Hermanos en la desgracia

Hace unos d¨ªas, de viaje por Galicia, me acerqu¨¦ a Mux¨ªa a pulsar el ambiente tras la tragedia del Prestige. Quedan a¨²n manchas negras en las rocas, bolas de petr¨®leo en el fondo del mar y una herida muy grande en sus gentes.

Mux¨ªa es el s¨ªmbolo de un desastre ecol¨®gico y medioambiental que, entre otras consecuencias, puso en peligro el trabajo y el futuro de muchas familias gallegas de la Costa da Morte.

Berrocal es otro s¨ªmbolo de lo que les toca sufrir a los habitantes de las comarcas arrasadas por el pavoroso incendio que ha afectado a las provincias de Huelva y Sevilla.

Sobrecoge ver y o¨ªr a sus vecinos, gente humilde, jornaleros, corcheros, con las l¨¢grimas a punto, comentando que, por su edad, ellos ya no volver¨¢n a ver los paisajes que ten¨ªan. Habr¨¢ que hacer algo para que el d¨ªa de ma?ana sus nietos puedan volver a ver sus pueblos como ellos los conocieron; aunque muchos tendr¨¢n que irse de sus pueblos porque el trabajo del corcho se les ha acabado para varias d¨¦cadas.

Es la hora del hermanamiento, de hacer con las gentes de Berrocal y su comarca lo que antes se hizo con Mux¨ªa y la suya. Los problemas son diferentes, las soluciones tambi¨¦n, pero apelo a la solidaridad del pueblo espa?ol que, como en aquella ocasi¨®n, y en la posterior tragedia del 11-M, sabe reconocer el dolor y manifestar su solidaridad hasta la extenuaci¨®n con aquellos que lo padecen.

Invito a los Ayuntamientos, ONGs, organizaciones ciudadanas y a la ciudadan¨ªa en general, a reclamar de las Administraciones que organicen dispositivos de apoyo a la repoblaci¨®n de las zonas afectadas. Espero que ¨¦sta sea s¨®lo una de las miles de cartas que clamen a los cuatro vientos, con la intenci¨®n de que nuestros hermanos de Huelva y Sevilla sientan que no est¨¢n solos en su dolor y desgracia.