoc¨®) interrogado por Labordeta -el mejor actor de la comisi¨®n- y poniendo sus caras y acusando a todo el mundo: ahora que no da miedo, dar¨ªa risa.