S¨ª, quiero
Mi amigo gay, el que me ense?¨® lo que era un cuarto oscuro, el que me subi¨® un D¨ªa del Orgullo a una carroza y me hizo sentirme un h¨ªbrido entre Madonna y M¨®nica Naranjo, el que dec¨ªa que yo era mon¨®gama por falta de oportunidades, el que me contaba chistes tales como: "?Por qu¨¦ las mujeres se quedan viendo las pel¨ªculas porno hasta los t¨ªtulos de cr¨¦dito? Para ver si al final la chica se casa"; mi amigo gay, el que me encarg¨® cuando fui a Nueva York la reproducci¨®n del tremendo poll¨®n de Rocco Siffredi, la estrella del porno, y mi santo, que es un caballero espa?ol, no quiso que entrara yo en aquel hipermercado del porno y entr¨® ¨¦l, diciendo, hay que joderse, y sali¨® con aquella obra de arte metida en una bolsa de pl¨¢stico; mi amigo gay, el que me dec¨ªa que eso de que el tama?o no importa es cosa de mujeres, que van de sufridoras y as¨ª les va; mi amigo gay, el que me dec¨ªa, cada vez que yo ven¨ªa de entrevistar a un actor, a un banquero, a un torero: "A ¨¦se me lo he tirado yo". Mi amigo gay, el que cuando pase¨¢bamos por Chueca me iba diciendo: ¨¦se la tiene chica, ¨¦se la tiene grande, ¨¦se perpendicular; mi amigo gay, el que un d¨ªa que se puso melanc¨®lico me dijo: mi drama es que no me gustan los maricas, lo que me gustan son los hombres; mi amigo gay, el que me convirti¨®, en suma, al mariconismo, ese mismo, me llama desde Benic¨¤ssim y me dice que ha sentado la cabeza. Y yo le digo, ?desde cu¨¢ndo?, y ¨¦l me dice, desde hace un mes. Que ha conocido a un muchacho pescadero en Ciudad Real (capital), y que se ha enamorado como un cerdo, y que va a ir a Ciudad Real (capital) a conocer a la madre del muchacho, y mi amigo dice que nunca le pondr¨¢ los cuernos, que el pescadero le ha retirado del mariconismo. Y entonces yo le digo, enhorabuena, ya ver¨¢s c¨®mo pronto Zapatero lo arregla y vamos todos al juzgado; y mi amigo dice, de eso nada, bonita, yo me caso por la Iglesia, con traje de Caprile y zapatos de Pura L¨®pez, como todas, yo no quiero que mi madre pase el mal trago de ir a los juzgados de Pradillo. Y yo le digo, pero si t¨² nunca has cre¨ªdo en Dios, pero si a ti tu madre te importaba un huevo, pero si t¨² quer¨ªas retirar de la renta el tanto que se llevaba la Iglesia. Pero mi amigo gay est¨¢ emperrado, ¨¦l quiere hacer el pase¨ªllo sobre alfombra roja, como Letizia, y desde hace un mes se traga todas las homil¨ªas de los curas carcas y pone el grito en el cielo y se manifiesta delante del obispado. Y yo le digo que se case por otro rito, que hay ritos super¨¦tnicos y que se pueden hacer hasta debajo del agua o tir¨¢ndose en paraca¨ªdas. Pero mi amigo gay est¨¢ ciego. Y ahora me dice ?a m¨ª! que si es que estoy a favor del Vaticano. No, cari?o, le digo, por eso me cas¨¦ por lo civil. Mi amigo gay es arbitrario y divino.
Advertencia: este art¨ªculo no representa a la comunidad gay, ni tan siquiera a ese enorme colectivo de amigos gays de la autora. Este art¨ªculo s¨®lo representa al amigo gay de la autora.
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